sábado, 31 de enero de 2009

Capacidades y límites perceptivos: Identificación

El objetivo del proceso perceptivo se relaciona con la identificación e interpretación de lo percibido. Las limitaciones humanas que surgen a este nivel suelen relacionarse con la discriminación
e interpretación adecuadas de lo que se percibe. Las aplicaciones de la investigación en discriminación visual son muy variadas y van desde los modelos alfanuméricos hasta la identificación de estímulos más generales. El diseño de las luces de frenado de los coches puede servir como ejemplo para esta última categoría. Los accidentes por golpes traseros representan una proporción impor- tante de los accidentes de tráfico y se deben, en parte, al hecho de que la posición de la luz de frenado junto a las luces traseras la convierte en algo poco discriminable y prolonga el tiempo de reacción del conductor. Como alternativa se ha desarrollado una luz única que se monta en el centro de la luna trasera al nivel de los ojos, más o menos, y que aparentemente ayuda a reducir la tasa de accidentes. En estudios experimentales en carretera, el efecto de esta luz de freno central parece ser menor cuando los participantes conocen la finalidad del estudio, lo que indica que la identificación de estímulos en su configuración tradicional mejora cuando los sujetos prestan especial atención a la tarea. A pesar del efecto positivo de la luz de frenado aislada, su identifica- ción se podría mejorar aun más creando una señal de frenado más distinguible, dándole alguna forma especial, como un signo de exclamación “!” o incluso creando un icono.

viernes, 30 de enero de 2009

Capacidades y límites perceptivos: Características de los símbolos alfanuméricos

Uno de los temas más importantes en el proceso de distinción de las características es el número real de características que, en conjunto, definen un estímulo. Así pues, la legibilidad de caracteres recargados como la letra gótica es muy baja, debido a la gran cantidad de curvas. Para evitar la confusión, se debería acentuar la diferencia entre aquellas letras que presentan características muy similares, como la i y la l, o la c y la e. Por la misma razón, se recomienda que los trazos que sobresalen de las letras tengan al menos un 40 % de la altura total de la letra.
Es evidente que la discriminación entre las letras está determinada principalmente por el número de características que no comparten. Estas características son principalmente segmentos de líneas rectas y circulares en sentido horizontal, vertical u oblicuo, que pueden variar en tamaño, como en las mayúsculas y las minúsculas.
Es obvio que, aunque los caracteres alfanuméricos sean distinguibles por sí mismos, esta propiedad puede perderse cuando se combinan con otros elementos. Así, los dígitos 4 y 7 comparten muy pocas características, pero no se distinguen tan bien en un contexto mayor en el que el resto de los elementos son idénticos (por ejemplo, 384 y 387). Todo el mundo sabe que es más rápido leer un texto en minúsculas que en mayúsculas. Esto se suele atribuir al hecho de que las letras minúsculas tienen más características distintivas (por ejemplo, alto, bajo frente a ALTO, BAJO). Esta superioridad de las minúsculas, no se refiere sólo a los textos de lectura sino también a las señales de carretera que indican las ciudades y las salidas de las autopistas.

jueves, 29 de enero de 2009

Capacidades y límites perceptivos: Condiciones distorsionadas

La distorsión visual se da en diversas condiciones. Para algunos fines, como en el caso del camuflaje, los objetos se distorsionan intencionadamente para impedir su identificación. En otras ocasiones, por ejemplo con el aumento del brillo, las características pueden llegar a ser demasiado borrosas como para identificar el objeto. Uno de los temas de investigación se ha referido al número mínimo de “líneas” que se necesitan en una pantalla o el “detalle” necesario para evitar la distorsión. Desafortunadamente, esta solución a la calidad de la imagen no ha llevado a un resultado claro y definitivo. El problema para identificar estímulos distorsionados, por ejemplo, un vehículo blindado camu- flado, depende en gran medida de la presencia o ausencia de pequeños detalles específicos del objeto. El resultado es que no se puede formular ningún tipo de solución general en relación con la densidad de líneas, sólo hacer la afirmación, más bien trivial, de que la distorsión disminuye a medida que aumenta la densidad.

miércoles, 28 de enero de 2009

Capacidades y límites perceptivos: Dimensiones integrales y separables

Las características son separables cuando las podemos cambiar sin que afecte la percepción de las otras características del objeto. La longitud de las líneas de un histograma sería un buen ejemplo. En cambio, el término características integrales se refiere a aquellas características que, al cambiarse, alteran por completo la apariencia del objeto. Por ejemplo, no se pueden cambiar las características de la boca en una representación esquemática de la cara, sin alterar todo el aspecto del dibujo. El color y el brillo son características integrales, en el sentido de que no se puede cambiar un color sin alterar al mismo tiempo la impresión de brillo. Los principios de las características integrales y separables y de las propiedades emergentes derivadas de cambios en una sola característica de un objeto, se aplican en las llamadas repre- sentaciones integradas o diagnósticas. La justificación de estas repre- sentaciones es que se integran distintos parámetros en una sola representación en lugar de mostrar los parámetros individuales, y la composición total de esta representación puede indicar lo que está mal en un sistema.
La presentación de datos en las salas de control aún refleja el concepto de que cada medición individual debe tener su propio indicador. Esta representación fragmentada de las mediciones implica que el operario debe integrar la información de los dife- rentes indicadores para diagnosticar el posible problema. Cuando sucedió el accidente de la central nuclear de Three Mile Island, entre cuarenta y cincuenta indicadores registraron algún fallo, por lo que el operario tuvo que ir integrando la informa- ción de todas esas señales para poder diagnosticar qué había ocurrido realmente. Las representaciones íntegras podrían ayudar a diagnosticar los diferentes tipos de errores, ya que combinan varias medidas en un solo patrón. Los diferentes patrones de las representaciones íntegras también pueden ayudar a diagnosticar errores específicos.
Un ejemplo típico de representación de diagnóstico, propuesto para las salas de control de las centrales nucleares, puede verse en la Figura 29.45. En ella se muestra un número de mediciones en forma de radios de igual longitud, de modo que un polígono regular representa las condiciones normales, mien- tras cualquier distorsión puede relacionarse con los diferentes problemas del proceso.
No todas las representaciones integrales son igualmente distinguibles. Por ejemplo, una correlación positiva entre las dos dimensiones de un rectángulo provoca diferencias en el tamaño, pero mantiene la misma forma. En cambio, una correlación negativa provoca diferencias en la forma y mantiene el tamaño constante. Cuando la variación de dimensiones integrantes crea una nueva forma, revela una propiedad significativa del patrón, lo que se añade a la capacidad del operario para discriminar los patrones. Las nuevas propiedades que aparecen dependerán de la identidad y disposición de las partes, pero no se pueden iden- tificar con ninguna parte individual.
Las representaciones de objetos y de configuración no son siempre beneficiosas. El mismo hecho de que sean integrales implica que las características de las variables individuales son más difíciles de percibir. Lo importante es que, por definición, las dimensiones integrales son interdependientes, lo que enmas- cara a los elementos individuales. Puede haber ocasiones en que esa situación sea inaceptable, aunque se desee aprovechar las propiedades de diagnóstico a través de patrones, típicas de la representación de objetos. Una solución podría ser un gráfico de barras tradicional. Por una parte, los gráficos de barras son fáciles de separar; y al mismo tiempo, cuando se colocan lo suficientemente juntos, las diferentes longitudes de las barras pueden constituir un patrón similar al de un objeto y útil para el diagnóstico.
Algunas representaciones de diagnóstico son mejores que otras. Su calidad depende de hasta qué punto la representación se ajusta al modelo mental de la tarea. Por ejemplo, el diagnóstico de errores, basado en las distorsiones de un polígono regular, como se ve en la Figura 29.45, puede que tenga poca relación con el campo semántico o la conceptualización de la tarea por parte del operario de la central nuclear. Las diferentes desviaciones de un polígono no se refieren de forma obvia al problema específico de la central. Así, el diseño de representación ideal es el que se basa en el modelo mental específico de la tarea. Hay que señalar que el tamaño de un rectángulo sólo es una representación útil cuando las dimensiones del producto sean la variable de interés.
Las representaciones más interesantes del objeto se basan, hoy en día, en métodos tridimensionales. Por ejemplo, una representación tridimensional del tráfico aéreo, en lugar de la representación bidimensional habitual del radar, puede ayudar al piloto a comprender mejor la posición de los otros aparatos. Este tipo de representación ha demostrado ser mucho mejor que la bidimensional, ya que sus símbolos indican si otro avión está por encima
o por debajo del que se está pilotando.

martes, 27 de enero de 2009

Capacidades y límites perceptivos: Distinción de características

Una vez se ha obtenido la suficiente información sensorial, la siguiente etapa en el proceso de la información es la de distinción de las características de dicha información. Las investigaciones más recientes demuestran que el análisis de las características precede a la percepción del significado. Este análisis es especialmente útil para localizar un objeto especial entre muchos otros. Por ejemplo, un valor esencial en una pantalla que contenga muchos otros valores se puede representar por medio de un color o tamaño diferente, y esta característica resaltará el valor de
forma automática. Teóricamente, se considera que existen
“mapas de características” para diferentes colores, tamaños, formas y otras características físicas. El valor de la atención a la característica dependerá de la activación diferencial de los mapas de características que pertenecen a la misma clase; por ejemplo, el color. La activación de un mapa de características dependerá, por lo tanto, de la posibilidad de discriminar las características distintas. Esto significa que cuando hay muchos colores en una pantalla, se activan la mayoría de los mapas de características de color de la misma manera y ninguno de los colores resalta más que los otros.
Del mismo modo, un único anuncio móvil nos resultaría llamativo, pero este efecto desaparece cuando nos encontramos con varios estímulos móviles en el campo visual. El principio de activación diferencial de los mapas de características se aplica también cuando se trata de punteros alineados que indican parámetros ideales. La desviación de un puntero puede indicarse con una inclinación de la línea, que se detecta rápidamente. Si esto es imposible, una desviación peligrosa podría indicarse por medio de un cambio de color. Así, la regla general para el diseño es utilizar sólo unas pocas características de diferenciación en una pantalla y reservarlas para la información más importante. La búsqueda de información significativa puede llegar a conver- tirse en algo difícil si algunas características se presentan juntas: por ejemplo, no es fácil localizar un objeto grande de color rojo en un conjunto de objetos pequeños de color rojo y de objetos verdes de todos los tamaños. Siempre que queramos diseñar elementos de búsqueda eficaces debemos evitar presentar varias características al mismo tiempo.

lunes, 26 de enero de 2009

Capacidades y límites perceptivos: Límites sensoriales

La primera categoría de los límites en el proceso de la informa- ción es la sensorial. Su importancia en dicho proceso es evidente, ya que cuando las señales de información se acercan a los umbrales de percepción, el proceso se vuelve menos fiable. Esta afirmación puede parecer trivial, pero los problemas sensoriales no siempre se tienen en cuenta a la hora del diseño. Por ejemplo, los caracteres alfanuméricos de los carteles y señales informativas deberían ser lo suficientemente grandes como para distinguirse a la distancia adecuada, dependiendo siempre de la acción que se esté realizando. La legibilidad, sin embargo, no depende sólo del tamaño absoluto de los caracteres sino también del contraste y, debido a la inhibición lateral, de la cantidad de información en la señal. La legibilidad es un problema lo bastante importante como para que se adopten medidas especiales, particularmente en condiciones de baja visibilidad (por ejemplo, durante la conducción o el pilotaje con lluvia o niebla). La señales de tráfico y carretera más recientes han sido diseñadas teniendo en cuenta estos factores, pero los carteles informativos junto a los edificios y dentro de ellos son, con bastante frecuencia, prácticamente ilegiles. Las pantallas son otro de los ejemplos en el que los límites sensoriales de tamaño, contraste y cantidad de información tienen un papel importante. A nivel auditivo, algunos de los problemas sensoriales más importantes están relacionados con la comprensión de los mensajes verbales en ambientes ruidosos o a la baja calidad de los sistemas de transmisión o audición.

domingo, 25 de enero de 2009

DISEÑO Y TRATAMIENTO DE LA INFORMACION

Al diseñar un equipo, es muy importante tener en cuenta que un operario humano tiene determinados límites y capacidades para procesar la información. Estas capacidades y límites son de natu- raleza muy variada y se pueden detectar a diferentes niveles. El rendimiento en las condiciones reales de trabajo depende en gran manera de hasta qué punto se ha prestado la debida atención a estas capacidades y límites durante el diseño. A continuación se ofrece un breve descripción de los criterios más importantes rela- cionados con este tema. En algunos casos se hará referencia a otras secciones de este volumen, en las que se discute algún tema concreto de manera más detallada.
Al analizar la forma en que los seres humanos procesan la información, suelen distinguirse tres niveles: el nivel perceptivo, el nivel de decisión y el nivel motor. El nivel perceptivo se divide a su vez en otros tres niveles relacionados con el proceso sensorial, la diferenciación de características y la identificación de la percepción. En el nivel de decisión, el operario percibe la información
y elige una reacción que se programa y se ejecuta a nivel motor. Esta sería la descripción del flujo de información en los casos de las reacciones más simples. Pero es evidente, sin embargo, que la información se puede acumular, combinar y diagnosticar antes de que provoque una respuesta. Nuevamente, es posible que sea necesario seleccionar sólo una parte de la información para evitar una sobrecarga a nivel perceptivo. Finalmente, elegir la acción adecuada se convierte en un problema cuando hay varias opciones, unas mejores que otras. Aquí analizaremos los factores perceptivos y de decisión en el proceso de la información.

sábado, 24 de enero de 2009

Rótulos y advertencias: Advertencias

Lo ideal sería que todos los aparatos resultaran seguros al utili- zarse. En la realidad, esto no siempre puede conseguirse con el diseño; en estos casos, es necesario avisar al usuario de los peli- gros asociados con el uso del producto y ofrecerle instrucciones para su manipulación segura, con el fin de evitar daños o lesiones.
Es preferible contar con advertencias “activas”, compuestas por un sensor que indique su utilización inadecuada y un dispositivo de alerta que avise a la persona del peligro. Sin embargo, en la mayoría de los casos se emplean advertencias “pasivas”, por lo general una etiqueta pegada al aparato y una serie de instrucciones para la correcta manipulación del mismo que aparecen en el manual del usuario. Estas advertencia pasivas se basan en la capacidad del usuario para reconocer un peligro real o potencial, para recordar la advertencia y para actuar de forma prudente.
Los rótulos y las señales de las advertencias pasivas deben estar cuidadosamente diseñadas de acuerdo con la legislación vigente del país, las normativas nacionales e internacionales y teniendo en cuenta toda la información sobre ergonomía que pueda aplicarse. Las etiquetas y placas con advertencias pueden contener textos, gráficos e imágenes, e incluso combinaciones de gráficos y textos redundantes. Los gráficos, especialmente las imágenes y los pictogramas, pueden ser utilizados por personas de distintos ámbitos culturales, pero el diseño debe elegirse cuidadosamente. Sin embargo, los usuarios pueden percibir de distinta forma los peligros de que se avisa dependiendo de su edad y experiencia, etnia o entorno cultural. Por esto es prefe- rible diseñar un producto seguro en lugar de aplicar advertencias a un producto de calidad inferior.

viernes, 23 de enero de 2009

Rótulos y advertencias: Rótulos

Lo ideal sería que no hiciese falta poner ningún rótulo en un equipo o control para explicar su funcionamiento. Normalmente, sin embargo, es necesario hacerlo para poder localizar, identificar, leer o manipular los controles, los indicadores u otros componentes del equipo. Los rótulos deben colocarse de forma que la información llegue al usuario de forma rápida y precisa. Para esto se dan instrucciones en la Tabla 29.13.
El tipo de letra (fuente) debe ser simple, grueso y vertical, como Futura, Helvetica, Namel, Tempo o Vega. Adviértase que la mayoría de las fuentes generadas electrónicamente (a través de LED, pantallas de cristal líquido o matrices de puntos) suelen ser de menor calidad que las impresas; y debe intentarse que resulten legibles.

• La altura de los caracteres depende de la distancia de visualización:
distancia de visualización: 35 cm, altura sugerida: 22 mm distancia de visualización: 70 cm, altura sugerida: 50 mm distancia de visualización: 1 m, altura sugerida: 70 mm distancia de visualización: 1,5 m, altura sugerida: al menos
1 cm.
• La proporción de anchura del trazo frente a altura del carácter deberá ser 1:8 a 1:6 para letras negras sobre fondo blanco y 1:10 a 1:8 para letras blancas sobre fondo negro.
• La proporción de anchura frente a altura del carácter deberá ser de 3:5.
• El espacio entre las letras deberá tener al menos la anchura de un trazo.
• El espacio entre las palabras deberá tener al menos la anchura de un carácter.
• Para texto continuo, deberán combinarse mayúsculas y minúsculas; para rótulos, deberán usarse sólo mayúsculas.


jueves, 22 de enero de 2009

Paneles de controles y dispositivos de presentación de datos

Tanto los dispositivos de presentación de datos como los controles deberán disponerse en paneles delante del operador, es decir, cerca del plano medial de la persona. Como ya se ha dicho antes, los controles deberán estar a la altura del codo y las pantallas, a la altura de los ojos o un poco más bajas, tanto si el operador está sentado como si está de pie. Los controles que se manejen con menos frecuencia o los menos importantes, pueden colocarse más hacia los extremos o en la parte superior.
Con frecuencia, la información sobre el resultado de la operación de control se muestra en un instrumento. En este caso, el indicador deberá estar situado junto al control, de forma que éste pueda manipularse sin errores, con rapidez y comodidad. La asociación suele ser más clara cuando el control está directamente debajo o a la derecha del indicador. Debe tenerse cuidado de que la mano no tape el indicador cuando se maneja el control.
La gente suele esperar que exista una relación entre controles
e indicadores, pero estas relaciones, a menudo aprendidas, gene- ralmente dependen de la formación y la experiencia del operador, y no son fuertes. Las relaciones de movimiento espe- radas están influidas por el tipo de control y de indicador. Cuando ambos son lineales o rotativos, la expectativa común es que sus movimientos se correspondan, es decir, que ambos se desplacen hacia arriba o en el sentido de las agujas del reloj. Cuando los movimientos son incongruentes, suelen aplicarse las reglas siguientes:
• Aumentar en el sentido de las agujas del reloj: al girar el control en el sentido de las agujas del reloj aumenta el valor visualizado.

• Regla de Warrick: se espera que un indicador (puntero) se mueva en la misma dirección que el control vinculado con el indicador.


La relación entre los desplazamientos del control y del indicador (proporción C/D o ganancia D/C) describe cuánto hay que mover un control para ajustar un indicador. Si es necesario un movimiento amplio del control para una pequeña variación del indicador, la relación C/D es grande, lo que significa que el control tiene poca sensibilidad. Normalmente, para hacer un ajuste son necesarios dos movimientos: en primer lugar, un movimiento primario (“giratorio”) rápido hasta un punto aproximado, y en segundo, un ajuste preciso, hasta llegar a la posición exacta. En algunos casos, se considera como proporción C/D óptima la que reduce al máximo la suma de estos dos movimientos. Sin embargo, la proporción más adecuada dependerá de las circunstancias determinadas de cada aplicación

miércoles, 21 de enero de 2009

Indicadores visuales (III)

A pesar de las muchas variables que, independientemente o combinadas entre sí, afectan al uso de las pantallas complejas en color, Cushman y Rosenberg (1991) han elaborado unas directrices para el uso de color en las pantallas; que se indican en la Figura 29.44.
Otras sugerencias son:

• el azul, preferiblemente no saturado, es un buen color para fondos y figuras grandes. Sin embargo, no debe utilizarse para textos, líneas finas o figuras pequeñas;
• el color de los caracteres alfanuméricos deberá contrastar con el del fondo;
• cuando se utilice el color, la forma o el brillo deberán ser características añadidas (por ejemplo, todos los símbolos amarillos son triángulos, todos los símbolos verdes son círculos, todos los símbolos rojos son cuadrados). La codificación redun- dante hará la pantalla mucho más aceptable a usuarios que tengan dificultad para apreciar el color;
• a medida que se aumenta el número de colores, debe aumentarse también el tamaño de los objetos en color;
• el rojo y el verde no deberán utilizarse para símbolos o figuras pequeñas que se encuentren en zonas periféricas de una pantalla grande;
• el uso de colores opuestos (rojo y verde, amarillo y azul) que aparezcan juntos en una relación objeto/fondo es a veces beneficioso y a veces perjudicial. No hay una norma que pueda ofrecerse: la solución tendrá que determinarse según los casos;
• evite el uso simultáneo de varios colores muy saturados de los extremos del espectro.

martes, 20 de enero de 2009

Indicadores visuales (II)

Desde el decenio de 1980, los dispositivos mecánicos de indicación con puntero y escalas impresas se han ido sustituyendo por pantallas electrónicas con imágenes generadas por orde- nador o dispositivos que emplean diodos emisores de luz (véase Snyder 1985a). La información que se muestra puede estar codificada de las formas siguientes:
• formas rectas o circulares,
• alfanumérica, es decir, letras, números, palabras o abreviaturas,
• figuras, imágenes, pictogramas, iconos, símbolos, en distintos niveles de abstracción, como la silueta de un avión en el horizonte,
• tonos de negro, blanco o gris,
• colores.

indicadores visuales.


Lamentablemente, en ocasiones las imágenes generadas elec- trónicamente son confusas, demasiado complejas o coloridas, difíciles de leer y requieren un enfoque exacto y mucha aten- ción, lo que puede desviar la atención de la tarea principal, por ejemplo, cuando se conduce un coche. En estos casos, no se cumplen las tres primeras reglas básicas antes mencionadas. Por otro lado, muchos punteros electrónicos, marcas o símbolos alfa- numéricos no cumplen las directrices del diseño ergonómico establecidas, especialmente cuando se forman mediante segmentos lineales, líneas de escáner o matrices de puntos. Aunque algunos de estos diseños defectuosos han sido tolerados por el usuario, la rápida innovación y las técnicas que han mejo- rado las pantallas han hecho posible la existencia de otras solu- ciones, aunque este mismo desarrollo acelerado está convirtiendo rápidamente a las indicaciones impresas, aunque sean habituales y comprensibles, en algo obsoleto. Por eso no aparecen en este texto. Cushman y Rosenberg (1991), Kinney y Huey (1990), y Woodson, Tillman y Tillman (1991) han publi- cado revisiones sobre este tema.
En general, a las pantallas electrónicas les falta calidad. Una medida utilizada para valorar la calidad de la imagen es la función de transferencia de la modulación (MTF) (Snyder
1985b), que describe la resolución de la pantalla utilizando una señal especial de prueba de onda sinusoidal. Sin embargo, los criterios de los lectores en cuanto a las pantallas suelen ser muy variables (Dillon 1992).
Las pantallas monocromas tienen un solo color, normalmente verde, amarillo, ámbar o blanco (acromático). Si aparecen varios colores en la misma pantalla cromática, deberán ser fáciles de distinguir. Lo mejor es no utilizar más de tres o cuatro colores simultáneamente (preferiblemente, rojo, verde o naranja y cián o púrpura). Todos deberán distinguirse bien del fondo. En realidad la norma de diseño debería ser utilizar el contraste, es decir, utilizar el blanco y negro y después añadir el menor número de colores posible.

lunes, 19 de enero de 2009

Indicadores visuales

Existen tres tipos básicos de indicadores visuales: (1) el indicador de comprobación muestra si existe o no una determinada situación (por ejemplo, un piloto verde indica un funcionamiento normal); (2) el indicador cualitativo indica el estado de una variable cambiante, su valor aproximado, o su tendencia al cambio (por ejemplo, un puntero que se desplaza dentro de un intervalo “normal”); (3) el indicador cuantitativo muestra la información exacta que hay que comprobar (por ejemplo, si hay que encontrar un emplazamiento en un mapa, leer un texto o dibujar algo en un monitor de ordenador), o puede indicar un valor numérico exacto que debe leer el operador (por ejemplo, una hora o temperatura).
Las bases para el diseño de indicadores visuales son:

• organizar las pantallas de forma que el operador pueda localizarlas e identificarlas fácilmente, sin necesidad de buscarlas. Esto suele requerir que las pantallas se encuentran en el plano medial del operador y a la altura de los ojos o por debajo de ellos, • agrupar las pantallas de forma funcional o secuencial de forma que el operador pueda utilizarlas con facilidad,
• asegurarse de que todas las pantallas están bien iluminadas o sean luminosas, estén adecuadamente codificadas y rotuladas según su función.
• Utilizar luces coloreadas para indicar el estado del sistema (como ENCENDIDO y APAGADO) o para avisar al operador de que el sistema o uno de sus subsistemas ha dejado de estar operativo y es necesario tomar medidas. El significado habitual de los colores de las luces se encuentra en la Figura 29.42. El rojo intermitente indica que se ha producido una emergencia que requiere acción inmediata. Una señal de emergencia siempre es más eficaz cuando combina sonidos con la luz roja intermitente.
Para obtener información más detallada y compleja, especialmente información cuantitativa, se utiliza tradicionalmente uno de los cuatro tipos de dispositivos de presentación de datos indicados a continuación: (1) un puntero móvil con escala fija, (2) una escala móvil con puntero fijo, (3) contadores o (4) pantallas “gráficas”, especialmente generadas por ordenador en un monitor. La Figura 29.43 indica las características principales de estos tipos de pantalla.
Normalmente es preferible utilizar un puntero móvil en lugar de una escala móvil, ya sea ésta recta (horizontal o vertical), curva o circular. Las escalas deben ser sencillas y claras, con sus graduaciones y números dispuestos de forma que se puedan leer con rapidez y facilidad. Los números deberán encontrarse fuera de las marcas de la escala, para que el puntero no los oculte. El puntero deberá terminar con la punta directamente sobre la marca. La escala deberá indicar las divisiones de forma que el operador pueda leerla sin problemas. Las marcas principales deberán ir numeradas. La mejor forma de marcar las progresiones es utilizando intervalos de una, cinco o diez unidades entre las marcas principales. Los números deben aumentar de izquierda a derecha, de abajo arriba o en el sentido de las agujas del reloj. Para obtener más detalles sobre las dimensiones recomendadas para las escalas, consúltense estándares como los indicados por Cushman y Rosenberg 1991 o Kroemer 1994a.



domingo, 18 de enero de 2009

Dispositivos de presentación de datos


Los dispositivos de presentación de datos ofrecen información sobre el estado del equipo. Pueden necesitar de la percepción visual del operador (luces, escalas, contadores, tubos de rayos catódicos, paneles planos, etc.), de la auditiva (campanas, sirenas, mensajes grabados, sonidos generados electrónicamente, etc.) o de su sentido del tacto (controles con formas determinadas, Braille, etc.). Los rótulos, instrucciones escritas, advertencias o símbolos (“iconos”) pueden considerarse tipos especiales de dispositivos de presentación de datos.
Las cuatro normas básicas para los dispositivos de indicación
son:
1. Mostrar sólo la información que resulte esencial para la realización
correcta del trabajo.
2. Mostrar la información con la precisión necesaria para las
decisiones y acciones del operador.
3. Presentar la información de la forma más directa, simple,
comprensible y aprovechable.
4. Presentar la información de forma que un fallo o mal funcio- namiento del propio indicador resulte inmediatamente obvio.
La selección de un dispositivo indicador visual o auditivo

dependerá de las condiciones y fines en cada situación. El obje- tivo del indicador puede ser proporcionar:

• información histórica sobre el estado anterior del sistema, como la trayectoria recorrida por un barco,
• información del estado actual del sistema, como por ejemplo, el texto que se ha introducido en un procesador de textos o la posición actual de un aeroplano,
• información predictiva, por ejemplo, sobre la futura posición de una nave, según unas determinadas coordenadas,
• instrucciones o comandos que indican al operador lo que debe hacer, e incluso cómo hacerlo.

Un indicador visual resulta más adecuado para un entorno ruidoso, cuando el operador debe permanecer en un puesto, cuando el mensaje es largo y complejo y, sobre todo, cuando trata de la situación espacial de un objeto. Un indicador acústico es más apropiado cuando el lugar de trabajo debe estar oscuro, cuando el operador se desplaza y cuando el mensaje es corto y sencillo, requiere atención inmediata y se refiere a acontecimientos y a indicaciones temporales.

jueves, 15 de enero de 2009

Dispositivos de entrada de datos (II)

Existen alternativas al principio de “una tecla = un carácter”; es posible introducir los datos mediante una serie de combinaciones, por ejemplo, las secuencias, es decir, la activación simultánea de varios controles para generar un carácter. Esto exige mucho a la memoria del operador, pero requiere el uso de pocas teclas. Otros avances son el uso de controles que no pertenecen al formato binario de botón que se pulsa, sino palancas, selectores o sensores especiales, por ejemplo, colocados en guantes, que responden a los movimientos de los dedos de la mano. Tradicionalmente, la escritura a máquina y la introducción de datos en ordenadores se han realizado por interacción mecánicaentre los dígitos del operador y dispositivos como el teclado, el ratón, la bola de seguimiento o el lápiz luminoso. Pero hay otras formas de introducir los datos. El reconocimiento de voz parece entre los dígitos del operador y dispositivos como el teclado, el ratón, la bola de seguimiento o el lápiz luminoso. Pero hay otras formas de introducir los datos. El reconocimiento de voz parece ser una técnica prometedora, pero pueden emplearse otros métodos que utilicen, por ejemplo, la señalización, los gestos, las expresiones de la cara y del cuerpo, la mirada (la dirección de esta), los movimientos de la lengua, la respiración o un lenguaje de signos, para transmitir información y para introducir datos en el ordenador. El desarrollo técnico de este sector está en auge y, como ha sucedido con muchos dispositivos de introducción de datos no tradicionales utilizados para los juegos de ordenadores, la aceptación de dispositivos que no sean el tradicional teclado será totalmente viable en un futuro próximo. Para una discusión más amplia sobre los dispositivos de teclado actuales puede consultarse, por ejemplo, Kroemer (1994b) y McIntosh (1994).

miércoles, 14 de enero de 2009

Dispositivos de entrada de datos (I)

Casi todos los controles pueden utilizarse para introducir datos en un ordenador u otro sistema de almacenamiento de información, pero los más habituales son los teclados con botones o teclas que se pulsan. En el teclado original de las máquinas de escribir, que se ha convertido en estándar para los teclados de ordenador, las teclas estaban dispuestas en una secuencia básicamente alfabética, que ha sido modificada por varias y a menudo extrañas razones. En algunos casos, las letras que con más frecuencia van unidas en los textos se encontraban muy separadas, para evitar que las antiguas teclas mecánicas se enganchasen al accionarse en una secuencia rápida. Las columnas de teclas se han dispuesto de forma mas o menos lineal, como sucede con las filas de teclas. Sin embargo, las puntas de los dedos no están alienadas de esa manera y no se mueven así cuando los dedos se flexionan o se extienden o cuando se mueven hacia los lados.
Se han hecho muchos intentos en los últimos cien años para mejorar el rendimiento de los teclados cambiando su disposición. Esta incluye la recolocación de teclas dentro de la disposi- ción estándar o el cambio de la disposición total del teclado. Este se ha dividido en secciones independientes y se han añadido otras, como los teclados numéricos. La disposición de las teclas adyacentes puede cambiarse alterando el espaciado, separando una de otra o de las líneas de referencia. El teclado puede divi- dirse en secciones para la mano izquierda y la derecha, y dichas secciones pueden estar inclinadas hacia los lados, sesgadas o de forma oblicua.
La dinámica del funcionamiento de las teclas es importante para el usuario, pero difícil de valorar cuando está en acción. Así, las características de fuerza-desplazamiento de las teclas suelen describirse mediante pruebas estáticas, lo que no indica su funcionamiento real. En la práctica, las teclas de un teclado de ordenador tienen un desplazamiento muy pequeño (unos
2 mm) y muestran cierta resistencia a “saltar”, es decir, una reducción de la fuerza de operación, en el punto en el que se logra la activación de la tecla. En lugar de teclas independientes, algunos teclados se componen de membranas con una serie de interruptores debajo que, al pulsarlos, permiten la entrada de datos sin apenas desplazamiento. La principal ventaja de esta membrana es que impide la entrada de polvo y líquidos; sin embargo, no goza de la aceptación de muchos usuarios.

martes, 13 de enero de 2009

Prevención del funcionamiento accidental

A continuación se indican los medios más importantes de prevenir la activación accidental de los controles, algunos de los cuales pueden combinarse:
• Colocar y orientar el control de forma que el operador no pueda golpearlo ni moverlo por accidente en la secuencia normal de operaciones de control.
• Colocar el control a cierta distancia, protegerlo o rodearlo mediante barreras físicas.
• Cubrir el control o protegerlo mediante una horquilla, un sistema de bloqueo u otro medio que tenga que ser retirado para poder accionar el control.
• Dotar al control de una resistencia adicional mediante roza- miento viscoso o coulómbico, muelles o inercia, para que sea necesario aplicar un esfuerzo adicional para activarlo.
• Dotar al control de un sistema de retardo para que tenga que pasar por una posición determinada con un movimiento adicional, como sucede con la caja de cambios de un automóvil.
• Establecer una interrelación entre los controles, para que sea necesario accionar un control adicional para que el control crítico se active.
Adviértase que estos diseños suelen implicar una mayor lentitud en el control, lo que puede ser perjudicial en caso de emergencia.

domingo, 4 de enero de 2009

Controles que se manejan con los pies (II)

La operación manual se aplica en controles que requieren poca fuerza y un ajuste preciso, mientras que los pedales son adecuados para los ajustes gruesos y que requieren más fuerza; sin embargo, en el uso común de los pedales, como en los pedales de freno de los coches, muchas veces no se cumple este principio.
• El control deberá ser “seguro”, es decir, no podrá accionarse de forma accidental ni de manera que resulte excesiva o incoherente con su finalidad.

Las Tablas 29.10 y 29.11 pueden ayudar a seleccionar el control adecuado. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que hay algunas normas “naturales” para seleccionar y diseñar los controles. La mayoría de las recomendaciones suelen ser empíricas y se aplican a dispositivos ya existentes y a estereotipos occidentales.


La Figura 29.41 presenta algunos ejemplos de controles de
“detención”, que se caracterizan por paradas o detenciones discretas en las que el control queda en posición de descanso. También muestra controles típicos “continuos” que pueden colocarse en cualquier punto de su intervalo de ajuste, sin que sea necesario fijarlos en una posición determinada.
El tamaño de los controles depende en gran medida de la experiencia anterior con varios tipos de control, y frecuentemente se debe al deseo de reducir el espacio necesario en un panel de control y de permitir la operación simultánea de otros controles adyacentes o de evitar la activación accidental. La selección de una serie de características de diseño también estará determinada por consideraciones como si los controles se situarán en exteriores o en un lugar protegido, en equipos estacionarios o en vehículos en movimiento, si se utilizarán guantes o mitones o se accionarán con las manos desnudas. Para más información, consúltense las lecturas recomendadas al final del capítulo.
Hay una serie de normas que rigen la disposición y la agrupación de los controles. Estas se indican en la Tabla 29.12. Para más detalles, compruebe las referencias que aparecen al final de esta sección y Kroemer, Kroemer y Kroemer-Elbert (1994).

jueves, 1 de enero de 2009

Controles que se manejan con los pies (I)

Deben distinguirse dos tipos de controles accionados con los pies: uno se utiliza para transferir gran cantidad de energía o fuerza a una pieza de la maquinaria. Un ejemplo de esto es el pedal de una bicicleta o el pedal del freno en un vehículo mayor, que no sea de tipo asistido. El otro tipo, como un interruptor de encen- dido con el que la señal de control se transmite a la maquinaria, suele requerir sólo una pequeña cantidad de fuerza o energía. Aunque es conveniente considerar estos dos tipos extremos, hay muchas formas intermedias y corresponde al diseñador deter- minar cuáles de las recomendaciones siguientes se aplican mejor
a la situación real.
Como ya se ha dicho, el uso repetido o continuado de un pedal sólo deberá realizarlo un operador sentado. Para controles destinados a transmitir gran cantidad de energía o fuerza, se aplicarán las siguientes normas:

• Situar los pedales debajo del cuerpo, ligeramente adelantados, para que puedan controlarse con la pierna casi estirada. El desplazamiento total de un pedal alternativo no deberá exceder los 0,15 m. Para los pedales giratorios, el radio deberá ser también de unos 0,15 m. El desplazamiento lineal de un pedal de interruptor debe ser mínimo y no superar los 0,15 m.
• Los pedales deberán diseñarse de forma que la dirección de su desplazamiento y la fuerza del pie estén más o menos en la línea que va desde la cadera hasta el tobillo del operador.
• Los pedales que se controlan por flexión y extensión del pie, mediante la articulación del tobillo, deberán disponerse de forma que, en la posición normal, el ángulo entre la parte posterior de la pierna y el pie sea de aproximadamente 90. Durante el funcionamiento, este ángulo puede aumentarse hasta 120.
• Los controles que se manejan con el pie y que sirven sólo para enviar señales a la maquinaria deberán tener dos posiciones discretas, como ENCENDIDO o APAGADO. Adviértase, sin embargo, que la distinción táctil entre las dos posiciones puede resultar difícil con el pie.