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jueves, 31 de diciembre de 2009

Interpretación de los resultados

El grado de incertidumbre en la estimación de un parámetro de la exposición, como la concentración media real de un contami- nante atmosférico, se determina mediante el tratamiento estadís- tico de los resultados obtenidos de diferentes mediciones (p. ej., muestreo y análisis). La fiabilidad de los resultados dependerá del coeficiente de variación del “sistema de medición” y del número de mediciones. Una vez lograda una fiabilidad aceptable en los resultados, el siguiente paso consiste en considerar las consecuencias de la exposición para la salud: ¿qué significa para la salud de los trabajadores expuestos ahora?, ¿en un futuro próximo?, ¿a lo largo de su vida profesional? ¿tendrá repercusión en las futuras generaciones?
El proceso de evaluación termina sólo cuando se interpretan los resultados de las mediciones a la vista de los datos (algunas veces llamados “datos sobre la evaluación de riesgos”) obtenidos de la toxicología experimental, estudios epidemiológicos y clínicos y, en algunos casos, ensayos clínicos. Debe aclararse que el término evaluación de riesgos se ha utilizado para hacer refe- rencia a dos tipos de evaluaciones: la evaluación de la naturaleza y la magnitud del riesgo unido a la exposición a sustancias químicas y otros agentes, en general, y la evaluación del riesgo para determinado trabajador o para un grupo concreto de trabajadores en un lugar de trabajo específico.
En la práctica de la higiene industrial, los resultados de la evaluación de la exposición suelen compararse con los límites de exposición profesional adoptados, cuya finalidad es ofrecer una orientación para evaluar los riesgos y establecer objetivos de control. Cuando la exposición supera esos límites, es preciso adoptar de inmediato una acción correctora, ya sea mejorando las medidas de control existentes o introduciendo nuevos controles. De hecho, las intervenciones preventivas deben iniciarse cuando la exposición alcanza el “nivel de acción”, que varía según el país (p. ej., la mitad o la quinta parte del límite de exposición profesional). Un nivel de acción bajo es la mejor garantía para evitar problemas en el futuro.
Comparar los resultados de la evaluación de la exposición con los límites de exposición profesional es una simplificación, puesto que, entre otras insuficiencias, no se tienen en cuenta muchos factores que influyen en la absorción de sustancias químicas (como la susceptibilidad individual, la actividad física y la complexión corporal de cada individuo). Además, en la mayoría de los lugares de trabajo se produce una exposición simultánea a distintos agentes; de ahí que sea muy importante tener en cuenta las exposiciones combinadas y las interacciones entre distintos agentes, ya que las consecuencias para la salud de la exposición a un único agente pueden ser muy diferentes a las consecuencias de la exposición a ese mismo agente combinado con otros, especialmente cuando existe sinergia o potenciación de efectos.

martes, 29 de diciembre de 2009

Evaluación de la exposición (III)

Siempre que se realiza una evaluación de higiene industrial en relación con un estudio epidemiológico para obtener datos cuantitativos sobre la relación entre exposición y efectos para la salud, las características de la exposición deben describirse con un alto grado de exactitud y precisión. En este caso, deben caracterizarse adecuadamente todos los niveles de exposición, ya que no sería suficiente, por ejemplo, caracterizar sólo la exposición correspondiente al peor de los casos. Sería ideal, aunque difícil en la práctica, que en todo momento pudieran mante- nerse registros precisos y exactos de la exposición, ya que en el futuro podrían necesitarse datos diacrónicos sobre la exposición. Para que los datos de la evaluación sean representativos de la exposición de los trabajadores y para no malgastar recursos, debe diseñarse y aplicarse una estrategia adecuada de muestreo, teniendo en cuenta todas las posibles fuentes de variabilidad. Las estrategias de muestreo, así como las técnicas de medición, se describen en “Evaluación del medio ambiente de trabajo”.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Evaluación de la exposición (II)

Una de las principales razones para determinar si existe una exposición excesiva a un agente peligroso en el medio ambiente de trabajo es decidir si se necesita alguna intervención. Esto consiste con frecuencia, aunque no siempre, en comprobar si se respeta una norma adoptada, que suele expresarse en términos de un límite de exposición profesional. La determinación de la exposición “en el peor de los casos” puede ser suficiente para lograr este objetivo. De hecho, si se espera que la exposición sea muy grande o muy pequeña en comparación con los valores límite, la exactitud y precisión de las evaluaciones cuantitativas pueden ser menores que cuando se espera una exposición cercana a los valores límites. De hecho, cuando los peligros son evidentes, puede ser más conveniente empezar por invertir en controles y realizar evaluaciones ambientales más precisas una vez introducidos dichos controles.
Las evaluaciones de seguimiento son necesarias en numerosas ocasiones, especialmente cuando existe la necesidad de instalar o mejorar las medidas de control o cuando se prevén cambios en los procesos o materiales utilizados. En estos casos, las evaluaciones cuantitativas cumplen una importante función de vigilancia para:

• evaluar la validez, comprobar la eficiencia o detectar posibles fallos en los sistemas de control;
• averiguar si se han producido variaciones en los procesos, por ejemplo en la temperatura de funcionamiento o en las materias primas, que hayan modificado la situación de exposición.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Sistemas de diseño ergonómico y trabajadores con necesidades físicas especiales (II)

La siguiente consideración relacionada con los cambios que hay que realizar en máquinas o herramientas se refiere a si el aparato ha sido diseñado para uso general, en cuyo caso las modificaciones se harán sobre un producto ya existente, o si se va a diseñar para ajustarse a una discapacidad concreta. En este último caso, cada aspecto de la discapacidad del trabajador debe recibir una consideración ergonómica específica. Por ejemplo, un trabajador que haya sufrido un accidente cerebrovascular y que presente limitaciones en las funciones cerebrales como: afasia (dificultad para comunicarse), parálisis del brazo derecho
y una paresia espástica que le impida elevar la pierna; requerirá los siguientes ajustes:
• un ordenador personal u otro dispositivo que permita al traba- jador comunicarse,
• herramientas que se puedan utilizar con el brazo útil,
• una prótesis para recuperar la funcionalidad del pie afectado, así como para compensar la incapacidad del trabajador para andar.
¿Existe una respuesta general a la pregunta de cómo diseñar para el trabajador con alguna discapacidad? La solución del diseño ergonómico de sistemas (DES) es evidentemente ideal a este respecto. Las investigaciones relacionadas con la situación laboral o el tipo de producto, requieren de un equipo de diseño cuya finalidad es recopilar la información especial relacionada con un grupo específico de trabajadores con discapacidades o con un caso único de una persona con alguna discapacidad concreta. El equipo de diseño, al estar compuesto por diverso personal capacitado, tendrá una experiencia y una capacitación superiores a las de un único diseñador y sus conocimientos médicos y ergonómicos serán tan valiosos como los estrictamente técnicos.

Las limitaciones impuestas al diseño al recopilar los datos relacionados con los trabajadores con discapacidades se deben tratar con la misma objetividad y espíritu analítico que las impuestas por los datos equivalentes obtenidos de usuarios sin discapacidades. Al igual que se haría con estos últimos, se deben determinar los patrones de respuesta conductual, los perfiles antropométricos, los datos biomecánicos (alcance, fuerza, zona de movilidad, zona de manipulación, carga física, etc), los están- dares ergonómicos y las normas de seguridad para los trabaja- dores discapacitados.
Lamentablemente, nos vemos obligados a admitir que hay pocas investigaciones en favor de los trabajadores con discapaci- dades. Hay, es cierto, algunos estudios de antropometría, algunos más sobre biomecánica en el campo de las prótesis y la ortopedia, pero casi ninguno sobre la capacidad de carga física. El lector encontrará las referencias de estas publicaciones en la sección “Otras lecturas recomendadas”, al final del capítulo. Aunque en ocasiones resulta sencillo obtener y aplicar estos datos, la mayor parte de las veces es una tarea difícil y en ocasiones, imposible.
Para estar seguro, hay que obtener datos objetivos, por muy grande que sea el esfuerzo y pocas las posibilidades de tener éxito, teniendo en cuenta que el número de personas con disca- pacidades que intervienen en estas investigaciones es muy redu- cido. Sin embargo, estas personas suelen participar voluntariamente en cualquier tipo de investigación que se les proponga. Tienen una conciencia clara de la importancia de su aportación al diseño y la investigación en este campo, ya que representa una inversión, no sólo para ellos mismos, sino para toda la comu- nidad de los discapacitados.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Sistemas de diseño ergonómico y trabajadores con necesidades físicas especiales (I)

Las lesiones corporales se pueden tratar con intervenciones médicas para restaurar la función dañada, pero el tratamiento de la discapacidad o la incapacidad para realizar determinadas tareas pueden requerir medidas menos desarrolladas en compa- ración con la ciencia médica. Por lo que respecta a la necesidad de tratamiento de la discapacidad, la decisión depende de la gravedad de la discapacidad. Una vez que se ha decidido la nece- sidad de tratamiento, el diseñador o gestor pueden optar por aplicar una o varias de las siguientes opciones:
• eliminar una tarea,
• compensar la incapacidad de un trabajador para realizar una determinada tarea con la ayuda de una máquina o de otra persona,
• diferenciar el orden en que se ha de realizar la tarea, dividién- dola en subtareas más manejables,
• modificar las herramientas que es necesario utilizar,
• diseño especial de máquinas y herramientas.

Desde el punto de vista estrictamente económico, el tratamiento de la discapacidad implica:
• la modificación de la tarea,
• la modificación de las herramientas,
• el diseño de nuevas máquinas y herramientas.

La cuestión de la eficacia es siempre el punto de partida de cualquier modificación de herramientas o máquinas y se rela- ciona frecuentemente con los costes derivados de tales modifica- ciones, las características técnicas requeridas y los cambios funcionales que se desea incorporar en el nuevo diseño. La comodidad y el atractivo son, entre otras, dos cualidades que no deben ser pasados por alto.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Evaluación de la exposición (I)

El objetivo de la evaluación de la exposición es determinar la magnitud, frecuencia y duración de la exposición de los trabajadores a un agente. Se han elaborado directrices al respecto tanto en el ámbito nacional como internacional; por ejemplo, la norma EN 689, elaborada por el Comité Européen de Normalisation (Comité Europeo de Normalización, CEN 1994).
El procedimiento más habitual para evaluar la exposición a contaminantes atmosféricos consiste en evaluar la exposición a la inhalación, para lo cual es preciso determinar la concentra- ción atmosférica del agente a la que están expuestos los trabajadores (o, en el caso de las partículas suspendidas en el aire, la concentración atmosférica de la fracción relevante, p. ej., la
“fracción respirable”) y la duración de la exposición. No obstante, cuando existen otras vías distintas a la inhalación que contribuyen significativamente a la absorción de una sustancia química, puede emitirse un juicio erróneo si sólo se evalúa la exposición a la inhalación. En tales casos tiene que evaluarse la exposición total, y una herramienta muy útil para ello es el control biológico.
La práctica de la higiene industrial se ocupa de tres tipos de situaciones:

• estudios iniciales para evaluar la exposición de los trabajadores;
• control/vigilancia de seguimiento:
• evaluación de la exposición para estudios epidemiológicos.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Evaluaciones de higiene industrial

Las evaluaciones de higiene industrial se realizan para valorar la exposición de los trabajadores y para obtener información que permita diseñar o establecer la eficiencia de las medidas de control.
La evaluación de la exposición de los trabajadores a riesgos profesionales, como contaminantes atmosféricos, agentes físicos y agentes biológicos se aborda más adelante en este capítulo. No obstante, aquí se hacen algunas observaciones generales para conocer mejor el campo de la higiene industrial.
Es importante tener en cuenta que la evaluación de riesgos no es un fin en sí misma, sino que debe entenderse como parte de un procedimiento mucho más amplio que comienza en el momento en que se descubre que determinado agente, capaz de producir un daño para la salud, puede estar presente en el medio ambiente de trabajo, y concluye con el control de ese agente para evitar que cause daños. La evaluación de riesgos facilita la prevención de riesgos, pero en ningún caso la sustituye

jueves, 5 de noviembre de 2009

Identificación de riesgos

La identificación de riesgos es una etapa fundamental en la prác- tica de la higiene industrial, indispensable para una planificación adecuada de la evaluación de riesgos y de las estrategias de control, así como para el establecimiento de prioridades de acción. Un diseño adecuado de las medidas de control requiere, asimismo, la caracterización física de las fuentes contaminantes y de las vías de propagación de los agentes contaminantes.
La identificación de riesgos permite determinar:

• los agentes que pueden estar presentes y en qué circunstancias;
• la naturaleza y la posible magnitud de los efectos nocivos para la salud y el bienestar.


La identificación de agentes peligrosos, sus fuentes y las condi- ciones de exposición requiere un conocimiento exhaustivo y un estudio detenido de los procesos y operaciones de trabajo, las materias primas y las sustancias químicas utilizadas o generadas, los productos finales y los posibles subproductos, así como la eventual formación accidental de sustancias químicas, descom- posición de materiales, quema de combustibles o presencia de impurezas. La determinación de la naturaleza y la magnitud potencial de los efectos biológicos que estos agentes pueden causar si se produce una exposición excesiva a ellos exige el acceso a información toxicológica. Las fuentes internacionales de información en este campo son el Programa Internacional de Seguridad de las Sustancias Químicas (IPQS), la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) y el Registro internacional de productos químicos potencialmente tóxicos, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (RIPQPT-PNUMA).
Los agentes que plantean riesgos para la salud en el medio ambiente de trabajo pueden agruparse en las siguientes categorías: contaminantes atmosféricos; sustancias químicas no suspen- didas en el aire; agentes físicos, como el calor y el ruido; agentes biológicos; factores ergonómicos, como unas posturas de trabajo o procedimientos de elevación de pesos inadecuados, y factores de estrés psicosocial.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Diseño específico (II)

Caso 1. Por ejemplo, una recepcionista en silla de ruedas con problemas del habla. Este problema ocasionaba que sus conversaciones fueran lentas. Mientras la empresa fue pequeña, no hubo ningún problema y desarrolló su trabajo de forma intachable durante varios años, pero cuando la empresa creció, sus discapacidades se convirtieron en algo problemático. Tenía que hablar más rápido y moverse con mayor rapidez, algo que no podía conseguir. Las soluciones que se buscaron se reducían a dos alternativas: la instalación de un equipo especial para compensar las deficiencias que disminuían la calidad de su trabajo, o que ella escogiera otro tipo de tarea, más de despacho u oficina, que no implicara un contacto con el público. Eligió la segunda opción y aún trabaja para la misma empresa.
Caso 2. Un delineante joven sufrió una grave lesión de la columna vertebral por haberse lanzado de cabeza en aguas poco profundas. Su lesión era lo suficientemente grave como para necesitar ayuda en su acti- vidad diaria. Sin embargo, con ayuda de un programa de diseño asistido por ordenador (CAD), es capaz de ganarse la vida con el dibujo técnico
y actualmente vive con su pareja y mantiene su independencia económica. Su lugar de trabajo es un estudio adaptado a sus necesidades y trabaja para una empresa con la que se comunica a todos los niveles por medio del ordenador, el fax y el teléfono. Para poder manejar su orde- nador se tuvieron que hacer algunas modificaciones en el teclado, pero gracias a estas mejoras técnicas puede ganarse la vida por sí mismo.

La estrategia para el diseño específico no es diferente de la de otros tipos de diseño comentados anteriormente. El único problema imposible de resolver que se podría presentar en un proyecto de diseño específico, es que no se pueda alcanzar el objetivo deseado por motivos técnicos, es decir, que no se pueda construir. Por ejemplo, es probable que un enfermo de Parkinson, en cierto punto de la evolución de su enfermedad, muestre una tendencia a caer de espaldas. Una ayuda que evitara este problema sería la solución deseada, pero en el actual estado de la técnica no es posible construirla.

martes, 3 de noviembre de 2009

Diseño específico (I)

En algunos casos, sin embargo, se deberán hacer diseños específicos o para grupos pequeños. Estas necesidades se plantearán cuando tanto las tareas como las necesidades para la persona discapacitada sean excesivas. Si los requisitos específicos necesarios no se pueden fabricar con los productos disponibles en el mercado, ni siquiera a través de adaptaciones, la solución es el diseño específico. Dejando aparte cuestiones humanitarias, sólo sabremos si estas soluciones son costosas o baratas a la luz de cuestiones como la capacidad de trabajo y su influencia en la viabilidad de la empresa. Diseñar un puesto de trabajo específico merecerá económicamente la pena cuando el trabajador con discapacidades tenga en mente continuar en dicho puesto durante largo tiempo y su trabajo, en términos de producción, represente un activo para la empresa. Si no es éste el caso, el trabajador siempre podría insistir en su derecho al trabajo, pero prevalecerá el sentido de la realidad y el pragmatismo. Estos problemas tan delicados se deben afrontar con un espíritu de cooperación y comunicación necesarios para buscar la solución más adecuada.
Las ventajas del diseño específico son las siguientes:

• El diseño se hace de forma personalizada: las soluciones y los problemas se ajustan a la perfección.
• El trabajador puede volver a la vida social y laboral.
• El trabajador puede ser autosuficiente, sin tener que depender de los servicios de asistencia social.
• Se evitan los cambios de personal que implicarían otras alternativas.
Las desventajas del diseño específico son:

• Es difícil que el diseño específico se pueda usar para otra persona, y menos aún para un gran grupo.
• A menudo es muy costoso.
• Estos productos de diseño suelen ser hechos a mano, por lo que no se aprovecha el ahorro que suponen los medios de producción en masa.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Capacidad funcional física: El sistema de energía.

Cuando el cuerpo humano tiene que realizar un esfuerzo físico, se producen diversos cambios fisioló- gicos, especialmente en forma de interacción entre las células musculares, aunque relativamente ineficaces. El “motor” humano convierte tan sólo el 25 % de sus reservas de energía en actividades de tipo mecánico, dejando el resto para pérdidas térmicas. El cuerpo humano no es, pues, especialmente idóneo para realizar tareas físicas pesadas. Al cabo de un tiempo, aparece el cansancio, y si se va a desarrollar un trabajo pesado, hay que recurrir a las reservas de energía. Estas fuentes de energía se utilizan siempre que se realiza algún trabajo con rapidez, se comienza repentinamente (sin el calentamiento previo) o implica un cansancio profundo.
El organismo humano obtiene energía aeróbicamente (por medio del oxígeno de la sangre) y anaeróbicamente (tras consu- mirse el oxígeno aeróbico, se buscan las reservas, pequeñas pero importantes, de energía almacenadas en el tejido muscular). La necesidad de aire fresco en el puesto de trabajo nos lleva a prestar toda la atención al uso aeróbico del oxígeno. Las condi- ciones de trabajo que son lo suficientemente agotadoras como para requerir procesos anaeróbicos con mucha regularidad, son poco comunes, al menos en los países desarrollados. La disponi- bilidad de oxígeno atmosférico, relacionada directamente con el funcionamiento aeróbico, requiere ciertas condiciones:
• Presión atmosférica (aproximadamente 760 Torr. o 21,33 kPa
a nivel del mar). La realización de tareas a determinada altitud se puede ver afectada por la falta de oxígeno; esta falta debería ser una consideración primordial cuando se trata de trabaja- dores que trabajan en tales condiciones.
• Para los trabajadores que realizan trabajos pesados, es nece- sario un sistema de ventilación para garantizar el recambio de aire y permitir que se incremente el volumen de aire respirado por minuto.
• El oxígeno ambiental llega al torrente sanguíneo a través de los alvéolos pulmonares, gracias a un proceso de difusión. A mayores presiones sanguíneas, la superficie de difusión es mayor, y aumenta la capacidad de oxígeno en la sangre.
• El incremento de la difusión de oxígeno hacia los tejidos provoca un incremento de la superficie de difusión y, consecuentemente, del nivel de oxígeno.
• Las personas con ciertos problemas cardíacos sufren cuando, debido a un mayor gasto cardíaco (junto con el nivel de oxígeno) la circulación sanguínea cambia en favor de los músculos.
• A diferencia de lo que ocurre con el oxígeno, el “combustible”
(fuente de energía) no necesita ser siempre provisto desde el exterior debido a las grandes reservas de glucosa y en especial, de grasa. En los trabajos más pesados se utiliza exclusivamente glucosa, debido a su alto valor energético. En los trabajos menos pesados, se utiliza la grasa, en una proporción que depende de cada persona. Veamos brevemente un caso general.


Una persona que sufra de asma o bronquitis, enfermedades que afectan a los pulmones, tiene serias limitaciones en el trabajo. Se debería analizar la tarea concreta de este trabajador en relación con factores como la carga física. El entorno laboral también se debería analizar: un entorno con aire limpio contribuye sustancialmente al bienestar del trabajador. Además, la carga de trabajo se debería distribuir de manera equilibrada a lo largo del día, evitando los “picos” de cargas excesivas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Capacidad funcional física: El sistema neurológico.

El sistema neurológico se suele comparar con una sofisticadísima sala de control, con recopiladores de datos cuya finalidad es iniciar y gobernar movimientos y acciones, interpretando la información relacionada con diversos aspectos de los componentes posturales, mecánicos y químicos del cuerpo, entre otros. Este sistema incorpora, no sólo un sistema de retroinformación (por ejemplo, el dolor) que permite que se pongan en marcha medidas correctoras de posibles fallos, sino también una capacidad de anticipación que nos permite mantener un estado de equilibrio. Consideremos por ejemplo el caso de un trabajador que sin pensarlo, adopta una postura determinada para protegerse de una caída o del contacto con las partes peligrosas de una máquina.Justificar a ambos lados
En las personas con discapacidades, el procesamiento fisiológico de la información se puede ver deteriorado. Tanto los mecanismos de retroalimentación de la información como los de anticipación de las personas con discapacidades visuales están debilitados o no existen; lo mismo ocurre, a nivel auditivo, en las personas con problemas de audición. Además, los circuitos regu- ladores más importantes son interactivos. Las señales sonoras tienen un efecto sobre el equilibrio de las personas, en combina- ción con los circuitos propioceptivos, que se encargan de situar

nuestro cuerpo en el espacio por medio de los datos recogidos de músculos y articulaciones con la ayuda de las señales visuales. El cerebro puede llegar a superar deficiencias importantes en estos sistemas, corrigiendo los errores en la codificación de la información y completando la que falte. Más allá de ciertos límites, sobreviene la incapacidad. Pongamos como ejemplo dos casos concretos.
Caso 1. Una mujer de 36 años sufrió una lesión de columna verte- bral en un accidente de automóvil. Es capaz de sentarse sin ayuda alguna y puede manejar una silla de ruedas manual. Su tronco tiene la estabilidad necesaria, pero no tiene sensibilidad en las piernas; esta falta de sensibilidad incluye la incapacidad para detectar los cambios de temperatura.
Se le ha preparado un lugar de trabajo en su casa en el que tiene que estar sentada (la cocina está diseñada para que pueda trabajar sentada). Las medidas de seguridad incluyen la instalación de un fregadero en una posición lo suficientemente aislada como para reducir al mínimo el riesgo de quemaduras que puede producir en sus piernas el agua caliente, ya que su incapacidad para procesar la información de la temperatura en las piernas la expone a sufrir quemaduras sin notarlo.
Caso 2. Una madre estaba bañando a su hijo de 5 años, el cual tenía el lado izquierdo paralizado. Sonó el timbre y la madre dejó al niño solo para ir a abrir la puerta. Durante este tiempo, el niño abrió el grifo del agua caliente, sufriendo quemaduras. Por razones de seguridad, el baño debería haber tenido un termostato, preferiblemente uno que el niño no pudiera manipular.

sábado, 31 de octubre de 2009

La práctica de la higiene industrial

Las etapas clásicas de la práctica de la higiene industrial son las siguientes:

• identificación de posibles peligros para la salud en el medio ambiente de trabajo;
• evaluación de los peligros, un proceso que permite valorar la exposición y extraer conclusiones sobre el nivel de riesgo para la salud humana;
• prevención y control de riesgos, un proceso que consiste en desarrollar e implantar estrategias para eliminar o reducir a niveles aceptables la presencia de agentes y factores nocivos en el lugar de trabajo, teniendo también en cuenta la protección del medio ambiente.

El enfoque ideal de la prevención de riesgos es “una actuación preventiva anticipada e integrada”, que incluya:

• evaluación de los efectos sobre la salud de los trabajadores y del impacto ambiental, antes de diseñar e instalar, en su caso, un nuevo lugar de trabajo;
• selección de la tecnología más segura, menos peligrosa y menos contaminante (“producción más limpia”);
• emplazamiento adecuado desde el punto de vista ambiental;
• diseño adecuado, con una distribución y una tecnología de control apropiadas, que prevea un manejo y una evacuación seguros de los residuos y desechos resultantes;
• elaboración de directrices y normas para la formación del personal sobre el correcto funcionamiento de los procesos, métodos seguros de trabajo, mantenimiento y procedimientos de emergencia.


La importancia de anticipar y prevenir todo tipo de contami- nación ambiental es decisiva. Por fortuna, existe una creciente tendencia a considerar las nuevas tecnologías desde el punto de vista de los posibles impactos negativos y su prevención, desde el diseño y la instalación del proceso hasta el tratamiento de los residuos y desechos resultantes, aplicando un enfoque integral. Algunas catástrofes ambientales que se han producido tanto en países desarrollados como en países en desarrollo podrían haberse evitado mediante la aplicación de estrategias de control y procedimientos de emergencia adecuados en el lugar de trabajo.
Los aspectos económicos deben analizarse en términos que van más allá de la mera consideración del coste inicial; otras alternativas más caras, que ofrecen una buena protección de la salud y del medio ambiente, pueden resultar más económicas a largo plazo. La protección de la salud de los trabajadores y del medio ambiente debe iniciarse mucho antes de lo que habitualmente se hace. Los responsables del diseño de nuevos procesos, maquinaria, equipos y lugares de trabajo deberían disponer siempre de información técnica y asesoramiento sobre higiene industrial y ambiental. Por desgracia, muchas veces este tipo de información se consigue demasiado tarde, cuando la única solución posible es costosa y difícil de aplicar con efecto retroactivo o, peor todavía, cuando las consecuencias han sido ya desastrosas.

viernes, 30 de octubre de 2009

Certificación

Además de una definición aceptada de la higiene industrial y de la función que desempeña el higienista industrial, es preciso establecer sistemas de certificación para garantizar unos niveles aceptables de competencia y práctica en el campo de la higiene industrial. La certificación se refiere a un sistema formal basado en los procedimientos necesarios para adquirir y mantener los conocimientos, las destrezas y la competencia de los profesionales(Burdorf 1995).
La AIHI ha promovido un estudio sobre los sistemas nacionales de certificación que existen en la actualidad (Burdorf 1995), junto con la formulación de recomendaciones para promover la cooperación internacional con el fin de garantizar la calidad de los higienistas industriales profesionales. Entre estas recomendaciones figuran las siguientes:

• “armonización de los niveles de competencia y práctica de los profesionales de la higiene industrial”;
• “creación de un organismo internacional formado por profesionales de la higiene industrial para analizar la calidad de los actuales sistemas de certificación”.


Otras propuestas de este informe hacen referencia a aspectos como la “reciprocidad” y la “aceptación mutua de las designa- ciones nacionales, con objeto de conseguir un sistema universal con una designación aceptada a escala internacional”.

jueves, 29 de octubre de 2009

Asociación Inter nacional para la Higiene Industrial (AIHI)

La AIHI se creó formalmente en una reunión celebrada en Montreal el 2 de junio de 1987. En la actualidad, la AIHI cuenta con la participación de 19 asociaciones nacionales de higiene industrial y más de diecinueve mil miembros de diecisiete países.
El principal objetivo de la AIHI es promover y desarrollar la higiene industrial en todo el mundo para que alcance un elevado nivel de competencia profesional, a través de medios como el intercambio de información entre organizaciones e individuos, el desarrollo de los recursos humanos y la promoción de un alto nivel de práctica ética. Las actividades de la AIHI incluyen reuniones científicas y la publicación de un boletín. Los miembros de las asociaciones nacionales afiliadas son automáticamente miembros de la AIHI; también pueden afiliarse como miembros individuales, si residen en países en los que todavía no se ha implantado una asociación nacional.



miércoles, 28 de octubre de 2009

Capacidad funcional física: El sistema locomotor.

El sistema locomotor está formado por huesos, articulaciones, tejido conectivo y músculos. La natura- leza de la estructura de las articulaciones determina la gama de posibles movimientos. La rodilla, por ejemplo, tiene un grado de movimiento y estabilidad distinto al de la articulación de la cadera o el hombro. Las diferentes características de las articulaciones determinan las posibles acciones de brazos, manos, piernas, etc. También hay diferentes tipos de músculos. El tipo de músculo, si pasa sobre una o dos articulaciones y su localización es lo que determina el sentido del movimiento, su velocidad y la fuerza que es capaz de ejercer, para cada parte del cuerpo.
El hecho de que la velocidad, dirección y fuerza del músculo se puedan reconocer y calcular es de gran importancia para el diseño. Para las personas con discapacidades, se debe tener en cuenta que la localización “normal” de los músculos está alterada, al igual que el margen de movimiento de las articulaciones. En una amputación, por ejemplo, un músculo puede funcionar sólo de forma parcial, o quizá se haya cambiado su posición; así es que se debe examinar cuidadosamente la capacidad física del paciente para establecer las funciones que puede realizar, de qué forma y por cuánto tiempo. Veamos un ejemplo.

Un carpintero de 40 años de edad perdió el pulgar y el dedo corazón de la mano derecha en un accidente. En un intento por que el carpintero recuperara su capacidad para el trabajo, un cirujano le amputó uno de los dedos gordos del pie y se lo reimplantó en el lugar del pulgar. Tras un período de rehabilitación, el carpintero volvió al trabajo, pero le resultaba imposible desarrollar su tarea durante más de 3 ó 4 horas. Se procedió entonces a realizar un estudio de sus herramientas y se descu- brió que eran inapropiadas para la estructura “anormal” de su mano. El especialista en rehabilitación, tras examinar la mano “rediseñada” del carpintero, desde el punto de vista de su nueva forma y capacidad funcional, pudo diseñar unas nuevas herramientas con una utilidad completa para la mano alterada. Se aligeró la carga sobre la mano del trabajador, que anteriormente era excesiva, y éste recobró su capacidad de trabajar durante largos períodos de tiempo.

martes, 27 de octubre de 2009

Capacidad funcional física

Pasemos ahora a comentar las tres áreas principales de limitación de la capacidad funcional física; es decir, el sistema de locomoción, el sistema neurológico y el sistema energético. Los diseñadores comprenderían mejor las limitaciones del usuario o trabajador si consideraran los siguientes principios básicos de las funciones corporales.

lunes, 26 de octubre de 2009

Trabajadores con capacidad funcional limitada

La escasez de datos de las investigaciones impide dar respuesta a la pregunta de si se diseña para las personas con discapacidades o para la media de la población. Casi no existen estudios sobre los trabajadores minusválidos. Sin embargo, para crear un documento de requisitos de un producto, o PRD, se necesita de un estudio empírico específico, en el que se recojan los datos por medio de observaciones y mediciones.
Al recopilar toda la información necesaria sobre el trabajador o usuario con discapacidades, debe considerarse no sólo su estado funcional actual, sino intentar prever cualquier posible cambio que se produzca como resultado del curso de esa condición crónica. De hecho, este tipo de información se puede obtener directamente del trabajador o lo puede proporcionar un médico especialista.
Al diseñar, por ejemplo, cualquier acción en el trabajo para la que sea necesario obtener determinados datos sobre la fuerza física de un trabajador, el diseñador no elegirá como dato para el cálculo la fuerza máxima que el trabajador discapacitado puede ejercer, sino que tendrá en cuenta cualquier posible dismi- nución en la fuerza como resultado de la progresión de una condición crónica. De esta manera, el trabajador seguirá siendo capaz de utilizar las máquinas y herramientas adaptadas o diseñadas para él.
Además, los diseñadores deberían tratar de evitar aquellos diseños que supongan movimientos y posiciones extremas del cuerpo, acomodando sus diseños a los términos medios. La mayoría de los cajones tienen tiradores en forma de una pequeña concha bajo la cual se colocan los dedos; para abrirlos, es necesario ejercer fuerza hacia arriba y hacia afuera. Esta maniobra exige una posición supina de la muñeca de 180º, el grado máximo de rotación en una articulación de este tipo. Este movimiento no presenta ninguna dificultad para una persona sana, siempre que se pueda abrir el cajón ejerciendo un ligero esfuerzo y no tenga que adoptar una postura difícil, pero se convierte en algo ciertamente complicado cuando el recorrido del cajón no es suave, o no se puede realizar el movimiento de la muñeca anteriormente descrito, convirtiéndose en una dificultad innecesaria y evitable para una persona con alguna discapacidad. Una solución tan simple como un tirador situado en posición vertical sería mecánicamente más eficaz y más fácil de manipular para la mayor parte de la población.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Costes, beneficios y utilidad del diseño II

Se puede realizar análisis de coste-beneficio para determinar si están justificadas las intervenciones en el puesto de trabajo en el caso de las personas con discapacidades. Los factores que se citan a continuación representan las fuentes de datos que deberían formar parte de tal análisis:
1. Personal

• Ausencia. ¿Tiene el trabajador con discapacidad una buena ficha de asistencia al trabajo?
• ¿Es posible que se generen costes adicionales por la enseñanza de tareas especiales?
• ¿Se requieren cambios de personal? Si es así, sus costes también se han de tener en cuenta.
• ¿Se espera que aumenten las compensaciones por accidente?
2. Seguridad

• ¿Implica el trabajo pensado para el trabajador discapacitado normativas de seguridad?
• ¿Se requieren normativas especiales de seguridad?
• ¿Se trata de un trabajo con un alto índice de accidentes o de situaciones de riesgo?
3. Factores médicos

• Se debe valorar la naturaleza y gravedad de la discapacidad del trabajador, con vistas a su posible reintegración al puesto de trabajo.
• También se debe tener en cuenta el alcance del absentismo laboral del trabajador en cuestión.
• ¿Cuál es el carácter y frecuencia de los síntomas “menores” del trabajador y cómo se tratan? ¿Se pueden prever las consecuen- cias negativas del desarrollo futuro de enfermedades
“menores” relacionadas sobre la eficacia del trabajador?

Por lo que respecta a los cálculos sobre la pérdida de tiempo de trabajo, estos cálculos se pueden hacer en términos de sala- rios, gastos generales, compensaciones y pérdida de producción. Estos análisis, descritos anteriormente, representan una manera racional de abordar el problema por el cual una empresa puede tomar una decisión adecuada sobre la posición en que se encuentra el trabajador con alguna discapacidad, en el sentido

de si es mejor que vuelva a su puesto de trabajo y si la empresa ganará con su vuelta al trabajo.
En los párrafos anteriores, el diseño para un grupo más amplio de población se ha enfocado preferentemente desde el punto de vista de un diseño específico en relación con la utilidad, los costes y los beneficios de dicho diseño. Es especial- mente complicado realizar los cálculos necesarios, en los que se incluyan todos los factores importantes, pero de momento, los investigadores continúan incorporando métodos que incluyen modelos nuevos en sus técnicas y estudios. En algunos países, como Holanda y Alemania, las políticas gubernamentales responsabilizan cada vez más a las empresas por los accidentes personales en el trabajo. Es de esperar que se produzcan cambios fundamentales en las políticas reguladoras y en las estructuras de los seguros laborales como resultado de esta tendencia. Es estos países, es una política más o menos estable- cida que un trabajador que sufre un accidente que lo incapacita para el trabajo que realiza, debe ser provisto de un puesto de trabajo adaptado o desarrollar otro trabajo dentro de la empresa. Estas políticas han convertido el tratamiento del trabajador discapacitado en uno de los grandes logros en la humani- zación del trato al trabajador.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Costes, beneficios y utilidad del diseño

Los ergónomos realizan análisis de coste-beneficio para tener una visión interna de los resultados no económicos de las políticas económicas. Actualmente, la evaluación en el campo industrial y comercial, incluye el impacto positivo o negativo de una determi- nada política sobre el trabajador.
Los métodos de evaluación de la calidad y la utilidad son actualmente objeto de investigación. El modelo de utilidad de la tecnología de rehabilitación (MUTR), como se muestra en la Figura 29.51, se puede utilizar para evaluar la utilidad de un producto en la tecnología de la rehabilitación y para ilustrar los diferentes aspectos que determinan la utilidad del producto.
Desde un punto de vista estrictamente económico, se podrían especificar los costes de creación de un sistema en el que se pueda realizar una tarea, o en el que se pueda fabricar un cierto producto. Es innecesario decir que en estos términos, a cual- quier empresa le interesa obtener el máximo beneficio de su inversión. Pero, ¿cómo se pueden determinar los costes reales de la realización de una tarea y la fabricación de un producto en relación con la inversión financiera, cuando se tienen en cuenta los distintos esfuerzos de los sistemas cognitivos, mentales y físicos de los trabajadores? De hecho, el juicio que se hace del rendimiento humano se basa, entre otros factores, en la percep- ción que los propios trabajadores tienen de lo que se debe hacer, en la visión de su propia valía al hacerlo y su opinión sobre la empresa. En realidad, la norma que tiene más validez en este contexto es la satisfacción intrínseca con el trabajo y esta satis- facción, junto con los objetivos de la empresa, constituye una de las principales razones para realizar este trabajo. El bienestar del trabajador y su rendimiento se basan en una amplia gama de experiencias, asociaciones y percepciones que determinan suactitud hacia el trabajo y la calidad de su rendimiento. En esta teoría se basa el modelo MUTR.
Si no se acepta este punto de vista, será necesario considerar la inversión sólo en relación con resultados poco específicos y dudosos. Si ergónomos y médicos desean mejorar el entorno laboral de las personas con discapacidades para posibilitar una mejor y mayor utilización de las máquinas y herramientas utili- zadas, encontrarán ciertas dificultades para justificar dichas inversiones financieras. Normalmente se ha intentado justificar el ahorro conseguido gracias a la prevención de accidentes y enfermedades laborales. Pero si los costes de las enfermedades laborales son sufragados por el estado y no por la empresa, financieramente aparecen como inexistentes y no se consideran como relacionados con el trabajo.
Sin embargo, cada vez existe una mayor conciencia de que la inversión que se realice para mejorar el entorno laboral es dinero bien empleado y se acepta que los costes “sociales” de las discapacidades laborales se traducen en costes adicionales para la economía del país, aparte de que se pierde algo más que dinero cuando un posible trabajador debe quedarse en casa, sin aportar nada a la sociedad. La inversión que se haga en los puestos de trabajo (adaptación de los puestos de trabajo, dota- ción de herramientas especiales o incluso ayudas para la higiene personal) puede no sólo dar al trabajador satisfacción laboral sino convertirle en alguien independiente y autosuficiente, sin necesidad de asistencia social.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Diseños para la mayoría de las personas

El diseñador no debe centrarse en grupos pequeños y poco representativos. Con determinados grupos, no se debe suponer que existan similitudes. Por ejemplo, un trabajador que haya sufrido un accidente, siendo adulto, no tiene por qué ser antropométricamente diferente a una persona sana y de similares características
y puede considerarse que está dentro de la media. Pero si es un niño el que ha sufrido una lesión, cuando sea adulto tendrá una antropometría diferente, ya que los períodos de crecimiento habrán influido de forma regular y secuencial sobre su desarrollo muscular y mecánico. No se deben aventurar conclusiones al comparar a personas adultas de estos dos grupos. Se deben considerar dos grupos distintos, específicos, en el que uno pertenecería
a la media normal. Pero cuando intentamos conseguir un diseño idóneo para, supongamos, el 90 % de la población, deberá hacerse un esfuerzo mayor para aumentar este margen hasta un
95 % con el fin de reducir la necesidad de realizar diseños para grupos específicos.
Otra manera de realizar un diseño para la población en general, es fabricar dos productos, con un diseño que se adapte de forma aproximada a los dos grupos de población con percen- tiles extremos. Se pueden construir sillas de dos tamaños, una con soportes que permitan ajustarla a una altura entre 38 y
46 cm, y la otra entre 46 y 54 cm. Ya existen, de hecho, dos tamaños de alicates, unos para la población con manos muy grandes y otros para las manos de las mujeres y de los hombres con manos más pequeñas.
Sería una buena política empresarial reservar anualmente una pequeña cantidad de dinero para analizar y mejorar la calidad de los puestos de trabajo, adaptándolos a los trabajadores, para prevenir enfermedades y discapacidades causadas por una exce- siva carga física. Esto aumentaría la motivación de los trabajadores, que se darían cuenta de que la dirección trata de mejorar el entorno de trabajo, sobre todo cuando se toman medidas más o menos elaboradas: análisis de puestos de trabajo, construcción de modelos, mediciones antropométricas e incluso el diseño de puestos específicos para los trabajadores. En una empresa determinada se llegó a la conclusión de que había que volver a diseñar todos y cada uno de los puestos de una unidad, ya que causaban sobrecarga física debido a que los trabajadores debían permanecer demasiado tiempo de pie y también por las dimensiones inapropiadas cuando los trabajadores estaban sentados, así como por algunas otras deficiencias.

martes, 22 de septiembre de 2009

Conceptos y definiciones: El técnico en higiene industrial

El técnico en higiene industrial es “una persona competente para realizar mediciones del medio ambiente del trabajo”, pero no para “realizar las interpretaciones, juicios y recomendaciones que se exigen a un higienista industrial”. El técnico en higiene industrial puede alcanzar el nivel necesario de competencias en un campo general o especializado (OMS 1992b).

lunes, 21 de septiembre de 2009

Conceptos y definiciones: Higiene industrial

La higiene industrial es la ciencia de la anticipación, la identificación, la evaluación y el control de los riesgos que se originan en el lugar de trabajo o en relación con él y que pueden poner en peligro la salud y el bienestar de los trabajadores, teniendo también en cuenta su posible repercusión en las comunidades vecinas y en el medio ambiente en general.
Existen diferentes definiciones de la higiene industrial, aunque todas ellas tienen esencialmente el mismo significado y se orientan al mismo objetivo fundamental de proteger y promover la salud y el bienestar de los trabajadores, así como proteger el medio ambiente en general, a través de la adopción de medidas mente como una profesión; sin embargo, en muchos países está creándose un marco legislativo que propiciará su consolidación.

domingo, 20 de septiembre de 2009

OBJETIVOS, DEFINICIONES E INFORMACION GENERAL

El trabajo es esencial para la vida, el desarrollo y la satisfacción personal. Por desgracia, actividades indispensables, como la producción de alimentos, la extracción de materias primas, la fabricación de bienes, la producción de energía y la prestación de servicios implican procesos, operaciones y materiales que, en mayor o menor medida, crean riesgos para la salud de los trabajadores, las comunidades vecinas y el medio ambiente en general. No obstante, la generación y la emisión de agentes nocivos en el medio ambiente de trabajo pueden prevenirse mediante inter- venciones adecuadas para controlar los riesgos, que no sólo protegen la salud de los trabajadores, sino que reducen también los daños al medio ambiente que suelen ir asociados a la indus- trialización. Si se elimina una sustancia química nociva de un proceso de trabajo, dejará de afectar a los trabajadores y tampoco contaminará el medio ambiente.
La profesión que se dedica específicamente a la prevención y control de los riesgos originados por los procesos de trabajo es la higiene industrial. Los objetivos de la higiene industrial son la protección y promoción de la salud de los trabajadores, la protección del medio ambiente y la contribución a un desarrollo seguro y sostenible.
La necesidad de la higiene industrial para proteger la salud de los trabajadores no debe subestimarse. Incluso cuando se puede diagnosticar y tratar una enfermedad profesional, no podrá evitarse que ésta se repita en el futuro si no cesa la exposición al agente etiológico. Mientras no se modifique un medio ambiente de trabajo insano, seguirá teniendo el potencial de dañar la salud. Sólo si se controlan los riesgos para la salud podrá romperse el círculo vicioso que se ilustra en la Figura 30.1.
Sin embargo, las acciones preventivas deben iniciarse mucho antes, no sólo antes de que se manifieste cualquier daño para la salud, sino incluso antes de que se produzca la exposición. El medio ambiente de trabajo debe someterse a una vigilancia continua para que sea posible detectar, eliminar y controlar los agentes y factores peligrosos antes de que causen un efecto nocivo; ésta es la función de la higiene industrial.
Además, la higiene industrial puede contribuir también a un desarrollo seguro y sostenible, es decir, “a asegurar que [el desa- rrollo] atienda las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para atender sus necesi- dades” (Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo 1987). Para atender las necesidades de la actual población mundial sin agotar ni dañar los recursos mundiales y sin generar consecuencias negativas para la salud y el medio ambiente, hacen falta conocimientos y medios para influir en la acción (OMS 1992a); esto, aplicado a los procesos de trabajo, está estre- chamente relacionado con la práctica de la higiene industrial.
La salud en el trabajo requiere un enfoque interdisciplinario con la participación de disciplinas fundamentales, una de las cuales es la higiene industrial, además de otras como la medicina y la enfermería del trabajo, la ergonomía y la psicología del trabajo. En la Figura 30.2 se presenta un esquema de los ámbitos de actuación de los médicos del trabajo y los higienistas industriales.
Es importante que los responsables de la toma de decisiones, los directivos y los propios trabajadores, así como todos los profesionales de la salud en el trabajo, comprendan la función básica que desempeña la higiene industrial para proteger la salud de los trabajadores y el medio ambiente, así como la necesidad de disponer de profesionales especializados en este campo.

Tampoco debe olvidarse la estrecha relación que existe entre la salud en el trabajo y la salud ambiental, puesto que la prevención de la contaminación de fuentes industriales mediante procesos adecuados de tratamiento y evacuación de residuos y desechos peligrosos debe iniciarse en el lugar de trabajo. (Véase “Evaluación del medio ambiente de trabajo”).

miércoles, 2 de septiembre de 2009

TRABAJADORES CON NECESIDADES ESPECIALES

Diseñar para las personas con discapacidades es diseñar para todos Hay muchos productos en el mercado que son poco idóneos o inapropiados para la mayoría de los usuarios. ¿Qué podríamos decir de esas puertas tan estrechas por las que una mujer embarazada, o una persona corpulenta, apenas pueden pasar? ¿Se pueden poner objeciones a su diseño si pasa todas las pruebas de funcionamiento mecánico? Es evidente que esas personas no pueden ser consideradas discapacitadas en el sentido físico, puesto que es posible que gocen de un perfecto estado de salud. Algunos productos hay que manejarlos durante bastante tiempo, antes de conseguir que realicen la función que se esperara de ellos; es el caso, por ejemplo, de algunos abrelatas baratos. Es evidente que a una persona sana, que tenga dificultades al utilizar este tipo de aparatos, no se le puede considerar discapacitada. El diseñador que introduce en sus diseños ciertos aspectos de la interacción entre las personas y los productos, aumenta la utilidad funcional de sus diseños. Si el producto no tiene un buen diseño funcional, cualquier persona con una discapacidad mínima se podría considerar a sí mismo seriamente impedido. Así pues, es la interacción hombre-máquina la que determina el valor de un diseño para todos los usuarios.
Es obvio que la tecnología está al servicio de los seres humanos y que su uso debe ampliar las capacidades de los mismos. Para las personas con discapacidades, esta ampliación debe ir un poco más lejos. Por ejemplo, en el decenio de 1980 se prestó especial atención al diseño de cocinas para personas con discapacidades. Toda la experiencia acumulada en este proceso tuvo influencia en los diseños de cocinas “normales”; en este aspecto, se puede considerar a la persona discapacitada un pionero. Las discapacidades y daños ocasionados en el trabajo (no se puede por menos que considerar como tales las quejas sobre el aparato musculosquelético que se escuchan de aquellos que trabajan sentados, algo muy frecuente hoy en día) requieren que se preste atención a los diseños, no sólo para evitar la repetición de las condiciones que causaron la dolencia, sino para desarrollar tecnologías compatibles con el usuario, adaptadas a las necesidades de aquellos ya afectados por trastornos relacionados con el trabajo.

sábado, 29 de agosto de 2009

Diferentes formas de acción (II)

De acuerdo con estos principios, se pueden definir distintas formas de acción inmediata. La acción de mayor prioridad está relacionada con las condiciones de trabajo que pueden crear problemas especialmente graves a los trabajadores de edad avanzada. Como ya hemos dicho antes, entre estas condiciones están al estrés postural, al esfuerzo excesivo, a los tiempos de producción demasiado estrictos (ej., trabajo en cadena o metas de producción demasiado altas), a entornos dañinos (temperatura, ruidos) o inadecuados (condiciones de luminosidad) de trabajo o al trabajo nocturno o por turnos.
La identificación sistemática de este tipo de restricciones en los puestos ocupados por trabajadores de edad avanzada, nos permitirá crear un inventario de problemas y una lista de acciones prioritarias. Este proceso de identificación se puede llevar a cabo por medio de listas de comprobación de inspec- ciones empíricas. También puede ser útil analizar la actividad realizada por los trabajadores, lo que permitirá relacionar sus comportamientos con las explicaciones que ellos mismos dan de sus dificultades. En ambos casos, las medidas del esfuerzo o de los parámetros ambientales pueden complementar las observaciones.
Sin embargo, no se pueden describir aquí líneas de acción concretas, ya que son específicas de cada situación laboral. El uso de normas generales puede ser útil en algunas ocasiones, pero muy pocas normas tienen en cuenta los aspectos específicos del envejecimiento y cada una de estas normas se refiere a un campo específico, lo que inclina a considerar de forma individual a cada uno de los componentes de la actividad objeto de estudio.
Aparte de medidas inmediatas, tener en cuenta el envejecimiento implica una planificación a largo plazo dirigida a ampliar la flexibilidad en el diseño de las situaciones de trabajo. Esta flexibilidad se debe buscar primero en el diseño de las situaciones y equipo de trabajo. Los espacios de trabajo dema- siado restringidos, las herramientas que no se pueden adaptar, los procedimientos poco flexibles, en resumen, aquellas características del puesto de trabajo que limitan la expresión de la diversidad humana a la hora de realizar una tarea, pueden perjudicar a una gran proporción de trabajadores de edad

avanzada. Lo mismo se puede decir de determinadas organizaciones más restrictivas: una distribución de tareas completamente predeterminada, plazos de finalización del trabajo demasiado frecuentes y urgentes, u órdenes demasiado estrictas o numerosas (que deben, sin embargo, ser toleradas cuando sean necesarias para alcanzar unos niveles mínimos de calidad de producción o de seguridad en el trabajo). La búsqueda de esta flexibilidad se convierte en la búsqueda de ajustes individuales y colectivos que faciliten una integración completa de los trabaja- dores de edad avanzada en el sistema de producción. Una de las condiciones para introducir con éxito estos ajustes es, evidentemente, el establecimiento de programas de formación para trabajadores de todas las edades, dirigidos a las necesidades específicas de cada grupo.
Así pues, tener en cuenta el envejecimiento en el diseño de las situaciones de trabajo conlleva una serie de acciones coordinadas (reducción general de los esfuerzos excesivos, uso de todas las estrategias necesarias para la organización del trabajo y esfuerzo continuo por parte de los trabajadores para reciclarse y adquirir nuevas habilidades), que son más eficientes y baratas cuando se planifican a largo plazo y se ponen en marcha con tiempo. El envejecimiento de la población es un fenómeno lo suficientemente lento y previsible como para tomar las medidas adecuadas para reducir su incidencia en el trabajo.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Diferentes formas de acción (I)

Las medidas encaminadas a mantener a los trabajadores de edad avanzada en el mundo laboral, sin consecuencias negativas para ellos, deben seguir unas líneas generales:
1. No se debe considerar a este grupo de edad como una categoría aparte, sino considerar la edad como un factor de diversidad, entre otros, en la población activa. Si las medidas de protección adoptadas están demasiado dirigidas o exage- radas, tenderán a marginar y debilitar la posición de los grupos que se pretende proteger.
2. Se deben anticipar los cambios individuales y colectivos rela- cionados con la edad, así como los cambios en las técnicas y organización del trabajo. La gestión de los recursos humanos se puede planificar por anticipado y preparar así los ajustes necesarios en la formación y la vida laboral de los trabaja- dores. El concepto de capacidad de trabajo puede así tener en cuenta, al mismo tiempo, las soluciones técnicas y organi- zativas y las características de la futura población activa.
3. La diversidad del desarrollo individual durante la vida laboral es otro de los factores que se debe considerar para poder crear condiciones de diversidad equivalente entre situaciones y profesiones.
4. Se debe prestar atención a favorecer el proceso de aprendi- zaje de habilidades propias del trabajo y ralentizar el proceso de deterioro.

domingo, 23 de agosto de 2009

Envejecimiento de la población activa: utilidad de los datos colectivos (II)

La comprensión de estos fenómenos puede ser mayor si disponemos de datos cuantitativos sobre las condiciones de trabajo, los puestos que ocupan actualmente los trabajadores y, de ser posible, sobre los puestos de los que proceden. Los horarios, los períodos de estrés, la naturaleza de los esfuerzos realizados, el entorno de trabajo e incluso algunos componentes cognitivos, podrían ser objeto de un evaluación por parte de los propios trabajadores o de expertos. Es posible, pues, establecer una conexión entre las características del trabajo actual y el pasado y la edad de los trabajadores, y de esta manera dilucidar los meca- nismos de selección que pueden desencadenar determinadas condiciones de trabajo a cierta edad.
Estas investigaciones se pueden mejorar también si se obtiene información sobre la salud de los trabajadores. Dicha informa- ción se puede obtener a partir de indicadores objetivos, tales como la tasa de accidentes de trabajo, o la tasa de absentismo laboral por enfermedad. Pero estos indicadores se deben usar con todo el cuidado metodológico posible porque, aunque reflejan las condiciones de salud relacionadas con el trabajo, también reflejan las estrategias de todos los implicados en dichas tasas: los propios trabajadores, la dirección y los médicos pueden tener estrategias al respecto, y no hay ninguna garantía de que estas estrategias no tengan en consideración la edad de los traba- jadores. La comparación de estos indicadores entre diferentes edades es, con frecuencia, un proceso algo complejo.
Siempre que sea posible, se deberá recurrir a los datos obte- nidos de la autoevaluación que los trabajadores realicen de su salud, o bien de las revisiones médicas. Los datos así obtenidos pueden referirse a ciertas enfermedades cuya prevalencia por edad hay que conocer mejor para poder prevenirlas. Pero el estudio del envejecimiento se basará, sobre todo, en la aprecia- ción y observación de aquellas condiciones que todavía no han alcanzado el grado de enfermedad, tales como ciertos tipos de deterioros funcionales: de las articulaciones (dolor y limita- ciones), de la vista y el oído, del sistema respiratorio, etc.; o incluso ciertas clases de dificultades o discapacidades: subir un escalón alto, hacer un movimiento preciso, mantener el equili- brio en una posición difícil, etc.
Establecer relaciones entre los datos de edad, trabajo y salud es un problema tan útil como complejo. Se pueden revelar varios tipos de conexiones o, al menos, se puede presumir su existencia. A veces se trata de una simple relación causal, en la que determinadas exigencias del trabajo aceleran algún tipo de deterioro funcional según se va envejeciendo. Pero éste no es el caso más habitual. Frecuentemente, podremos apreciar efectos de acumulación de restricciones en el conjunto de características de la salud, y al mismo tiempo el efecto de los mecanismos de selección, según los cuales aquellos trabajadores cuya salud se haya deteriorado podrían verse excluidos de ciertos tipos de trabajo (lo que los epidemiólogos llaman “el efecto del traba- jador sano”).
De esta manera se puede evaluar la fuerza de este conjunto de relaciones, confirmar ciertos conocimientos básicos de psicofisiología, y, sobre todo, obtener información útil para diseñar estrategias preventivas en relación con el envejecimiento en el trabajo.

jueves, 20 de agosto de 2009

Envejecimiento de la población activa: utilidad de los datos colectivos (I)

Hay al menos dos razones para abordar de forma colectiva y cuantificable el problema del envejecimiento de la población activa. La primera razón es que estos datos son necesarios para evaluar y prever los efectos del envejecimiento en un taller, servicio, empresa, sector o país. La segunda razón es que los principales componentes del envejecimiento son, en sí mismos, fenómenos sujetos a la probabilidad: no todos los trabajadores envejecen al mismo tiempo o al mismo ritmo; así pues, por medio de herramientas estadísticas podremos revelar, confirmar o valorar diferentes aspectos del envejecimiento.
El instrumento más simple que se utiliza en este campo es la descripción de las estructuras de edad y su evolución, expresada en términos relevantes para el trabajo: el sector económico, profesión, grupo de trabajos, etc.
Por ejemplo, cuando se observa que la estructura de edad de la plantilla de un taller se mantiene estable y joven, cabe preguntarse qué características del trabajo pueden desempeñar un papel selectivo con respecto a la edad. Si, por el contrario, dicha estructura es estable pero la media de edad es mayor, la función del taller será recibir empleados de otras secciones de la empresa. Merece la pena estudiar las razones de tales traslados y comprobar si el trabajo en este taller se ajusta a las características de una mano de obra de edad avanzada. Finalmente, si la estructura de edad cambia regularmente, reflejando únicamente los diferentes niveles de contratación de un año a otro, tendremos una situación donde los trabajadores “envejecen en su puesto de trabajo”. A veces esta situación requiere un estudio especial, sobre todo si el número anual de contrataciones tiende a la baja, lo que orientará la estructura general hacia grupos de edad más avanzada.

lunes, 17 de agosto de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: Envejecimiento de hombres y mujeres en el trabajo

Las diferencias entre hombres y mujeres en función de la edad se sitúan en dos niveles diferentes. A nivel orgánico, las expectativas de vida suelen ser mayores para las mujeres, pero, la llamada expectativa de vida sin discapacidades es muy similar para ambos sexos: hasta los 65-70 años. Más allá de esa edad, las mujeres suelen estar en situación de desventaja. Además, la máxima capa- cidad física de las mujeres es un 30 % menor, como media, que la de los hombres, y esta diferencia generalmente persiste con el paso del tiempo; aunque hay una gran variabilidad en ambos grupos y superposiciones entre las dos distribuciones.
A nivel de carrera profesional hay grandes diferencias. En general, las mujeres han recibido menos formación profesional que los hombres cuando comienzan su vida laboral, suelen ocupar puestos para los que se requiere una menor capacitación y están peor pagadas y consideradas profesionalmente. Con la edad, estas personas tienden a ocupar puestos con mayores limitaciones, tanto a nivel de horarios, como en su contenido, que tiende a ser repetitivo. No se puede establecer ninguna dife- rencia en el desarrollo de la capacidad cognitiva entre los dos sexos sin tener en cuenta este contexto social en el que se desarrolla el trabajo.
Si la planificación de los puestos de trabajo ha de tener en cuenta estas diferencias, se debe favorecer especialmente la formación profesional inicial y continua de las mujeres y ayudarlas a desarrollar carreras en las que se aumente su experiencia y se reconozca su valor. Todas estas medidas se deben tomar, por supuesto, mucho antes de que finalice su vida activa.

viernes, 14 de agosto de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: Envejecimiento cognitivo: ralentización y aprendizaje

Por lo que se refiere a las funciones cognitivas, lo primero que cabe observar es que la actividad laboral pone en juego los mecanismos básicos para recibir y procesar información, por una parte, y los conocimientos adquiridos a lo largo de la vida, por otra. Este conocimiento tiene que ver principalmente con el significado de los objetos, señales, palabras y situaciones (conocimiento “declarativo”) y también con la manera de hacer las cosas (conocimiento de “procedimientos”).
La memoria a corto plazo nos permite retener, durante unos segundos o minutos, la información útil detectada. El procesa- miento de esta información se lleva a cabo por comparación con el conocimiento memorizado de manera permanente. El envejecimiento actúa sobre estos mecanismos de varias formas: (1) en virtud de la experiencia, enriquece el conocimiento, así como la capacidad para seleccionar el conocimiento más útil y el mejor método para procesarlo, especialmente en aquellas tareas que se llevan a cabo con una cierta frecuencia; sin embargo, (2) el tiempo utilizado para procesar esta información se prolonga debido al envejecimiento del sistema nervioso central y a la mayor fragilidad de la memoria a corto plazo.
Estas funciones cognitivas dependen mucho del entorno en el que hayan vivido los trabajadores y, por tanto, de su historia pasada, su formación y las situaciones laborales que hayan tenido que afrontar. Los cambios que se producen con la edad se manifiestan, como hemos visto, en una combinación muy variada de fenómenos de deterioro y reconstrucción, en los que cada uno de estos dos factores puede estar más o menos acentuado.
Si en el curso de su vida laboral los trabajadores han recibido únicamente una formación muy básica y han tenido que realizar tareas simples y repetitivas, su conocimiento será muy restringido y tendrán dificultades cuando se les exija la realización de tareas nuevas o con las que estén poco familiarizados. Si además tienen que realizar su trabajo dentro de unos límites de tiempo muy justos, los cambios que se han producido en sus funciones sensoriales y la ralentización en el procesamiento de información les colocará en inferioridad de condiciones. Si, por el contrario, han tenido períodos de escolarización y formación completos y han realizado una amplia gama de tareas, serán capaces de sacar todo el partido a sus habilidades de forma que compense las posibles deficiencias sensoriales o cognitivas relacionadas con el proceso de envejecimiento.
Por lo tanto, es fácil comprender el papel que desempeña la formación continua en la situación laboral de los trabajadores de edad avanzada. Los cambios en el trabajo hacen cada vez más necesaria esta formación continua, pero los trabajadores de mayor edad no suelen tener acceso a ella. Las empresas no creen que merezca la pena impartir cursos de formación a los trabajadores que están a punto de finalizar su vida activa, especialmente porque se cree que las dificultades en el aprendizaje aumentan con la edad. Incluso los mismo trabajadores, temerosos del fracaso, no se embarcan en un proceso de formación cuyos beneficios no ven claramente.
De hecho, con la edad, el modo de aprendizaje se modifica. Mientras una persona joven registra el conocimiento que se le ha transmitido, una persona mayor necesita comprender la forma de organizar este conocimiento en relación con el que ya posee, cuál es su lógica y su justificación para el trabajo que realiza. La respuesta al problema de la formación de los trabajadores de mayor edad es, en primer lugar, el uso de metodologías específicas para cada edad, conocimiento y experiencia de cada persona, con períodos más largos de formación para los más mayores.

martes, 11 de agosto de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: Algunos procesos de envejecimiento orgánico y su relación con el trabajo

Las principales funciones orgánicas implicadas en el desempeño del trabajo se desarrollan hasta alcanzar su plenitud alrededor de los 20 ó 25 años y declinan de manera apreciable de los 40 ó 50 años en adelante.
En particular, se puede observar un decaimiento en la fuerza muscular máxima y en el recorrido de las articulaciones. La reducción en la fuerza es del orden del 15-20 % entre los 20 y los 60 años. Pero esto es únicamente una tendencia general y hay una variación muy considerable dependiendo de las personas. Además, esto ocurre con los esfuerzos y capacidades máximas; en trabajos que exigen un menor esfuerzo físico, el declive es mucho menor.
Una de las funciones más sensibles a la edad es la regulación postural. La dificultad no es evidente en las posturas de trabajo más comunes y estables (de pie o sentado), pero resulta obvia en situaciones de desequilibrio que requieren ajustes precisos, contracciones musculares bruscas o el movimientos de articula- ciones con un ángulo muy pronunciado. Estos problemas se hacen mucho más graves cuando el trabajo se tiene que realizar sobre superficies inestables o resbaladizas, o cuando el trabajador sufre una sacudida inesperada. El resultado es que los accidentes debidos a pérdidas de equilibrio son más frecuente entre trabajadores de edad avanzada.
La regulación del sueño se hace más irregular de los 40 ó 45 años en adelante. Se es más sensible a los cambios del horario de trabajo (tales como el trabajo nocturno o el trabajo por turnos) y a los entornos molestos (por ejemplo, el ruido o la luz). A esto le siguen cambios en la duración y calidad del sueño.
La termorregulación también se hace más difícil con la edad, lo que provoca problemas específicos a los trabajadores de edad avanzada en entornos calurosos, especialmente cuando tienen que realizar trabajos de cierta intensidad física.
Las funciones sensoriales se ven afectadas desde muy pronto; sin embargo, las deficiencias que provocan no suelen manifes- tarse antes de los 40 ó 50 años. La vista, como tal, sufre diversos cambios: se da una reducción en el grado de acomodación (que se puede corregir con el uso de lentes apropiadas) y también en el campo visual periférico, en la percepción de la profundidad, en la resistencia al deslumbramiento y en la transmisión de la luz a través del cristalino. Los inconvenientes resultantes sólo son apreciables en ciertas condiciones: iluminación insuficiente, cerca de fuentes de excesiva luminosidad, con objetos o textos demasiado pequeños o con mala presentación, etc.
El deterioro de la función auditiva afecta al umbral auditivo a frecuencias altas (sonidos más agudos), pero se manifiesta espe- cialmente en la dificultad para diferenciar y reconocer las señales sonoras en entornos especialmente ruidosos. Así pues, la inteligibilidad de las palabras se hace más difícil en presencia de ruido ambiental o de fuerte reverberación.
Las demás funciones sensoriales se ven poco afectadas durante esta etapa de la vida.

De un modo general, se puede observar un deterioro orgánico particularmente apreciable en situaciones extremas. En cualquier caso, este tipo de entornos se debería modificar para evitar dificultades incluso entre los trabajadores más jóvenes. Por otra parte, los trabajadores de edad avanzada pueden compensar sus deficiencias por medio de estrategias personales, que han adquirido con la experiencia, cuando las condiciones y la organización del trabajo lo permiten: el uso de apoyos adicionales para posturas desequilibradas, levantamiento y carga de pesos con el mínimo esfuerzo, organización y sistematización de la exploración visual para obtener información útil, entre otros medios.

viernes, 24 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo (IV)

Por último, un punto que merece la pena destacar es que los cambios individuales se producen a lo largo de la vida laboral y con frecuencia se cuestionan los procesos de ajuste entre las características de un trabajo determinado y las personas que pueden realizarlo.

miércoles, 22 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo (II)

La población laboral cambia. Las estructuras de edad se modifican a la par que los cambios demográficos, los medios de acceso al mercado laboral, la jubilación y la actitud ante el trabajo. El número de mujeres que se incorporan al mercado laboral sigue creciendo. Entre tanto, se produce una revolución en el campo de la educación, la formación profesional y el acceso a los sistemas de seguridad social. Todas estas transformaciones crean, al mismo tiempo, efectos generacionales y periódicos que tienen una influencia evidente en la relación edad-trabajo y que pueden preverse hasta cierto punto.

lunes, 20 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo (I)

El trabajo evoluciona. La tecnología avanza; la mecanización, la automatización, la informatización y los métodos de transferencia de información, entre otros factores, se están convirtiendo en algo generalizado. Los nuevos productos aparecen y desaparecen. Se descubren o se amplían nuevos factores de riesgo (por ejemplo, las radiaciones y los productos químicos), mientras que otros pierden importancia. Se transforma la organización del trabajo y gestión de la mano de obra, la distribución de las tareas y los horarios de trabajo. Algunos sectores de la producción se desarrollan, mientras que otros entran en declive. De una generación a otra, cambian las situaciones laborales que un trabajador debe afrontar durante su vida activa, sus demandas y las habilidades que de él se requieren.

sábado, 18 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo

La relación entre los procesos de envejecimiento y el trabajo engloba una gran variedad de situaciones que se pueden consi- derar desde dos puntos de vista. Por una parte, el trabajo parece ser un factor de transformación para el trabajador a lo largo de su vida activa. Estas transformaciones pueden ser tanto negativas
(por ejemplo, desgaste, pérdida de habilidad, enfermedades y accidentes) como positivas (por ejemplo, adquisición de conoci- mientos y experiencia). Por otra parte, es el trabajo el que revela los cambios relacionados con la edad, lo que da como resultado la marginación e incluso la exclusión del sistema laboral de aquellos trabajadores mayores expuestos a exigencias laborales exce- sivas para su capacidad de trabajo en decadencia o, por el contrario, les permite avanzar en su carrera profesional si en el contenido del trabajo se valora mucho la experiencia.
Así pues, la edad avanzada desempeña la función de “vector” en el que se registran cronológicamente los hechos de la vida de un trabajador, tanto dentro como fuera del trabajo. Alrededor de este eje se engranan los procesos de decadencia y progreso, que varían de un trabajador a otro. Para considerar los problemas de los trabajadores de edad avanzada dentro del concepto de capacidad de trabajo, es necesario tener en cuenta las características dinámicas de los cambios relacionados con la edad y la variabilidad de estos cambios a nivel individual.

martes, 14 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA

La categoría de los trabajadores de edad avanzada varía según su condición funcional, que a su vez está influida por su historial laboral anterior. También depende del puesto de trabajo que ocupan y de la situación social, cultural y económica del país en el que viven.
Así pues, aquellos trabajadores que realizan un trabajo puramente físico son, con frecuencia, los que menor nivel de escolarización y preparación profesional tienen. Están sujetos al estrés causado por un trabajo agotador, que puede ser causa de enfermedades, y expuestos al riesgo de accidentes de trabajo. En este contexto, es más que probable que su capacidad física decline al final de su vida activa, un hecho que los convierte en trabajadores más vulnerables.
Por el contrario, aquellos que han tenido la ventaja de tener un período más largo de escolarización seguido por una formación profesional que los prepara para el trabajo, suelen dedi- carse a actividades en las que pueden poner en práctica los conocimientos adquiridos y aumentar progresivamente su experiencia. Con frecuencia, no trabajan en entornos de trabajo peligrosos y sus capacidades se aprecian y valoran más con el paso del tiempo.
Durante los períodos de expansión económica y escasez de mano de obra, se reconoce que los trabajadores de edad avanzada poseen mayor “conciencia laboral”, realizan su trabajo con mayor regularidad y pueden mantener actualizada su experiencia. En los períodos de recesión y desempleo, sin embargo, se resaltará el hecho de que su rendimiento laboral es inferior al de los trabajadores más jóvenes y tienen menos capacidad para adaptarse a los cambios en las técnicas y organización del trabajo.
Dependiendo de los diferentes países, sus tradiciones culturales, sus costumbres y nivel de desarrollo económico, la consideración que reciben los trabajadores de edad avanzada y la solidaridad para con ellos resulta más o menos evidente y su protección está más o menos asegurada.

domingo, 12 de julio de 2009

Conclusión: diferencias culturales en el diseño (I)

Cuando se trata de diseñar un producto a escala mundial, el diseñador tiene que pensar en las necesidades de los consumidores de todo el mundo. En este caso, quizá no sea posible adoptar la solución centrada en el usuario para conseguir que sea útil para todos los que vayan a utilizarlo y en múltiples entornos. El diseñador debe recurrir a una gran variedad de información, tanto formal como informal, referencias literarias, normas, directrices, principios prácticos y experiencias, para hacer una evaluación del diseño y debe garantizar la suficiente flexibilidad en el producto para satisfacer las necesidades de una población más amplia.
Otro punto que debe considerarse es el hecho de que los diseñadores no lo saben todo. Necesitan la información proporcionada no sólo por los usuarios, sino también por las otras partes que participan en el proyecto: directivos, técnicos, trabajadores de mantenimiento y reparaciones, etc. En un proceso participativo, se deben compartir los conocimientos y experiencias para desarrollar un producto o sistema útil y aceptar la responsabilidad colectiva por su funcionalidad y seguridad. Al fin y al cabo, a todos les conviene que funcione.

viernes, 10 de julio de 2009

Conclusión: diferencias culturales en el diseño

Diseñar un producto o sistema útil no es tarea fácil. No existe un patrón que garantice el éxito. El trabajo del diseñador es crear la interacción óptima y armónica entre los cuatro componentes básicos de cualquier sistema tecnológico-humano: el usuario, la tarea, la tecnología y el entorno. Un sistema de trabajo puede ajustarse a una determinada combinación de estos factores, pero ser poco apropiado para otro. Uno de los aspectos de diseño que puede contribuir a la utilidad del mismo, tanto si se trata de un producto individual o de un sistema complejo, es la consideración de los aspectos culturales que tienen una gran influencia sobre el usuario y sobre el entorno de trabajo.
Incluso si un ingeniero meticuloso diseña una interfaz hombre-máquina adecuada para ser utilizada en un entorno concreto, a menudo le es imposible prever los efectos de una cultura diferente sobre la utilidad del producto. Es difícil prevenir los posibles efectos culturales negativos cuando un producto se usa en un entorno diferente del inicialmente previsto. Y puesto que no existen datos cuantitativos que reflejen las restricciones culturales, la única forma de que el ingeniero pueda hacer el diseño compatible con los factores culturales es integrar activamente a los usuarios en el proceso de diseño.
La mejor manera de integrar los aspectos culturales en el diseño es que el diseñador adopte una solución centrada en el usuario. El enfoque de diseño adaptado es un factor esencial que tiene una influencia inmediata en la utilidad del sistema diseñado. El diseñador debe tener en cuenta la importancia de este concepto básico y aplicarlo desde el comienzo mismo del proceso de diseño. Los principios básicos del diseño centrado en el usuario se pueden resumir así (Gould y Lewis 1985; Shackel 1986; Gould y cols. 1987; Gould 1988; Wang 1992):


1. Atención continua centrada en el usuario. El usuario debe formar parte activa del equipo de diseño durante todo el proceso (a saber, prediseño, diseño de detalles, fase de verificación y prueba del sistema).
2. Diseño integrado. El sistema se debe considerar como un todo, garantizando una solución completa. El equipo de diseño debe asegurarse de que todos los aspectos de la utilidad del sistema se desarrollen en paralelo.
3. Pruebas por parte del usuario desde los primeros pasos del diseño. Hay que conocer las reacciones del usuario probando prototipos o simulaciones mientras se lleva a cabo el trabajo en un entorno real, desde la fase de desarrollo inicial hasta que se obtenga el producto final.
4. Diseño iterativo. Los procesos de diseño, prueba y rediseño deben repetirse en ciclos regulares hasta que se consigan resultados de utilidad satisfactorios.

miércoles, 8 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (V)

Sistema de mantenimiento. Los programas de mantenimiento (preventivos y regulares) son ejemplos en los que se debe adaptar la organización laboral a las restricciones culturales. La cultura tradicional en las sociedades agrícolas, predominante en muchos países en vías de desarrollo, no suele ser compatible con las exigencias del trabajo industrial y su organización. La actividad agrícola tradicional no requiere, por ejemplo, un programa de mantenimiento formal ni trabajo de precisión. No se suele realizar presionado por el horario. En el campo, el trabajo de mantenimiento se deja al poder reciclador de la naturaleza. El diseño de los programas de mantenimiento y los manuales para las actividades industriales deberían tener en cuenta estos límites culturales y proporcionar la supervisión y la formación adecuadas.
Zhang y Tyler (1990), en un estudio sobre el éxito de la instalación de una fábrica de producción de cables telefónicos en China, dirigida por una empresa estadounidense (Essex Company) afirmaron que: “Ambas partes son conscientes de que la aplicación directa de los modos de trabajo de la Essex no son siempre prácticos ni deseables debido a las diferencias culturales, filosóficas y políticas. Así, el socio chino se encargaba de modi- ficar la información e instrucciones dadas por Essex para hacerlas compatibles con las condiciones existentes en China”. También argumentan que la clave del éxito, a pesar de todas estas diferencias, fue la dedicación y el compromiso de ambas partes con un objetivo común, así como el respeto mutuo, la confianza y la amistad, que permitieron superar las diferencias.
La planificación de los turnos y horarios de trabajo es otro ejemplo de la organización del trabajo. En la mayoría de los países en vías de desarrollo existen problemas socioculturales asociados al trabajo por turnos. Entre estos problemas se incluyen las pésimas condiciones de vida y vivienda, la falta de servicios, el ambiente ruidoso y otros factores, que requieren el diseño de programas especiales para el trabajo por turnos. Además, en el caso de las trabajadoras, la jornada de trabajo suele durar más que las ocho horas que dura el turno de los hombres debido a la suma de las horas de trabajo, desplaza- miento, el trabajo en casa y el cuidado de toda la familia. Por la influencia de la cultura, el trabajo por turnos y otros tipos de trabajo especiales requieren el diseño de horarios de descanso especiales para ser realmente eficaces y viables.
La flexibilidad en la jornada laboral debe tener en cuenta las diferencias entre culturas, como la siesta de los trabajadores chinos o las actividades religiosas como la oración de los musul- manes. En la cultura islámica, los trabajadores deben parar el trabajo para rezar varias veces al día y tienen que ayunar un mes al año desde la salida del sol hasta el ocaso. Todas estas restricciones culturales necesitan consideración especial.
Queda claro que muchas características macroergonómicas están influidas por la cultura y que estas características deben tenerse en cuenta si se quieren diseñar sistemas de software que funcionen eficazmente.

lunes, 6 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (IV)

Organización y gestión del trabajo. En ciertas culturas, la familia es una institución tan importante que desempeña un papel fundamental en la organización del trabajo. Por ejemplo, entre algunas comunidades de la India, una profesión se considera responsabilidad de la familia y todos los miembros de la familia realizan el mismo trabajo (Chapanis 1975).

sábado, 4 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (III)

Sistemas de software. Las diferencias sociales y de organización debidas a la cultura deben ser un factor importante en el diseño de software y en la introducción de cambios en la organización. Respecto a la tecnología de la información, De Lisi (1990) nos indica que no se podrán obtener todas las ventajas del trabajo en red hasta que las redes se ajusten a la cultura de organización existente.

jueves, 2 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (II)

Ergonomía abierta a la participación. Este es un enfoque macroer- gonómico útil para solucionar algunos problemas relacionados con el trabajo (Shahnavaz, Abeysekera y Johansson
1993; Noro e Imada 1991; Wilson 1991). Esta solución, muy utilizada en los países industrializados, se ha aplicado de diferentes formas, dependiendo de la cultura organizativa en que se haya incluido. En un estudio, Liker, Nagamachi y Lifshitz (1988) compararon los programas de ergonomía abierta a la participación para disminuir los efectos del estrés en dos fábricas estadounidenses y dos japonesas. Su conclusión fue que: “Un programa de ergonomía abierta a la participación puede adquirir muchas formas. El mejor programa para cual- quier fábrica en cualquier país dependerá de su historia, su estructura y su cultura”.

martes, 30 de junio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos

Aspectos macroergonómicos
El término macroergonomía se refiere al diseño de la tecnología de software; es decir, el diseño adecuado de los sistemas de orga- nización y gestión. Existen pruebas de que debido a las diferen- cias culturales, políticas y sociales, así como en los niveles de educación, muchos métodos de organización y dirección desarro- llados en los países industrializados no se pueden aplicar en los países en vías de desarrollo (Negandhi 1975). En la mayoría de estos países, la organización jerárquica se caracteriza por una estructura en que la autoridad fluye de arriba abajo. No se da mucho valor a cuestiones como la democracia o la toma de decisiones compartida, que son temas clave en la gestión de la empresa actual, esenciales para la utilización adecuada de recursos humanos como la inteligencia, creatividad, ingenuidad y el potencial de resolución de problemas.
El sistema feudal de jerarquía social y su sistema de valores se practican también en la mayoría de las zonas industriales de los países en vías de desarrollo. Por ello, una organización y forma de gestión abiertas a la participación, de crucial importancia para el nuevo modelo de producción flexible y de motivación de la fuerza laboral parece un logro difícil de alcanzar. Sin embargo, también hay informes que confirman la conveniencia de introducir el sistema de trabajo autónomo, incluso en estas culturas (Ketchum 1984).

domingo, 28 de junio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos microergonómicos (V)

Diseño de equipos de protección. Existen limitaciones, tanto psicológicas como físicas, respecto a la obligación de llevar equipos de protección en algunas culturas. Por ejemplo, en ciertos países, los trabajos que necesitan ropa de protección se consideran como trabajos exclusivamente físicos, apropiados sólo para los trabajadores sin capacitación alguna. Consecuentemente, los ingenieros no suelen llevar ropa de protección. Por lo que se refiere a las limitaciones físicas, algunos grupos reli- giosos se ven obligados por su religión a llevar la cabeza cubierta (como los turbantes de los sijs de la India o el velo de las mujeres musulmanas), lo que dificulta el llevar cascos protectores. Así pues, es necesario realizar nuevos diseños de ropa de trabajo protectora que solucionen los problemas de seguridad laboral provocados por los aspectos culturales.

viernes, 26 de junio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos microergonómicos (IV)

Diseño del lugar de trabajo. El diseño de los puestos de trabajo en la industria tiene como objetivo eliminar las posturas perjudiciales y mejorar el rendimiento del trabajador en relación a las necesidades biológicas y las preferencias del usuario, así como en relación a los requisitos de la tarea. Las personas de diferentes culturas pueden preferir diferentes modos de sentarse o alturas de trabajo. En los países occidentales, las alturas de trabajo se sitúan al nivel del codo, en posición de sentado, para lograr el mayor confort y eficacia. Sin embargo, en muchas partes del mundo la gente se sienta en el suelo. Los trabajadores hindúes prefieren sentarse en cuclillas o cruzados de piernas, antes que permanecer de pie o sentarse en una silla. De hecho, se observa que incluso cuando se les proporcionan sillas, prefieren mantenerse fieles a sus costumbres. Daftuar (1975) y Sen (1984) han estudiado las ventajas e implicaciones de la postura india. Tras describir sus ventajas, Sen concluyó que: “Puesto que una gran parte de la población que forma parte del mercado mundial son miembros de sociedades donde el sentarse en cuclillas o en el suelo es la postura predominante, es poco afortunado que hasta ahora no se haya diseñado ninguna máquina para ser utilizada en esta posición”. Así pues, las variaciones en el modo de sentarse se deberían considerar a la hora de diseñar máquinas y lugares de trabajo para mejorar el rendimiento y la comodidad del operario.

miércoles, 24 de junio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos microergonómicos (III)

2. Compatibilidad entre el control y la representación visual. La compatibilidad es la medida de cómo los movimientos espaciales de control, la representación visual o las relaciones conceptuales cumplen las expectativas del ser humano (Staramler 1993). Se refiere a lo que espera el usuario de la relación estímulo-respuesta, un tema fundamental en ergonomía para el manejo seguro y eficaz de un producto o sistema. Un sistema compatible es aquel que tiene en cuenta el comportamiento motor perceptual de las personas (del ciudadano medio). Sin embargo, como otros comportamientos humanos, el comportamiento motor perceptual también puede verse influido por la cultura. Hsu y Peng (1993) compararon el comportamiento de individuos chinos y americanos en el control de los quemadores de una cocina con cuatro quemadores. Se observaron diferentes estereotipos. Sus conclusiones fueron que los estereotipos se debían a las diferencias culturales, probable- mente relacionadas con los hábitos de lectura y de explora- ción visual.

lunes, 22 de junio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos microergonómicos (II)

Algunos de los aspectos microergonómicos relacionados con la cultura son:
1. Diseño de interfaces. Los aspectos emocionales humanos son un elemento esencial en el diseño de los productos. Factores como el color o la forma están incluidos en este grupo
(Kwon, Lee y Ahn 1993; Nagamachi 1992). El color se considera como el factor emocional más importante en el diseño de un producto. El tratamiento del color en el diseño de los productos refleja la disposición sentimental y psicológica de los usuarios, que varía dependiendo de los cada país. El simbolismo del color puede variar también. Por ejemplo, el color rojo, indicativo de peligro en los países occidentales, simboliza un hecho favorable o de buen augurio en la India
(Sen, 1984) y significa gozo o alegría en China.
El diseño de las señales y símbolos visuales que se usan en los espacios públicos están fuertemente relacionados con la cultura. La información visual occidental es difícil de inter- pretar para los no occidentales (Daftuar 1975; Fuglesang 1982).