sábado, 26 de abril de 2008

Inhibición y activación de la Fatiga (I)

Un gran número de experimentos realizados con animales y humanos han demostrado que la disposición para reaccionar depende no sólo de este sistema de inhibición sino también, fundamentalmente, de un sistema que funciona de manera antagónica, conocido como el sistema reticular ascendente de activación. Se sabe, a partir de los experimentos realizados, que la formación reticular contiene estructuras que controlan el grado de alerta y, como consecuencia, la disposición general para reaccionar. Existen enlaces nerviosos entre estas estructuras y la corteza cerebral a través de las cuales se ejercen influencias activadoras sobre la consciencia. El sistema activador recibe también la estimulación procedente de los órganos sensoriales. Otras conexiones nerviosas transmiten impulsos de la corteza cerebral, el área de percepción y pensamiento, al sistema de activación. De acuerdo con estos conceptos neurofisiológicos, es posible establecer que tanto los estímulos externos como las influencias que se originan en las áreas de consciencia pueden estimular, a través del sistema activador, la disposición a reaccionar.
Además, muchas otras investigaciones también han hecho posible concluir que la estimulación del sistema activador procede con frecuencia de los centros vegetativos, lo que hace que el organismo se oriente hacia un gasto de energía, hacia el trabajo, la lucha, la huida, etc (conversión ergotrópica de los órganos internos). Por el contrario, parece ser que la estimulación del sistema inhibidor en el campo de acción del sistema nervioso vegetativo hace que el organismo tienda al descanso, al restablecimiento de sus reservas de energía y a fenómenos de asimilación (conversión trofotrópica).



Si se resumen todos estos hallazgos neurofisiológicos, es posible establecer la siguiente teoría de la fatiga: el estado y la sensación de fatiga están condicionados por la reacción funcional de la consciencia en la corteza cerebral que está, a su vez, gobernada por dos sistemas mutuamente antagónicos: el sistema inhibidor y el sistema activador. Así, la disposición de los humanos al trabajo depende en cada momento del grado de activación de estos dos sistemas: si domina el sistema inhibidor, el organismo caerá en un estado de fatiga; en cambio, si domina el sistema activador, mostrará una mayor disposición a trabajar. Esta visión psicofisiolófica de la fatiga permite entender algunos de sus síntomas, que en ocasiones son difíciles de explicar. Así, por ejemplo, la sensación de fatiga puede desaparecer repentinamente cuando ocurre un suceso externo inesperado o cuando se desarrolla una tensión emocional. Está claro que en estos dos casos se ha estimulado el sistema activador. Por el contrario, si el entorno es monótono o si el trabajo resulta aburrido, el funcionamiento del sistema activador disminuye y el sistema inhibidor se vuelve dominante. Esto explica por qué la fatiga aparece en situaciones monótonas o sin que el organismo esté sujeto a ninguna carga de trabajo.
La Figura 29.20 muestra de forma esquemática el concepto de los sistemas mutuamente antagónicos de inhibición y activación.

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