viernes, 24 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo (IV)

Por último, un punto que merece la pena destacar es que los cambios individuales se producen a lo largo de la vida laboral y con frecuencia se cuestionan los procesos de ajuste entre las características de un trabajo determinado y las personas que pueden realizarlo.

miércoles, 22 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo (II)

La población laboral cambia. Las estructuras de edad se modifican a la par que los cambios demográficos, los medios de acceso al mercado laboral, la jubilación y la actitud ante el trabajo. El número de mujeres que se incorporan al mercado laboral sigue creciendo. Entre tanto, se produce una revolución en el campo de la educación, la formación profesional y el acceso a los sistemas de seguridad social. Todas estas transformaciones crean, al mismo tiempo, efectos generacionales y periódicos que tienen una influencia evidente en la relación edad-trabajo y que pueden preverse hasta cierto punto.

lunes, 20 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo (I)

El trabajo evoluciona. La tecnología avanza; la mecanización, la automatización, la informatización y los métodos de transferencia de información, entre otros factores, se están convirtiendo en algo generalizado. Los nuevos productos aparecen y desaparecen. Se descubren o se amplían nuevos factores de riesgo (por ejemplo, las radiaciones y los productos químicos), mientras que otros pierden importancia. Se transforma la organización del trabajo y gestión de la mano de obra, la distribución de las tareas y los horarios de trabajo. Algunos sectores de la producción se desarrollan, mientras que otros entran en declive. De una generación a otra, cambian las situaciones laborales que un trabajador debe afrontar durante su vida activa, sus demandas y las habilidades que de él se requieren.

sábado, 18 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA: La dimensión temporal en la relación edad-trabajo

La relación entre los procesos de envejecimiento y el trabajo engloba una gran variedad de situaciones que se pueden consi- derar desde dos puntos de vista. Por una parte, el trabajo parece ser un factor de transformación para el trabajador a lo largo de su vida activa. Estas transformaciones pueden ser tanto negativas
(por ejemplo, desgaste, pérdida de habilidad, enfermedades y accidentes) como positivas (por ejemplo, adquisición de conoci- mientos y experiencia). Por otra parte, es el trabajo el que revela los cambios relacionados con la edad, lo que da como resultado la marginación e incluso la exclusión del sistema laboral de aquellos trabajadores mayores expuestos a exigencias laborales exce- sivas para su capacidad de trabajo en decadencia o, por el contrario, les permite avanzar en su carrera profesional si en el contenido del trabajo se valora mucho la experiencia.
Así pues, la edad avanzada desempeña la función de “vector” en el que se registran cronológicamente los hechos de la vida de un trabajador, tanto dentro como fuera del trabajo. Alrededor de este eje se engranan los procesos de decadencia y progreso, que varían de un trabajador a otro. Para considerar los problemas de los trabajadores de edad avanzada dentro del concepto de capacidad de trabajo, es necesario tener en cuenta las características dinámicas de los cambios relacionados con la edad y la variabilidad de estos cambios a nivel individual.

martes, 14 de julio de 2009

TRABAJADORES DE EDAD AVANZADA

La categoría de los trabajadores de edad avanzada varía según su condición funcional, que a su vez está influida por su historial laboral anterior. También depende del puesto de trabajo que ocupan y de la situación social, cultural y económica del país en el que viven.
Así pues, aquellos trabajadores que realizan un trabajo puramente físico son, con frecuencia, los que menor nivel de escolarización y preparación profesional tienen. Están sujetos al estrés causado por un trabajo agotador, que puede ser causa de enfermedades, y expuestos al riesgo de accidentes de trabajo. En este contexto, es más que probable que su capacidad física decline al final de su vida activa, un hecho que los convierte en trabajadores más vulnerables.
Por el contrario, aquellos que han tenido la ventaja de tener un período más largo de escolarización seguido por una formación profesional que los prepara para el trabajo, suelen dedi- carse a actividades en las que pueden poner en práctica los conocimientos adquiridos y aumentar progresivamente su experiencia. Con frecuencia, no trabajan en entornos de trabajo peligrosos y sus capacidades se aprecian y valoran más con el paso del tiempo.
Durante los períodos de expansión económica y escasez de mano de obra, se reconoce que los trabajadores de edad avanzada poseen mayor “conciencia laboral”, realizan su trabajo con mayor regularidad y pueden mantener actualizada su experiencia. En los períodos de recesión y desempleo, sin embargo, se resaltará el hecho de que su rendimiento laboral es inferior al de los trabajadores más jóvenes y tienen menos capacidad para adaptarse a los cambios en las técnicas y organización del trabajo.
Dependiendo de los diferentes países, sus tradiciones culturales, sus costumbres y nivel de desarrollo económico, la consideración que reciben los trabajadores de edad avanzada y la solidaridad para con ellos resulta más o menos evidente y su protección está más o menos asegurada.

domingo, 12 de julio de 2009

Conclusión: diferencias culturales en el diseño (I)

Cuando se trata de diseñar un producto a escala mundial, el diseñador tiene que pensar en las necesidades de los consumidores de todo el mundo. En este caso, quizá no sea posible adoptar la solución centrada en el usuario para conseguir que sea útil para todos los que vayan a utilizarlo y en múltiples entornos. El diseñador debe recurrir a una gran variedad de información, tanto formal como informal, referencias literarias, normas, directrices, principios prácticos y experiencias, para hacer una evaluación del diseño y debe garantizar la suficiente flexibilidad en el producto para satisfacer las necesidades de una población más amplia.
Otro punto que debe considerarse es el hecho de que los diseñadores no lo saben todo. Necesitan la información proporcionada no sólo por los usuarios, sino también por las otras partes que participan en el proyecto: directivos, técnicos, trabajadores de mantenimiento y reparaciones, etc. En un proceso participativo, se deben compartir los conocimientos y experiencias para desarrollar un producto o sistema útil y aceptar la responsabilidad colectiva por su funcionalidad y seguridad. Al fin y al cabo, a todos les conviene que funcione.

viernes, 10 de julio de 2009

Conclusión: diferencias culturales en el diseño

Diseñar un producto o sistema útil no es tarea fácil. No existe un patrón que garantice el éxito. El trabajo del diseñador es crear la interacción óptima y armónica entre los cuatro componentes básicos de cualquier sistema tecnológico-humano: el usuario, la tarea, la tecnología y el entorno. Un sistema de trabajo puede ajustarse a una determinada combinación de estos factores, pero ser poco apropiado para otro. Uno de los aspectos de diseño que puede contribuir a la utilidad del mismo, tanto si se trata de un producto individual o de un sistema complejo, es la consideración de los aspectos culturales que tienen una gran influencia sobre el usuario y sobre el entorno de trabajo.
Incluso si un ingeniero meticuloso diseña una interfaz hombre-máquina adecuada para ser utilizada en un entorno concreto, a menudo le es imposible prever los efectos de una cultura diferente sobre la utilidad del producto. Es difícil prevenir los posibles efectos culturales negativos cuando un producto se usa en un entorno diferente del inicialmente previsto. Y puesto que no existen datos cuantitativos que reflejen las restricciones culturales, la única forma de que el ingeniero pueda hacer el diseño compatible con los factores culturales es integrar activamente a los usuarios en el proceso de diseño.
La mejor manera de integrar los aspectos culturales en el diseño es que el diseñador adopte una solución centrada en el usuario. El enfoque de diseño adaptado es un factor esencial que tiene una influencia inmediata en la utilidad del sistema diseñado. El diseñador debe tener en cuenta la importancia de este concepto básico y aplicarlo desde el comienzo mismo del proceso de diseño. Los principios básicos del diseño centrado en el usuario se pueden resumir así (Gould y Lewis 1985; Shackel 1986; Gould y cols. 1987; Gould 1988; Wang 1992):


1. Atención continua centrada en el usuario. El usuario debe formar parte activa del equipo de diseño durante todo el proceso (a saber, prediseño, diseño de detalles, fase de verificación y prueba del sistema).
2. Diseño integrado. El sistema se debe considerar como un todo, garantizando una solución completa. El equipo de diseño debe asegurarse de que todos los aspectos de la utilidad del sistema se desarrollen en paralelo.
3. Pruebas por parte del usuario desde los primeros pasos del diseño. Hay que conocer las reacciones del usuario probando prototipos o simulaciones mientras se lleva a cabo el trabajo en un entorno real, desde la fase de desarrollo inicial hasta que se obtenga el producto final.
4. Diseño iterativo. Los procesos de diseño, prueba y rediseño deben repetirse en ciclos regulares hasta que se consigan resultados de utilidad satisfactorios.

miércoles, 8 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (V)

Sistema de mantenimiento. Los programas de mantenimiento (preventivos y regulares) son ejemplos en los que se debe adaptar la organización laboral a las restricciones culturales. La cultura tradicional en las sociedades agrícolas, predominante en muchos países en vías de desarrollo, no suele ser compatible con las exigencias del trabajo industrial y su organización. La actividad agrícola tradicional no requiere, por ejemplo, un programa de mantenimiento formal ni trabajo de precisión. No se suele realizar presionado por el horario. En el campo, el trabajo de mantenimiento se deja al poder reciclador de la naturaleza. El diseño de los programas de mantenimiento y los manuales para las actividades industriales deberían tener en cuenta estos límites culturales y proporcionar la supervisión y la formación adecuadas.
Zhang y Tyler (1990), en un estudio sobre el éxito de la instalación de una fábrica de producción de cables telefónicos en China, dirigida por una empresa estadounidense (Essex Company) afirmaron que: “Ambas partes son conscientes de que la aplicación directa de los modos de trabajo de la Essex no son siempre prácticos ni deseables debido a las diferencias culturales, filosóficas y políticas. Así, el socio chino se encargaba de modi- ficar la información e instrucciones dadas por Essex para hacerlas compatibles con las condiciones existentes en China”. También argumentan que la clave del éxito, a pesar de todas estas diferencias, fue la dedicación y el compromiso de ambas partes con un objetivo común, así como el respeto mutuo, la confianza y la amistad, que permitieron superar las diferencias.
La planificación de los turnos y horarios de trabajo es otro ejemplo de la organización del trabajo. En la mayoría de los países en vías de desarrollo existen problemas socioculturales asociados al trabajo por turnos. Entre estos problemas se incluyen las pésimas condiciones de vida y vivienda, la falta de servicios, el ambiente ruidoso y otros factores, que requieren el diseño de programas especiales para el trabajo por turnos. Además, en el caso de las trabajadoras, la jornada de trabajo suele durar más que las ocho horas que dura el turno de los hombres debido a la suma de las horas de trabajo, desplaza- miento, el trabajo en casa y el cuidado de toda la familia. Por la influencia de la cultura, el trabajo por turnos y otros tipos de trabajo especiales requieren el diseño de horarios de descanso especiales para ser realmente eficaces y viables.
La flexibilidad en la jornada laboral debe tener en cuenta las diferencias entre culturas, como la siesta de los trabajadores chinos o las actividades religiosas como la oración de los musul- manes. En la cultura islámica, los trabajadores deben parar el trabajo para rezar varias veces al día y tienen que ayunar un mes al año desde la salida del sol hasta el ocaso. Todas estas restricciones culturales necesitan consideración especial.
Queda claro que muchas características macroergonómicas están influidas por la cultura y que estas características deben tenerse en cuenta si se quieren diseñar sistemas de software que funcionen eficazmente.

lunes, 6 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (IV)

Organización y gestión del trabajo. En ciertas culturas, la familia es una institución tan importante que desempeña un papel fundamental en la organización del trabajo. Por ejemplo, entre algunas comunidades de la India, una profesión se considera responsabilidad de la familia y todos los miembros de la familia realizan el mismo trabajo (Chapanis 1975).

sábado, 4 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (III)

Sistemas de software. Las diferencias sociales y de organización debidas a la cultura deben ser un factor importante en el diseño de software y en la introducción de cambios en la organización. Respecto a la tecnología de la información, De Lisi (1990) nos indica que no se podrán obtener todas las ventajas del trabajo en red hasta que las redes se ajusten a la cultura de organización existente.

jueves, 2 de julio de 2009

Consideraciones culturales en el diseño de productos y sistemas: Aspectos macroergonómicos (II)

Ergonomía abierta a la participación. Este es un enfoque macroer- gonómico útil para solucionar algunos problemas relacionados con el trabajo (Shahnavaz, Abeysekera y Johansson
1993; Noro e Imada 1991; Wilson 1991). Esta solución, muy utilizada en los países industrializados, se ha aplicado de diferentes formas, dependiendo de la cultura organizativa en que se haya incluido. En un estudio, Liker, Nagamachi y Lifshitz (1988) compararon los programas de ergonomía abierta a la participación para disminuir los efectos del estrés en dos fábricas estadounidenses y dos japonesas. Su conclusión fue que: “Un programa de ergonomía abierta a la participación puede adquirir muchas formas. El mejor programa para cual- quier fábrica en cualquier país dependerá de su historia, su estructura y su cultura”.