lunes, 18 de junio de 2012

Ropa Protectora Riesgos químicos (I)

La ropa protectora es un medio de control utilizado habitualmente para reducir la exposición del trabajador a compuestos químicos potencialmente tóxicos o peligrosos cuando no es posible aplicar otros métodos de control. Muchos compuestos químicos son peligrosos por más de un motivo (el benceno, por ejemplo, es tóxico e inflamable). En el caso de los compuestos químicos hay que prestar atención al menos a tres aspectos deci- sivos: (1) el efecto potencialmente tóxico de la exposición; (2) las vías de entrada probables, y (3) el potencial de exposición asociado con el trabajo. De estos tres aspectos, la toxicidad del material es el más importante. Algunas sustancias plantean únicamente un problema de limpieza (como los aceites y grasas), mien- tras que otras (como el contacto con cianhídrico líquido) pueden resultar inmediatamente peligrosas para la vida y la salud (IDLH). En particular, el factor decisivo es la toxicidad o peligrosidad de la sustancia por vía transcutánea. Otros efectos negativos del contacto con la piel, además de la toxicidad, son la corrosión, la inducción de cáncer de piel y ciertos traumas físicos, como quemaduras y cortes.
Un ejemplo de compuesto cuya toxicidad es máxima por vía transcutánea es la nicotina, que presenta una permeabilidad excelente a través de la piel pero, en general, no resulta peligrosa por inhalación (salvo cuando se autoadministra). Este es sólo uno de los muchos casos en que la vía transdérmica supone un peligro mucho más importante que el de otras vías de penetra- ción. Como ya se ha sugerido, hay muchas sustancias que en principio no son tóxicas pero que sí resultan peligrosas para la piel por su naturaleza corrosiva o por otro motivo. De hecho, algunos materiales y compuestos químicos pueden resultar más peligrosos cuando se absorben a través de la piel que los cancerígenos sistémicos más temidos. Por ejemplo: una sola exposición de la piel sin proteger a ácido fluorhídrico (a una concentración superior al 70 %) puede ser mortal. En este caso, una quema- dura que afecte sólo al 5 % de la superficie basta para provocar la muerte a consecuencia del efecto del ión fluoruro. Otro ejemplo de riesgo dérmico, aunque no de carácter agudo, es la inducción de cáncer de piel por sustancias como el alquitrán de hulla. El plomo inorgánico es un ejemplo de material muy tóxico para el hombre pero escasamente peligroso por vía transcutánea. En este caso, el riesgo de la contaminación del cuerpo o la ropa estriba en que el producto se puede absorber por inhalación o ingestión, ya que no atraviesa la piel intacta.

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