La imagen de la pantalla debe mantenerse estable espacialmente. Se considera que esto se cumple cuando la oscilación de la posición geométrica, c, de un elemento pictográfico en la pantalla no excede de 0,0002 mm por cada mm de de distancia de visión nominal, d, a la pantalla, (c < 0,02% de la distancia d).
Lo anterior debe cumplirse para el rango de frecuencias de centelleo comprendido entre 0,5 Hz y 30 Hz.
Todo lo que tienes que saber sobre Ergonomia y sobre Higiene Industrial
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sábado, 24 de agosto de 2013
viernes, 23 de agosto de 2013
Inestabilidad temporal (parpadeo de la imagen)
La imagen de la pantalla debe verse libre de parpadeos por al menos el 90% de la población de usuarios.
jueves, 22 de agosto de 2013
Codificación mediante intermitencia
Cuando se utilice únicamente para atraer la atención se recomienda una frecuencia de 1,5 a 5 Hz, y un ciclo operatorio del 50% ( Co = 0,5 Ct ).
Cuando se requiera la legibilidad de los símbolos durante la intermitencia se recomienda un rango de intermitencia simple de 1/3 a 1 Hz, con un ciclo operatorio del 70% ( Cop.= 0,7 Ct ).
Se recomienda que exista la posibilidad de suprimir la intermitencia del cursor.
Cuando se requiera la legibilidad de los símbolos durante la intermitencia se recomienda un rango de intermitencia simple de 1/3 a 1 Hz, con un ciclo operatorio del 70% ( Cop.= 0,7 Ct ).
Se recomienda que exista la posibilidad de suprimir la intermitencia del cursor.
miércoles, 21 de agosto de 2013
Codificación por diferencia de luminancia
Las áreas o partes codificadas exclusivamente por niveles distintos de luminancia (por ejemplo, distintas partes de un texto) deben tener al menos una relación de luminancias de 1,5:1.
martes, 20 de agosto de 2013
Uniformidad de la luminancia en pantalla
La variación de luminancia desde el centro de la pantalla hasta el borde de cualquier zona de la misma no deberá exceder la relación 1,7:1. Este requerimiento no se aplica a las pantallas en color.
lunes, 19 de agosto de 2013
Uso de un descanso para las palmas de las manos
El descanso para las palmas de las manos (a veces denominado apoya muñecas) está diseñado para ofrecer apoyo durante las pausas, no mientras escribe o usa el dispositivo señalador. Al escribir o usar el dispositivo señalador, permita que las muñecas se muevan libremente, no las inmovilice ni apoye en el descanso, la superficie de trabajo o las rodillas. Si apoya las palmas de la mano mientras escribe, puede dañarse, ya que se verá obligado a doblar mucho las muñecas y los dedos, y restringirá su movimiento. Además, puede ejercer presión en la parte inferior de las muñecas. Consulte la sección Antebrazos, muñecas y manos en la página 14.
domingo, 18 de agosto de 2013
Apoya brazos
Algunas sillas ofrecen áreas con almohadillas para apoyar los brazos. Le puede resultar cómodo apoyar los antebrazos en estas almohadillas mientras escribe, utiliza un dispositivo señalador o hace una pausa. Si la superficie de trabajo es lo suficientemente profunda, le puede resultar cómodo utilizarla como área de soporte (ubicando el monitor y el teclado en la parte posterior de manera que disponga de un espacio amplio para los antebrazos).
Los apoya brazos de la silla o superficie de trabajo están ajustados correctamente para escribir cuando los hombros están relajados, los antebrazos se apoyan uniformemente y pueden moverse libremente al escribir, y las muñecas se encuentran en una posición neutra y cómoda. Los apoya brazos no estarán ajustados correctamente si los hombros están encogidos o caídos, cuando sienta presión en uno o ambos codos, cuando los codos se encuentren extendidos hacia los lados, cuando las muñecas, los antebrazos o los codos estén en una posición fija al escribir o cuando las muñecas se encuentren excesivamente dobladas.
CORRECTO
Los apoya brazos están ajustados correctamente cuando los hombros están relajados, los brazos pueden apoyarse (y moverse libremente al escribir) y las muñecas se encuentran en una posición neutra y cómoda.
Apoya
Otra opción es utilizar los apoya brazos sólo al hacer descansos, permitiendo que los antebrazos y las manos se muevan libremente al escribir y utilizar un dispositivo señalador. En este caso, el apoya brazos estará ajustado correctamente cuando se encuentre ligeramente por debajo de la posición de escritura del antebrazo, pero lo suficientemente cerca para que esté a mano durante las pausas (por ejemplo, cuando está leyendo algo en la pantalla). Experimente a distintas alturas con el brazo para
decidir qué posición le resulta más cómoda. Guíese por la comodidad de su cuello, hombros, codos, brazos y muñecas.
Los apoya brazos de la silla o superficie de trabajo están ajustados correctamente para escribir cuando los hombros están relajados, los antebrazos se apoyan uniformemente y pueden moverse libremente al escribir, y las muñecas se encuentran en una posición neutra y cómoda. Los apoya brazos no estarán ajustados correctamente si los hombros están encogidos o caídos, cuando sienta presión en uno o ambos codos, cuando los codos se encuentren extendidos hacia los lados, cuando las muñecas, los antebrazos o los codos estén en una posición fija al escribir o cuando las muñecas se encuentren excesivamente dobladas.
CORRECTO
Los apoya brazos están ajustados correctamente cuando los hombros están relajados, los brazos pueden apoyarse (y moverse libremente al escribir) y las muñecas se encuentran en una posición neutra y cómoda.
Apoya
Otra opción es utilizar los apoya brazos sólo al hacer descansos, permitiendo que los antebrazos y las manos se muevan libremente al escribir y utilizar un dispositivo señalador. En este caso, el apoya brazos estará ajustado correctamente cuando se encuentre ligeramente por debajo de la posición de escritura del antebrazo, pero lo suficientemente cerca para que esté a mano durante las pausas (por ejemplo, cuando está leyendo algo en la pantalla). Experimente a distintas alturas con el brazo para
decidir qué posición le resulta más cómoda. Guíese por la comodidad de su cuello, hombros, codos, brazos y muñecas.
sábado, 17 de agosto de 2013
Apoya brazos y descanso para las palmas de las manos
EVITE ESTAS POSICIONES
Los apoya brazos no deben obligarle a:
● Encoger o dejar caer los hombros.
● Apoyarse excesivamente en uno de los codos o en ambos.
● Extender los codos hacia los lados.
● Mantener inmovilizados los antebrazos, las muñecas y las manos mientras escribe.
● Doblar de manera pronunciada los antebrazos, muñecas y manos.
● Sentarse demasiado lejos del teclado o del dispositivo señalador.
SUGERENCIA
Sólo para pausas
Los descansos para las palmas de las manos sólo deben utilizarse durante las pausas, cuando no está
escribiendo o usando el dispositivo señalador.
Es posible que el soporte para los antebrazos o las manos le permita adoptar una posición más cómoda
y relajada.
Los apoya brazos no deben obligarle a:
● Encoger o dejar caer los hombros.
● Apoyarse excesivamente en uno de los codos o en ambos.
● Extender los codos hacia los lados.
● Mantener inmovilizados los antebrazos, las muñecas y las manos mientras escribe.
● Doblar de manera pronunciada los antebrazos, muñecas y manos.
● Sentarse demasiado lejos del teclado o del dispositivo señalador.
SUGERENCIA
Sólo para pausas
Los descansos para las palmas de las manos sólo deben utilizarse durante las pausas, cuando no está
escribiendo o usando el dispositivo señalador.
Es posible que el soporte para los antebrazos o las manos le permita adoptar una posición más cómoda
y relajada.
viernes, 16 de agosto de 2013
Uso cómodo de una bandeja para el teclado
Si usa una bandeja para el teclado, asegúrese de que sea lo suficientemente ancha como para ubicar el dispositivo señalador, por ejemplo, un mouse o una bola de seguimiento. De lo contrario, probablemente colocará el mouse en el escritorio, más arriba y alejado del teclado. En consecuencia, deberá estirarse hacia adelante con frecuencia para alcanzar el mouse, adoptando una posición
incómoda para el trabajo.
incómoda para el trabajo.
jueves, 15 de agosto de 2013
Alineación del mouse y del teclado
Al utilizar un mouse o una bola de seguimiento desmontable, coloque el dispositivo justo a la derecha
o la izquierda del teclado y cerca de su borde frontal. Evite colocar el dispositivo demasiado alejado de
la parte lateral del teclado o hacia su borde posterior, debido a que es posible que estas posiciones le
exijan doblar las muñecas de manera pronunciada hacia los lados o estirarlas demasiado (consulte la
sección Estilo para usar el dispositivo señalador en la página 32).
También puede resultarle cómodo ubicar el mouse entre su cuerpo y el borde frontal del teclado; en
este caso, es necesario que el escritorio sea lo suficientemente profundo como para colocar el monitor
y el teclado en la parte posterior, de manera que pueda apoyar por completo los antebrazos en la
superficie de trabajo (consulte la sección Apoya brazos en la página 23).
CORRECTO
Coloque el dispositivo señalador justo al lado del teclado y cerca de su borde frontal.
o la izquierda del teclado y cerca de su borde frontal. Evite colocar el dispositivo demasiado alejado de
la parte lateral del teclado o hacia su borde posterior, debido a que es posible que estas posiciones le
exijan doblar las muñecas de manera pronunciada hacia los lados o estirarlas demasiado (consulte la
sección Estilo para usar el dispositivo señalador en la página 32).
También puede resultarle cómodo ubicar el mouse entre su cuerpo y el borde frontal del teclado; en
este caso, es necesario que el escritorio sea lo suficientemente profundo como para colocar el monitor
y el teclado en la parte posterior, de manera que pueda apoyar por completo los antebrazos en la
superficie de trabajo (consulte la sección Apoya brazos en la página 23).
CORRECTO
Coloque el dispositivo señalador justo al lado del teclado y cerca de su borde frontal.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Ajuste de la altura e inclinación del teclado
La altura del codo debe coincidir prácticamente con la de la hilera del medio del teclado (consulte la sección Hombros y codos en la página 13). Ajuste la elevación del teclado de modo que los antebrazos, las muñecas y las manos se encuentren en una posición neutra y cómoda. Para algunos usuarios es mucho más cómodo trabajar con el teclado en la posición más baja y los codos a una altura ligeramente superior a la de la hilera del medio del teclado.
martes, 13 de agosto de 2013
Se habla de desactivación metabólica
Se habla de desactivación metabólica cuando una molé cula activa o tóxica se convierte en un metabolito menos activo. Este fenómeno se da generalmente durante las reacciones de la Fase 2. En algunos casos un metabolito desactivado puede reactivarse, por ejemplo mediante escisió n enzimá tica.
lunes, 12 de agosto de 2013
Metabolismo
Metabolismo es una palabra que suele utilizarse indistintamente con biotransformació n. Indica las reacciones químicas de descomposició n o síntesis que se producen en el cuerpo gracias a la acció n catalizadora de las enzimas. En el organismo se metabolizan los nutrientes procedentes de los alimentos, los compuestos endó genos y los xenobió ticos.
Se habla de activación metabólica cuando un compuesto menos reactivo se convierte en una molé cula má s reactiva. Este fenómeno se da generalmente durante las reacciones de la Fase 1.
Se habla de activación metabólica cuando un compuesto menos reactivo se convierte en una molé cula má s reactiva. Este fenómeno se da generalmente durante las reacciones de la Fase 1.
domingo, 11 de agosto de 2013
Biotransformación
La biotransformación es un proceso que lleva a una conversión metabó lica de los compuestos extrañ os (xenobió ticos) presentes en el organismo. Suele denominarse también metabolismo de xenobió ticos. Por regla general, el metabolismo convierte los xenobió ticos liposolubles en grandes metabolitos hidrosolubles que pueden excretarse con facilidad.
La biotransformació n se realiza principalmente en el hígado. Todos los xenobió ticos captados en el intestino son transpor- tados al hígado por un ú nico vaso sanguíneo (la vena porta).
Cuando se capta en pequeñ as cantidades, una sustancia extrañ a puede metabolizarse completamente en el hígado antes de llegar
a la circulació n general y a otros ó rganos (efecto de primer paso). Los xenobió ticos inhalados se distribuyen por la circulación general hasta llegar al hígado. En ese caso só lo se metaboliza en el hígado una fracció n de la dosis antes de llegar a otros ó rganos.
Las cé lulas hepá ticas contienen diversas enzimas que oxidan los xenobió ticos. Por lo general, esa oxidació n activa el compuesto —lo hace má s reactivo que la molé cula precursora. En la mayoría de los casos, el metabolito oxidado vuelve a ser metabolizado por otras enzimas en una segunda fase. Esas enzimas conjugan el metabolito con un sustrato endó geno, de manera que la molé cula se hace má s grande y má s polar, lo cual facilita la excreció n.
Tambié n en otros ó rganos como el pulmó n y el riñ ó n hay enzimas que metabolizan los xenobió ticos. En esos ó rganos pueden desempeñ ar funciones específicas y cualitativamente importantes en el metabolismo de determinados xenobió ticos. A veces metabolitos formados en un ó rgano se metabolizan aú n má s en otro. Tambié n pueden participar en la biotransforma- ció n las bacterias intestinales.
Los metabolitos de xenobió ticos pueden excretarse por los riñ ones o a travé s de la bilis. Pueden exhalarse tambié n a travé s de los pulmones, o unirse a molé culas endó genas del organismo. Entre biotransformació n y toxicidad hay una relació n compleja. Puede entenderse la biotransformació n como un proceso necesario para la supervivencia. Protege al organismo de la toxicidad impidiendo que se acumulen en é l sustancias nocivas. Sin embargo, en ese proceso pueden formarse, como productos intermedios, metabolitos reactivos que son potencial- mente nocivos. Este fenó meno se denomina activació n metabó - lica. De esta manera, la biotransformació n puede tambié n inducir toxicidad. Metabolitos intermedios oxidados que no se conjugan pueden unirse a estructuras celulares y dañ arlas. Cuando por ejemplo un metabolito de xenobió tico se une al ADN puede inducirse una mutació n (vé ase “Toxicología gené - tica”). Si el sistema de biotransformació n está sobrecargado, puede producirse una destrucció n masiva de proteínas esenciales o de membranas lipídicas. Y ello puede desembocar en muerte celular (vé ase “Lesió n celular y muerte celular”).
La biotransformació n se realiza principalmente en el hígado. Todos los xenobió ticos captados en el intestino son transpor- tados al hígado por un ú nico vaso sanguíneo (la vena porta).
Cuando se capta en pequeñ as cantidades, una sustancia extrañ a puede metabolizarse completamente en el hígado antes de llegar
a la circulació n general y a otros ó rganos (efecto de primer paso). Los xenobió ticos inhalados se distribuyen por la circulación general hasta llegar al hígado. En ese caso só lo se metaboliza en el hígado una fracció n de la dosis antes de llegar a otros ó rganos.
Las cé lulas hepá ticas contienen diversas enzimas que oxidan los xenobió ticos. Por lo general, esa oxidació n activa el compuesto —lo hace má s reactivo que la molé cula precursora. En la mayoría de los casos, el metabolito oxidado vuelve a ser metabolizado por otras enzimas en una segunda fase. Esas enzimas conjugan el metabolito con un sustrato endó geno, de manera que la molé cula se hace má s grande y má s polar, lo cual facilita la excreció n.
Tambié n en otros ó rganos como el pulmó n y el riñ ó n hay enzimas que metabolizan los xenobió ticos. En esos ó rganos pueden desempeñ ar funciones específicas y cualitativamente importantes en el metabolismo de determinados xenobió ticos. A veces metabolitos formados en un ó rgano se metabolizan aú n má s en otro. Tambié n pueden participar en la biotransforma- ció n las bacterias intestinales.
Los metabolitos de xenobió ticos pueden excretarse por los riñ ones o a travé s de la bilis. Pueden exhalarse tambié n a travé s de los pulmones, o unirse a molé culas endó genas del organismo. Entre biotransformació n y toxicidad hay una relació n compleja. Puede entenderse la biotransformació n como un proceso necesario para la supervivencia. Protege al organismo de la toxicidad impidiendo que se acumulen en é l sustancias nocivas. Sin embargo, en ese proceso pueden formarse, como productos intermedios, metabolitos reactivos que son potencial- mente nocivos. Este fenó meno se denomina activació n metabó - lica. De esta manera, la biotransformació n puede tambié n inducir toxicidad. Metabolitos intermedios oxidados que no se conjugan pueden unirse a estructuras celulares y dañ arlas. Cuando por ejemplo un metabolito de xenobió tico se une al ADN puede inducirse una mutació n (vé ase “Toxicología gené - tica”). Si el sistema de biotransformació n está sobrecargado, puede producirse una destrucció n masiva de proteínas esenciales o de membranas lipídicas. Y ello puede desembocar en muerte celular (vé ase “Lesió n celular y muerte celular”).
sábado, 10 de agosto de 2013
Los modelos fisiológicos
gicos y anató micos y otros datos independientes. Despué s el modelo se depura y se valida mediante su comparació n con datos experimentales. Una ventaja de los modelos fisioló gicos es que pueden utilizarse para realizar extrapolaciones. Por ejemplo, puede predecirse la influencia de la actividad física en la captació n y disposició n de sustancias inhaladas a partir de ajustes fisioló gicos conocidos de la ventilació n y el gasto cardíaco. Un inconveniente es que requieren una gran cantidad de datos independientes.
viernes, 9 de agosto de 2013
Modelos toxicocinéticos
Los modelos matemá ticos son instrumentos importantes para entender y describir la captació n y disposició n de sustancias extrañ as. Estos modelos son en su mayoría compartimentales, es decir, representan al organismo dividido en uno o má s comparti- mentos. Un compartimento es un volumen química y físicamente teó rico en el que se supone que la sustancia se distribuye de manera homogé nea e instantá nea. Los modelos sencillos pueden expresarse como una suma de té rminos exponenciales, mientras que los má s complicados exigen efectuar procedimientos numé - ricos en ordenador para resolverlos. Los modelos pueden subdivi- dirse en dos categorías: descriptivos y fisioló gicos.
En los modelos descriptivos, el ajuste a los datos medidos se realiza modificando los valores numé ricos de los pará metros del modelo o incluso la propia estructura de é ste. La estructura del modelo normalmente tiene poco que ver con la estructura del organismo. Las ventajas del enfoque descriptivo son que se realizan pocos supuestos y que no se necesitan datos adicionales. Un inconveniente es que no son demasiado ú tiles para efectuar extrapolaciones.
En los modelos descriptivos, el ajuste a los datos medidos se realiza modificando los valores numé ricos de los pará metros del modelo o incluso la propia estructura de é ste. La estructura del modelo normalmente tiene poco que ver con la estructura del organismo. Las ventajas del enfoque descriptivo son que se realizan pocos supuestos y que no se necesitan datos adicionales. Un inconveniente es que no son demasiado ú tiles para efectuar extrapolaciones.
jueves, 8 de agosto de 2013
Otras rutas de excreción
Algunas sustancias, como los disolventes orgá nicos y productos de descomposició n como la acetona, son lo suficientemente volá tiles para que una fracció n considerable pueda excretarse en el aire espirado despué s de la inhalació n. Pequeñ as molé culas hidrosolubles y también liposolubles se segregan fá cilmente al feto a travé s de la placenta y a la leche en los mamíferos. Para la madre, la lactancia puede ser una ruta excretora cuantitativamente importante en el caso de sustancias liposolubles persistentes. Los hijos pueden estar expuestos secun- dariamente a travé s de la madre durante el embarazo y durante la lactancia. Los compuestos hidrosolubles pueden excretarse hasta cierto punto en el sudor y la saliva, pero estas rutas son en general de escasa importancia. No obstante, como se produce y se traga un gran volumen de saliva, la excreció n por esta vía puede contribuir a la reabsorció n del compuesto. Algunos metales como el mercurio se excretan unié ndose de manera permanente a los grupos sulfhidrilo de la queratina presente en el pelo.
miércoles, 7 de agosto de 2013
Etapas de la determinación de riesgos
Para determinar las propiedades de los contaminantes que puedan hallarse presentes en el lugar de trabajo hay que consultar con la fuente principal de esta información, que es el proveedor del material. Muchos proveedores proporcionan a sus clientes una ficha técnica de seguridad que contiene datos sobre la identidad de los materiales que forman un producto y aporta información sobre los límites de exposición y toxicidad.
Hay que determinar si hay algún límite de exposición publi- cado, como un valor límite umbral (TLV), límite de exposición permisible, concentración máxima admisible o cualquier otro límite de exposición o estimación de toxicidad de los contami- nantes de que se disponga. Es preciso averiguar si se conoce un valor de concentración inmediatamente peligrosa para la vida o la salud (IDLH) del contaminante. Cada equipo de protección respiratoria tiene alguna limitación de uso basada en el grado de exposición. Hace falta algún tipo de límite para determinar si el equipo de protección respiratoria proporcionará una protección suficiente.
Hay que averiguar si hay alguna norma sanitaria legalmente obligatoria que afecte al contaminante de que se trate (como las hay para el plomo o el amianto). En caso afirmativo, puede haber equipos de protección respiratoria obligatorios que ayuden a estrechar el abanico de selección. El estado físico del contaminante es una característica impor- tante. Si se trata de un aerosol, hay que determinar o estimar el tamaño de las partículas. También es importante la presión de vapor de los aerosoles a la temperatura máxima prevista del medio ambiente de trabajo.
Hay que determinar si el contaminante presente puede absor- berse a través de la piel, provocar insensibilización de ésta o ser irritante o corrosivo para los ojos o la piel. En el caso de conta- minantes gaseosos o en forma de vapor, hay que averiguar si hay alguna concentración que produce un olor, sabor o irritación conocidos.
Una vez conocida la identidad del contaminante, es preciso determinar su concentración. Esto suele hacerse recogiendo el
material en una muestra de medio y analizándolo en el laboratorio. A veces la evaluación puede hacerse estimando exposiciones, como se describe a continuación.
Hay que determinar si hay algún límite de exposición publi- cado, como un valor límite umbral (TLV), límite de exposición permisible, concentración máxima admisible o cualquier otro límite de exposición o estimación de toxicidad de los contami- nantes de que se disponga. Es preciso averiguar si se conoce un valor de concentración inmediatamente peligrosa para la vida o la salud (IDLH) del contaminante. Cada equipo de protección respiratoria tiene alguna limitación de uso basada en el grado de exposición. Hace falta algún tipo de límite para determinar si el equipo de protección respiratoria proporcionará una protección suficiente.
Hay que averiguar si hay alguna norma sanitaria legalmente obligatoria que afecte al contaminante de que se trate (como las hay para el plomo o el amianto). En caso afirmativo, puede haber equipos de protección respiratoria obligatorios que ayuden a estrechar el abanico de selección. El estado físico del contaminante es una característica impor- tante. Si se trata de un aerosol, hay que determinar o estimar el tamaño de las partículas. También es importante la presión de vapor de los aerosoles a la temperatura máxima prevista del medio ambiente de trabajo.
Hay que determinar si el contaminante presente puede absor- berse a través de la piel, provocar insensibilización de ésta o ser irritante o corrosivo para los ojos o la piel. En el caso de conta- minantes gaseosos o en forma de vapor, hay que averiguar si hay alguna concentración que produce un olor, sabor o irritación conocidos.
Una vez conocida la identidad del contaminante, es preciso determinar su concentración. Esto suele hacerse recogiendo el
material en una muestra de medio y analizándolo en el laboratorio. A veces la evaluación puede hacerse estimando exposiciones, como se describe a continuación.
martes, 6 de agosto de 2013
Propuesta de procedimiento de elección de equipo de protección respiratoria
Para elegir un equipo de protección respiratoria hay que analizar cómo se utilizará y conocer las limitaciones de cada tipo. Son consideraciones generales lo que hará el trabajador, la forma de utilizar el equipo de protección respiratoria, la ubicación del trabajo y cualesquiera limitaciones que el equipo de protección respiratoria pueda imponer al trabajo, como se ilustra esquemáti- camente en la Figura 31.19.
Para elegir el equipo de protección respiratoria adecuado, hay que tener en cuenta la actividad del trabajador y su situación dentro de la zona peligrosa (por ejemplo, hay que saber si estará dentro de la zona peligrosa continuamente o de forma intermi- tente durante el turno de trabajo y si el trabajo es ligero, medio
o pesado). En el caso de uso continuo y trabajo pesado, sería preferible utilizar un equipo de protección respiratoria de peso ligero.
Las condiciones ambientales y el grado de esfuerzo que deba realizar el usuario del equipo de protección respiratoria pueden afectar a la duración de éste. Así, el esfuerzo físico extremo puede hacer que el usuario agote la reserva de aire de un equipo de protección respiratoria autónomo, cuya duración en servicio se reducirá a la mitad o menos.
Un factor importante que debe tenerse en cuenta es el tiempo durante el cual debe llevarse equipo de protección respiratoria. También hay que prestar atención al tipo de tarea que debe realizarse con el equipo de protección respiratoria: rutinaria, no rutinaria, de urgencia o de salvamento.
Hay que considerar también la localización del área peligrosa en relación con el área segura en la que hay aire respirable. Este conocimiento permitirá planificar la salida de los trabajadores en caso de emergencia y la entrada para realizar operaciones de mantenimiento y salvamento. Si hay mucha distancia hasta la zona con aire respirable o si el trabajador necesita sortear obstá- culos o subir escaleras, los equipos de aire suministrado pueden no ser buena idea.
Si hay posibilidades de deficiencia de oxígeno, hay que medir el contenido de oxígeno del espacio de trabajo de que se trate. La clase de equipo de protección respiratoria que puede utili- zarse (de purificación o suministro de aire) dependerá de la presión parcial de oxígeno. Como los purificadores de aire sólo limpian el aire, debe haber suficiente oxígeno en la atmósfera para mantener la vida.
Para elegir el equipo de protección respiratoria, es necesario examinar cada operación a fin de cerciorarse de los posibles riesgos (determinación de riesgos) y elegir un tipo o clase de equipo que proporcione una protección adecuada.
Para elegir el equipo de protección respiratoria adecuado, hay que tener en cuenta la actividad del trabajador y su situación dentro de la zona peligrosa (por ejemplo, hay que saber si estará dentro de la zona peligrosa continuamente o de forma intermi- tente durante el turno de trabajo y si el trabajo es ligero, medio
o pesado). En el caso de uso continuo y trabajo pesado, sería preferible utilizar un equipo de protección respiratoria de peso ligero.
Las condiciones ambientales y el grado de esfuerzo que deba realizar el usuario del equipo de protección respiratoria pueden afectar a la duración de éste. Así, el esfuerzo físico extremo puede hacer que el usuario agote la reserva de aire de un equipo de protección respiratoria autónomo, cuya duración en servicio se reducirá a la mitad o menos.
Un factor importante que debe tenerse en cuenta es el tiempo durante el cual debe llevarse equipo de protección respiratoria. También hay que prestar atención al tipo de tarea que debe realizarse con el equipo de protección respiratoria: rutinaria, no rutinaria, de urgencia o de salvamento.
Hay que considerar también la localización del área peligrosa en relación con el área segura en la que hay aire respirable. Este conocimiento permitirá planificar la salida de los trabajadores en caso de emergencia y la entrada para realizar operaciones de mantenimiento y salvamento. Si hay mucha distancia hasta la zona con aire respirable o si el trabajador necesita sortear obstá- culos o subir escaleras, los equipos de aire suministrado pueden no ser buena idea.
Si hay posibilidades de deficiencia de oxígeno, hay que medir el contenido de oxígeno del espacio de trabajo de que se trate. La clase de equipo de protección respiratoria que puede utili- zarse (de purificación o suministro de aire) dependerá de la presión parcial de oxígeno. Como los purificadores de aire sólo limpian el aire, debe haber suficiente oxígeno en la atmósfera para mantener la vida.
Para elegir el equipo de protección respiratoria, es necesario examinar cada operación a fin de cerciorarse de los posibles riesgos (determinación de riesgos) y elegir un tipo o clase de equipo que proporcione una protección adecuada.
lunes, 5 de agosto de 2013
domingo, 4 de agosto de 2013
Gafas y otros equipos protectores
Algunos trabajadores usan gafas para ver y, en determinados medios industriales, hay que llevar gafas de seguridad, normales o de montura ajustada para proteger los ojos de las partículas volantes. Al llevar un equipo de protección respiratoria de tipo semimáscara, las gafas pueden interferir con el ajuste del equipo de protección respiratoria en la zona del puente de la nariz. Si se utiliza una máscara completa, las patillas interrumpirán la super- ficie de cierre y provocarán fugas.
A continuación se proponen algunas soluciones para estas dificultades. Si se usa semimáscara, primero se realiza una prueba de ajuste durante la cual el trabajador debe llevar las gafas o elementos protectores que puedan interferir con el funcionamiento del equipo de protección respiratoria. El ensayo de ajuste sirve para demostrar que las gafas u otros accesorios no interfieren con el funcionamiento del equipo de protección respiratoria.
En el caso de los equipos de protección respiratoria de máscara completa, las opciones posibles son utilizar lentes de contacto o gafas especiales montadas dentro de la mascarilla
(casi todos los fabricantes proporcionan monturas especiales con este fin). En ocasiones se ha pensado que no deben utilizarse lentes de contacto con equipos de protección respiratoria, pero la investigación ha demostrado que los trabajadores pueden usar las dos cosas al mismo tiempo sin ninguna dificultad.
A continuación se proponen algunas soluciones para estas dificultades. Si se usa semimáscara, primero se realiza una prueba de ajuste durante la cual el trabajador debe llevar las gafas o elementos protectores que puedan interferir con el funcionamiento del equipo de protección respiratoria. El ensayo de ajuste sirve para demostrar que las gafas u otros accesorios no interfieren con el funcionamiento del equipo de protección respiratoria.
En el caso de los equipos de protección respiratoria de máscara completa, las opciones posibles son utilizar lentes de contacto o gafas especiales montadas dentro de la mascarilla
(casi todos los fabricantes proporcionan monturas especiales con este fin). En ocasiones se ha pensado que no deben utilizarse lentes de contacto con equipos de protección respiratoria, pero la investigación ha demostrado que los trabajadores pueden usar las dos cosas al mismo tiempo sin ninguna dificultad.
sábado, 3 de agosto de 2013
Pelo facial
El pelo facial puede plantear un problema práctico a la hora de gestionar un programa de equipos de protección respiratoria. Algunos trabajadores llevan barba por motivos estéticos y a otros les resulta difícil afeitarse porque sufren una afección médica que hace que el pelo se curve y crezca hacia el interior de la piel después del afeitado. Al inhalar, se instaura dentro del equipo de protección respiratoria una presión negativa y, si el cierre con la cara no es estanco, pueden penetrar contaminantes; esto afecta tanto a los equipos de protección respiratoria purificadores como
a los de suministro de aire. La dificultad estriba en cómo ser ecuánime y permitir a los trabajadores que lleven barba o bigote
y, al mismo tiempo, proteger su salud.
Varios estudios de investigación demuestran que el pelo facial en la superficie de cierre de un equipo de protección respiratoria estanco provoca fugas excesivas. Estos estudios demuestran también que la magnitud de las fugas provocadas por el pelo es tan variable que no es posible determinar si los trabajadores recibirán protección adecuada, incluso si los equipos de protec- ción respiratoria se han ajustado a la medida. Esto significa que un trabajador con barba o bigote equipado con un equipo de protección respiratoria estanco podría no quedar suficiente- mente protegido.
El primer paso para resolver este problema consiste en deter- minar si puede utilizarse un equipo de ajuste suelto. Por cada tipo de equipo de protección respiratoria de ajuste estanco
—salvo los equipos de protección respiratoria autónomos y los mixtos de evacuación y semiautónomos— hay otro de ajuste suelto que proporciona una protección similar.
Otra opción consiste en destinar a los trabajadores afectados a puestos que no exijan el uso de equipo de protección respira- toria. La última opción posible es obligar al trabajador a afei- tarse. Si al trabajador le resulta difícil esta solución por motivos de salud, en la mayor parte de los casos se puede encontrar una solución médica que le permita afeitarse y utilizar equipo de protección respiratoria.
a los de suministro de aire. La dificultad estriba en cómo ser ecuánime y permitir a los trabajadores que lleven barba o bigote
y, al mismo tiempo, proteger su salud.
Varios estudios de investigación demuestran que el pelo facial en la superficie de cierre de un equipo de protección respiratoria estanco provoca fugas excesivas. Estos estudios demuestran también que la magnitud de las fugas provocadas por el pelo es tan variable que no es posible determinar si los trabajadores recibirán protección adecuada, incluso si los equipos de protec- ción respiratoria se han ajustado a la medida. Esto significa que un trabajador con barba o bigote equipado con un equipo de protección respiratoria estanco podría no quedar suficiente- mente protegido.
El primer paso para resolver este problema consiste en deter- minar si puede utilizarse un equipo de ajuste suelto. Por cada tipo de equipo de protección respiratoria de ajuste estanco
—salvo los equipos de protección respiratoria autónomos y los mixtos de evacuación y semiautónomos— hay otro de ajuste suelto que proporciona una protección similar.
Otra opción consiste en destinar a los trabajadores afectados a puestos que no exijan el uso de equipo de protección respira- toria. La última opción posible es obligar al trabajador a afei- tarse. Si al trabajador le resulta difícil esta solución por motivos de salud, en la mayor parte de los casos se puede encontrar una solución médica que le permita afeitarse y utilizar equipo de protección respiratoria.
viernes, 2 de agosto de 2013
Dificultades que afectan a los programas de equipos de protección respiratoria
Hay varios aspectos de uso del equipo de protección respiratoria que pueden dificultar la gestión de un programa de equipos de protección respiratoria, como el pelo facial y la compatibilidad con gafas y otros equipos protectores utilizados junto con el equipo de protección respiratoria.
jueves, 1 de agosto de 2013
Control biológico y biomarcadores de la exposición
El control biológico permite obtener una estimación de la dosis y, por consiguiente, suele considerarse superior al control ambiental. Sin embargo, la variabilidad de los índices que se emplean para el control Biológico puede ser considerable incluso en una misma persona. Para obtener una estimación aceptable de la dosis a la que se ve expuesta un trabajador, tienen que reali- zarse mediciones repetidas y el esfuerzo de medición puede llegar
a ser mayor que el del control ambiental.
Este hecho se ilustra con un interesante estudio sobre los trabajadores de una fábrica de barcos de plástico reforzado con fibra de vidrio (Rappaport y cols. 1995). La variabilidad de la exposición al estireno se evaluó midiendo repetidamente el contenido ambiental de estireno. Se midió el contenido de esti- reno en el aire exhalado por los trabajadores expuestos, así como los intercambios de cromátidas hermanas. Se demostró que un estudio epidemiológico que utilizase el estireno ambiental como medida de la exposición sería más eficiente, en términos del número de mediciones necesarias, que un estudio que utilizase los otros índices de exposición. Para medir el estireno en el aire se realizaron tres mediciones repetidas, a fin de calcular la expo- sición media a largo plazo con una precisión determinada. Para medir el estireno en el aire exhalado se realizaron cuatro medi- ciones repetidas en cada trabajador, mientras que para deter- minar los intercambios de cromátidas hermanas se realizaron 20 mediciones repetidas. Esta observación se explica por la relación entre señal y ruido, determinada por la variabilidad en la exposi- ción de un día a otro y de un trabajador a otro, que fue más favorable en el caso del estireno ambiental que para los dos biomarcadores de la exposición. Así pues, aunque la relevancia biológica de un cierto indicador de la exposición sea óptima, el resultado de un análisis de exposición-respuesta puede seguir siendo insatisfactorio debido a una menor relación entre señal y ruido, que introduce un error de clasificación incorrecta.
Droz (1991) aplicó modelos farmacocinéticos para estudiar las ventajas de los métodos de evaluación de la exposición basados en la toma de muestras del aire comparados con los métodos de control Biológico dependientes de la semivida del agente. Demostró que el control biológico se ve también muy afectado por la variabilidad biológica, que no está relacionada con la variabilidad del ensayo toxicológico. Sugirió que el uso de indi- cadores biológicos no ofrece ninguna ventaja estadística cuando la semivida del agente considerado es inferior a unas diez horas. Aunque parece más adecuado medir la exposición ambiental en lugar de un indicador biológico de su efecto por la variabi- lidad de la variable medida, se pueden encontrar otros argu- mentos en favor del uso de un biomarcador, incluso cuando eso suponga un mayor esfuerzo de medición, como cuando existe una considerable exposición dérmica. Para agentes como los pesticidas y algunos disolventes orgánicos, la exposición dérmica puede tener mayor relevancia que la exposición ambiental. Un biomarcador de la exposición incluiría esta vía de exposición, mientras que la medición de la exposición dérmica es compleja
y sus resultados no son fáciles de interpretar (Boleij y cols. 1995). Los primeros estudios de trabajadores agrícolas en los que se utilizaron “parches” para evaluar la exposición dérmica detec- taron importantes cantidades de pesticidas en la superficie corporal, dependiendo de las tareas que realizaba cada traba- jador. Sin embargo, debido a la escasa información disponible sobre la absorción por la piel, todavía no pueden utilizarse los perfiles de exposición para calcular una dosis interna.
Los biomarcadores pueden ofrecer también ventajas conside- rables en la epidemiología del cáncer. Cuando un biomarcador es un marcador precoz del efecto, su uso puede tener como resultado la reducción del período de seguimiento. Aunque todavía tienen que realizarse estudios de validación, los biomar- cadores de la exposición o de la sensibilidad individual podrían dar lugar a estudios epidemiológicos más potentes y a estima- ciones más precisas del riesgo.
a ser mayor que el del control ambiental.
Este hecho se ilustra con un interesante estudio sobre los trabajadores de una fábrica de barcos de plástico reforzado con fibra de vidrio (Rappaport y cols. 1995). La variabilidad de la exposición al estireno se evaluó midiendo repetidamente el contenido ambiental de estireno. Se midió el contenido de esti- reno en el aire exhalado por los trabajadores expuestos, así como los intercambios de cromátidas hermanas. Se demostró que un estudio epidemiológico que utilizase el estireno ambiental como medida de la exposición sería más eficiente, en términos del número de mediciones necesarias, que un estudio que utilizase los otros índices de exposición. Para medir el estireno en el aire se realizaron tres mediciones repetidas, a fin de calcular la expo- sición media a largo plazo con una precisión determinada. Para medir el estireno en el aire exhalado se realizaron cuatro medi- ciones repetidas en cada trabajador, mientras que para deter- minar los intercambios de cromátidas hermanas se realizaron 20 mediciones repetidas. Esta observación se explica por la relación entre señal y ruido, determinada por la variabilidad en la exposi- ción de un día a otro y de un trabajador a otro, que fue más favorable en el caso del estireno ambiental que para los dos biomarcadores de la exposición. Así pues, aunque la relevancia biológica de un cierto indicador de la exposición sea óptima, el resultado de un análisis de exposición-respuesta puede seguir siendo insatisfactorio debido a una menor relación entre señal y ruido, que introduce un error de clasificación incorrecta.
Droz (1991) aplicó modelos farmacocinéticos para estudiar las ventajas de los métodos de evaluación de la exposición basados en la toma de muestras del aire comparados con los métodos de control Biológico dependientes de la semivida del agente. Demostró que el control biológico se ve también muy afectado por la variabilidad biológica, que no está relacionada con la variabilidad del ensayo toxicológico. Sugirió que el uso de indi- cadores biológicos no ofrece ninguna ventaja estadística cuando la semivida del agente considerado es inferior a unas diez horas. Aunque parece más adecuado medir la exposición ambiental en lugar de un indicador biológico de su efecto por la variabi- lidad de la variable medida, se pueden encontrar otros argu- mentos en favor del uso de un biomarcador, incluso cuando eso suponga un mayor esfuerzo de medición, como cuando existe una considerable exposición dérmica. Para agentes como los pesticidas y algunos disolventes orgánicos, la exposición dérmica puede tener mayor relevancia que la exposición ambiental. Un biomarcador de la exposición incluiría esta vía de exposición, mientras que la medición de la exposición dérmica es compleja
y sus resultados no son fáciles de interpretar (Boleij y cols. 1995). Los primeros estudios de trabajadores agrícolas en los que se utilizaron “parches” para evaluar la exposición dérmica detec- taron importantes cantidades de pesticidas en la superficie corporal, dependiendo de las tareas que realizaba cada traba- jador. Sin embargo, debido a la escasa información disponible sobre la absorción por la piel, todavía no pueden utilizarse los perfiles de exposición para calcular una dosis interna.
Los biomarcadores pueden ofrecer también ventajas conside- rables en la epidemiología del cáncer. Cuando un biomarcador es un marcador precoz del efecto, su uso puede tener como resultado la reducción del período de seguimiento. Aunque todavía tienen que realizarse estudios de validación, los biomar- cadores de la exposición o de la sensibilidad individual podrían dar lugar a estudios epidemiológicos más potentes y a estima- ciones más precisas del riesgo.
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