viernes, 30 de noviembre de 2012

Mantenimiento

La conservación, inspección, limpieza y reparación de la ropa protectora son aspectos importantes para la protección global que estos productos proporcionan al usuario.
Hay ropa protectora que presenta limitaciones de conserva- ción, como una duración máxima predeterminada, necesidad de protección frente a la radiación UV (luz solar, antorcha de soldar, etc.), el ozono, la humedad o extremos de temperatura, o prohibición de plegar el producto. Así, las prendas de caucho natural exigen por lo general todas las precauciones que acaban de indicarse. Muchos de los monos de polímero cerrados pueden dañarse si se guardan doblados en lugar de colgados rectos. Hay que consultar estas limitaciones de conservación al distribuidor o el fabricante.
El usuario debe inspeccionar la ropa protectora con frecuencia (por ejemplo, después de cada uso). Puede utilizarse la técnica de inspección por parte de los compañeros para que éstos participen en asegurar la integridad de la ropa protectora que tienen que usar. Como política de gestión, es también acon- sejable encargar a los supervisores que inspeccionen (a intervalos adecuados) la ropa protectora de uso habitual. Los criterios de inspección dependen del uso previsto del elemento protector, aunque normalmente incluye el examen de desgarramientos, agujeros, imperfecciones y degradación. Como ejemplo de técnica de inspección, los guantes de polímero utilizados como protección frente a líquidos deben llenarse de aire para comprobar si son estancos frente a las fugas.
La limpieza de la ropa protectora de varios usos debe hacerse con cuidado. Las fibras naturales se pueden limpiar con métodos de lavado normales si no están contaminadas con materiales tóxicos. Los procedimientos de limpieza apropiados para fibras y materiales sintéticos suelen ser limitados. Así, algunos productos tratados para que presenten resistencia a la llama pierden eficacia
si no se limpian correctamente. La ropa utilizada como protec- ción frente a compuestos no solubles en agua casi nunca puede descontaminarse lavándola con agua y un jabón o un detergente corrientes. Ensayos realizados con ropa de aplicadores de pesti- cidas indican que los métodos de lavado corrientes son ineficaces frente a muchos de estos productos. La limpieza en seco no es recomendable en ningún caso, pues con frecuencia resulta ineficaz y puede degradar o contaminar las prendas. Es impor- tante consultar al fabricante o al distribuidor de la ropa antes de intentar métodos de limpieza cuya inocuidad no se conozca de forma específica.
En general, la ropa de protección no se puede arreglar. Algunas prendas, como los monos de polímero totalmente cerrados, admiten ciertas reparaciones. No obstante, hay que consultar con el fabricante antes de hacer ningún arreglo.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Educación y formación

Es esencial proporcionar educación y formación adecuadas a los usuarios de ropa protectora. La educación y la formación deben comprender los siguientes aspectos:
• Naturaleza y magnitud de los riesgos;
• Condiciones en las que debe llevarse la ropa de protección;
• Ropa de protección necesaria;
• Uso y limitaciones de la ropa de protección que vaya a asignarse;
• Forma de inspeccionar, ponerse, quitarse, ajustarse y llevar correctamente la ropa protectora;
• En caso necesario, métodos de descontaminación;
• Signos y síntomas de sobreexposición o fallo de la ropa;
• Procedimientos de primeros auxilios y emergencia;
• Conservación, duración, cuidado y eliminación correctos de la ropa protectora.
La formación debe cubrir al menos todos los elementos que acaban de mencionarse y cualquier otra información relevante no facilitada al trabajador en otros programas. No obstante, es conveniente proporcionar a los usuarios de la ropa un resumen de todos los puntos enseñados en ocasiones anteriores. Si, por ejemplo, ya se han explicado a los trabajadores los signos y síntomas de la sobreexposición, como parte de la formación necesaria para manipular productos químicos, convendría insistir de nuevo en los síntomas asociados con la exposición dérmica importante y con la inhalación. Por último, los trabaja- dores deben tener la oportunidad de probar la ropa protectora pensada para un puesto determinado antes de que se haga la selección definitiva.
El conocimiento del peligro y de las limitaciones de la ropa protectora no sólo reduce el riesgo para el trabajador, sino que también permite al profesional de la salud y la seguridad solicitar información adecuada y precisa sobre la eficacia del equipo de protección.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Capacidades y necesidades individuales

Salvo en unos pocos casos, el uso de ropa y equipo de protección disminuye la productividad y aumenta la incomodidad del traba- jador. También puede perjudicar a la calidad, porque la ropa de protección incrementa las tasas de error. La ropa de protección química e ignífuga obliga a considerar una serie de normas gene- rales relativas a los conflictos inevitables entre comodidad del trabajo, eficacia y protección. En primer lugar, cuanto más gruesa sea la barrera, tanto mejor (aumento del tiempo de permeación o mejor aislamiento térmico); pero cuanto más gruesa sea la barrera, tanto menor es la facilidad de movimientos
y la comodidad del usuario. Las barreras gruesas también aumentan el potencial de estrés por calor. En segundo lugar, las barreras que proporcionan muy buena resistencia química tienden a incrementar la incomodidad del trabajo y el estrés por calor, porque normalmente también actúan como barrera frente
a la transmisión de vapor de agua (transpiración). En tercer lugar, cuanto mayor sea la protección general, tanto mayores serán el tiempo necesario para realizar una tarea determinada y la proba- bilidad de cometer errores. Hay asimismo algunas tareas en las que el uso de ropa protectora puede incrementar determinados tipos de riesgo (en las proximidades de maquinaria móvil, por ejemplo, el riesgo de estrés por calor es mayor que el químico); se trata de una situación rara, pero debe tenerse en cuenta.
Hay que pensar también en las limitaciones físicas que impone la ropa protectora. Un trabajador equipado con un par de guantes gruesos, por ejemplo, no será capaz de realizar fácilmente tareas que exigen mucha destreza o movimientos repeti- tivos. Un pintor que trabaje con pistola protegido por un mono totalmente cerrado no podrá mirar hacia los lados ni hacia arriba o hacia abajo, pues el equipo de protección respiratoria y el visor del mono casi siempre limitan la visión. Estos son sólo algunos ejemplos de las limitaciones ergonómicas asociadas con el uso de ropa y equipo de protección.
Al elegir la ropa protectora hay que considerar siempre la situación de trabajo. La solución óptima es seleccionar el grado mínimo de ropa y equipo de protección necesarios para realizar el trabajo de forma segura.

martes, 27 de noviembre de 2012

Homologación, certificación y normas

La comercialización, confección y diseño de ropa protectora varían mucho de unos a otros lugares del mundo. Como era de esperar, también varían los requisitos de homologación, normas y certificación. No obstante, se aplican normas de comportamiento voluntarias similares en Estados Unidos (por ejemplo, las normas de la American Society for Testing and Materials, ASTM), Europa
(normas del Comité Europeo de Normalización, CEN) y algunas zonas de Asia (normas locales, como las de Japón). La elaboración de normas de comportamiento de alcance mundial ha comenzado gracias al trabajo del grupo Comité Técnico 94 para el Equipo y la Ropa de Protección Personal de la Organización Internacional de Normalización. Muchas de las normas y métodos de ensayo para medir el comportamiento creados por este grupo se basan en normas CEN o de otros países, como la ASTM de Estados Unidos. En los territorios de Estados Unidos, México y buena parte de Canadá no se exige certificación ni homologación para la ropa protectora, aunque hay excepciones que afectan a aplicaciones especiales, como la aplicación de pesticidas (regulada por los requisitos de las etiquetas de los pesticidas). No obstante, hay muchas organizaciones que publican normas voluntarias, como la ASMT ya mencionada, la National Fire Protection Associa- tion (NFPA) de Estados Unidos y la Canadian Standards Orga- nization (CSO) de Canadá. Estas normas voluntarias influyen sustancialmente en la comercialización y venta de ropa protec- tora y, por tanto, actúan de forma muy similar a las normas obligatorias.
En Europa, la fabricación de equipo de protección personal está regulada por la Directiva de la Comunidad Europea 89/686/CEE, que define los productos amparados por ella y los clasifica en distintas categorías. En las categorías de equipo protector en las que el riesgo no es mínimo y en las cuales el usuario no puede identificar fácilmente el peligro, el equipo de protección debe cumplir determinadas normas de calidad y fabricación detalladas en la Directiva.
Dentro de la Comunidad Europea no pueden comercializarse productos de protección que no lleven la marca de la CE (Comunidad Europea). Para recibir esta marca es necesario cumplir ciertos requisitos de ensayo y garantía de calidad.




lunes, 26 de noviembre de 2012

Tipos de protección (V)

Hay prendas de protección química de una sola pieza totalmente cerrada (a prueba de gases) con guantes y botas incorpo- rados o formada por varias piezas (pantalones, chaqueta, capucha, etc.). Algunos de los materiales protectores utilizados para fabricar conjuntos están formados por varias capas o láminas. Estos materiales multicapa suelen emplearse cuando se usan polímeros cuyas propiedades de integridad física y resis- tencia a la abrasión no permiten la fabricación ni el uso de las prendas o guantes (tales como el caucho de butilo frente al teflón). Entre los tejidos utilizados habitualmente como soporte están el nylon, el poliéster, las aramidas y la fibra de vidrio. Estos sustratos se recubren o laminan con polímeros, como el cloruro de polivinilo (PVC), el teflón, el poliuretano y el polietileno.
En el curso del último decenio ha experimentado un crecimiento enorme el uso de polietileno y materiales microporosos no tejidos en la fabricación de trajes de usar y tirar. Estos trajes confeccionados por hilado, a veces llamados incorrectamente
“de papel”, se fabrican mediante un proceso especial que une las fibras en lugar de tejerlas. Son prendas baratas y muy ligeras. Los materiales microporosos no recubiertos (llamados “transpi- rables”, porque permiten cierto grado de transmisión del vapor de agua y, por tanto, son menos estresantes) y los unidos por hilado son útiles como protección frente a partículas, pero normalmente no son resistentes a los compuestos químicos y los líquidos. También se comercializa ropa unida por hilado con distintos revestimientos, como polietileno y Saranex. Según las características del recubrimiento, estas prendas pueden proporcionar buena resistencia química a la mayor parte de las sustan- cias comunes.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Medio de muestreo: materias particuladas (II)

Cuando se toman muestras del polvo respirable, el aumento de la masa representa la exposición por sedimentación en la región (alveolar) de intercambio de gases del tracto respiratorio. Para recoger sólo la fracción respirable se utiliza un preclasifi- cador llamado ciclón que distorsiona la distribución del polvo suspendido en el aire. Los aerosoles pasan por el ciclón, se aceleran y forman torbellinos, haciendo que las partículas más pesadas sean arrojadas fuera de la corriente de aire y pasen a una sección de eliminación situada en la parte inferior del ciclón. Las partículas respirables menores de 10 m permanecen en la corriente de aire y son recogidas por el filtro para su poste- rior análisis gravimétrico.
Los errores de muestreo que se producen al realizar un muestro del polvo total y de la fracción respirable dan lugar a mediciones que no reflejan con exactitud la exposición o su rela- ción con efectos negativos para la salud. Por consiguiente, se ha propuesto el uso de muestreos selectivos granulométricos para redefinir la relación entre el tamaño de las partículas, el efecto negativo en la salud y el método de muestreo. En el muestreo selectivo granulométrico, la medición de las partículas tiene en cuenta los tamaños asociados a efectos concretos en la salud. La Organización Internacional de Normalización (ISO) y la ACGIH han propuesto tres fracciones de masa particulada: masa particulada inhalable (MPI), masa particulada torácica
(MPT) y masa particulada respirable (MPR). La MPI se refiere a las partículas que pueden penetrar por la nariz y la boca y sustituiría a la fracción total de masa tradicional. La MPT se refiere
a las partículas que pueden penetrar en el sistema respiratorio superior una vez pasada la laringe. La MPR se refiere a las partículas que pueden depositarse en la región de intercambio de gases del pulmón y sustituiría a la actual fracción de masa respirable. La adopción del muestreo selectivo granulométrico requiere en la práctica el desarrollo de nuevos métodos de mues- treo de aerosoles y el establecimiento de límites de exposición profesional específicos para este tipo de muestreos.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Medio de muestreo: materias particuladas (I)

El muestreo del lugar de trabajo para detectar materias particuladas, o aerosoles, está experimentado algunos cambios en la actualidad; se tiende a sustituir los métodos tradicionales de muestreo por métodos de muestro selectivo granulométrico. En primer lugar, se describirán los métodos de muestreo tradicionales y, a continuación, los métodos granulométricos.
Los medios utilizados con mayor frecuencia para recoger aerosoles son los filtros de fibra o membrana. La eliminación de aerosoles de la corriente de aire se produce por colisión y adherencia de las partículas a la superficie del filtro. La elección del material del filtro depende de las propiedades físicas y químicas de los aerosoles de los que se desean obtener muestras, el tipo de muestreador y el tipo de análisis. Al seleccionar los filtros, debe considerarse la eficiencia de recogida, la caída de presión, la higroscopicidad, la contaminación de fondo, la resistencia y el tamaño de los poros, que puede variar de 0,01 a 10 m. Los filtros de membrana se fabrican con distintos tamaños de poro y normalmente son de éster de celulosa, cloruro de polivinilo o politetrafluoroetileno. Las partículas se recogen en la superficie del filtro; por consiguiente, los filtros de membrana suelen utilizarse cuando se van a examinar las muestras con microscopio. Los filtros mixtos de éster de celulosa pueden disolverse fácil- mente con ácido y se utilizan generalmente para recoger metales que serán analizados mediante absorción atómica. Los filtros nucleoporosos (policarbonatos) son muy fuertes y termoestables
y se utilizan para tomar muestras y analizar fibras de amianto utilizando microscopia electrónica de transmisión. Los filtros de fibra suelen fabricarse con fibra de vidrio y se utilizan para tomar muestras de aerosoles como pesticidas y plomo.
Para estudiar la exposición a aerosoles en el lugar de trabajo, se puede tomar una muestra de un volumen conocido de aire a través de los filtros, medir el incremento total de masa (mg/m3 aire) (análisis gravimétrico), contar el número total de partículas (fibras/cc) o identificar los aerosoles (análisis químico). Para el cálculo de masas, se puede medir el polvo total que entra en el aparato de muestreo o sólo la fracción respirable. Cuando se mide el polvo total, el aumento de la masa representa la exposi- ción por sedimentación en todas las partes del tracto respira- torio. Los instrumentos para la toma de muestras del polvo total están sujetos a error debido a las fuertes corrientes de aire que atraviesan el instrumento o a su orientación inadecuada. Las corrientes de aire y los filtros orientados en vertical pueden determinar que se recojan demasiadas partículas y que se sobre- estime la exposición.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Gases y vapores: medios de muestreo (II)

Los borboteadores (impingers) suelen ser frascos de vidrio con un tubo de entrada que permite introducir aire en el frasco atra- vesando una solución que recoge los gases y vapores por absor- ción, ya sea disolviéndose sin cambios o sufriendo una reacción química. Los borboteadores se utilizan cada vez menos para controlar los lugares de trabajo, especialmente para la toma de muestras del personal, porque pueden romperse y el medio líquido puede derramarse sobre el empleado. Existen distintos tipos de borboteadores, como las botellas lava-gases, los frascos de absorción en espiral, las columnas de cuentas de vidrio, los midget-impingers y los borboteadores de placa de vidrio sinteri- zado. Todos los borboteadores pueden utilizarse para recoger muestras de zona; el impactor más utilizado, el midget-impinger, puede utilizarse también para tomar muestras personales.
Los detectores pasivos o por difusión son pequeños, no contienen piezas móviles y sirven para obtener muestras tanto de contaminantes orgánicos como inorgánicos. La mayoría de los detectores de compuestos orgánicos utilizan carbón vegetal activado como medio para recoger la muestra. En teoría, cualquier compuesto que pueda ser muestreado utilizando un tubo con adsorbente de carbón vegetal y una bomba puede estudiarse también utilizando un detector pasivo. Estos detectores tienen una geometría diseñada a la medida para conseguir una velocidad de muestreo eficaz.
El muestreo se inicia al retirar la tapa del detector y finaliza cuando dicha tapa vuelve a colocarse en su sitio. La mayoría de los detectores por difusión son lo bastante precisos para deter- minar las exposiciones medias ponderadas en el tiempo durante ocho horas, pero no son adecuados para exposiciones de corta duración.
Las bolsas de muestreo pueden utilizarse para recoger mues- tras integradas de gases y vapores. Sus propiedades de permea- bilidad y adsorción permiten conservar las muestras durante un día con una pérdida mínima. Las bolsas son de Teflon (politetra- fluoroetileno) y Tedlar (fluoruro de polivinilo).

jueves, 22 de noviembre de 2012

Gases y vapores: medios de muestreo (I)

Los gases y los vapores se recogen utilizando tubos adsorbentes sólidos porosos, borboteador (impingers), detectores pasivos y bolsas. Los tubos adsorbentes son tubos de vidrio huecos que se rellenan con un sólido granular que permite adsorber sustancias químicas inalteradas en su superficie. Los adsorbentes sólidos son específicos para determinados grupos de compuestos; los adsorbentes utilizados habitualmente son el carbón vegetal, el gel de sílice y el Tenax. El adsorbente de carbón vegetal, una forma amorfa del carbono, carece de polaridad eléctrica y adsorbe preferiblemente gases y vapores orgánicos. El gel de sílice, una forma amorfa de sílice, se utiliza para recoger compuestos orgánicos polares, aminas y algunos compuestos inorgánicos. Debido
a su afinidad por los compuestos polares, adsorbe vapor de agua; por consiguiente, cuando la humedad es elevada, el agua puede desplazar las sustancias químicas menos polares del gel de sílice. El Tenax, un polímero poroso, se utiliza para obtener muestras de compuestos orgánicos volátiles apolares que están presentes en concentraciones muy bajas.

La capacidad de realizar tomas precisas de los contaminantes atmosféricos y evitar su pérdida depende de la frecuencia del muestreo, el volumen de las muestras y la volatilidad y concen- tración de los contaminantes atmosféricos. La eficacia de reco- gida de los adsorbentes sólidos puede resultar perjudicada por el aumento de la temperatura, la humedad, la velocidad del flujo, la concentración, el tamaño de las partículas del adsorbente y la diversidad de sustancias químicas. Al reducirse la eficacia de la recogida, se pierden sustancias químicas durante el muestreo y se subestiman las concentraciones. Para detectar la pérdida o la descomposición de sustancias químicas, los tubos con adsorbentes sólidos tienen dos secciones de material granular separadas por un tapón de espuma. La parte delantera se utiliza para recoger las muestras y la parte posterior se utiliza para determinar la descomposición. Se considera que se ha producido descomposición cuando al menos el 20-25 % del contaminante aparece en la sección posterior del tubo. El análisis de contami- nantes en los adsorbentes sólidos requiere la extracción del contaminante del medio utilizando un disolvente. Para cada lote de tubos de adsorbente y sustancias químicas recogidas, el labo- ratorio debe determinar la eficacia de la desorción; es decir, la eficacia de la eliminación de sustancias químicas del adsorbente por acción del disolvente. En el caso del carbón vegetal y el gel de sílice, el disolvente más utilizado es el disulfuro de carbono. En el caso del Tenax, las sustancias químicas se extraen mediante desorción térmica directamente en un cromatógrafo de fase gaseosa.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Técnicas de medición Muestreo activo y pasivo

Los contaminantes se recogen en medios de muestreo, ya sea extrayendo activamente una muestra del aire a través del medio, o permitiendo pasivamente que el aire alcance el medio. El muestreo activo se realiza con una bomba alimentada por pilas, y el muestreo pasivo se realiza haciendo que los contaminantes alcancen el medio de muestreo por difusión o gravedad. Los gases, los vapores, las partículas en suspensión y los bioaerosoles se recogen mediante métodos activos de muestreo; los gases y los vapores pueden recogerse también mediante muestreo pasivo por difusión. En el caso de los gases, los vapores y la mayoría de las partículas en suspensión, una vez tomada la muestra, se mide la masa del contaminante y se calcula la concentración dividiendo la masa por el volumen de aire muestreado. En el caso de gases y vapores, la concentración se expresa en partes por millón (ppm) o mg/m3, y en el caso de las partículas en suspensión, se expresa en mg/m3 (Dinardi 1995). En el muestreo integrado, las bombas utilizadas para tomar muestras del aire son un elemento decisivo del sistema de muestreo, ya que para calcular la concentración es preciso conocer el volumen de aire muestreado.

Las bombas se seleccionan en función de la velocidad de flujo deseada, la facilidad de su mantenimiento y calibrado, su tamaño, su coste y su idoneidad para entornos peligrosos. El principal criterio de selección es la velocidad del flujo: las bombas de flujo lento (0,5 a 500 ml/min) se utilizan para tomar muestras de gases y vapores; las bombas de flujo elevado (500 a 4.500 ml/min) se utilizan para tomar muestras de partículas en suspensión, bioaerosoles, gases y vapores. Para que los volúmenes de las muestras sean exactos, las bombas deben ser calibradas con exactitud. El calibrado se realiza utilizando patrones primarios, como medidores electró- nicos o manuales de pompas de jabón, que miden directamente el volumen, o métodos secundarios, como los medidores en húmedo, los gasómetros en seco y los rotámetros de precisión que se calibran con arreglo a métodos primarios.