La evaluación de riesgos es una metodología que trata de caracte- rizar los tipos de efectos previsibles para la salud como resultado de determinada exposición a determinado agente, y de calcular la probabilidad de que se produzcan esos efectos en la salud, con diferentes niveles de exposición. Se utiliza también para caracterizar situaciones de riesgo concretas. Sus etapas son la identifica- ción de riesgos, la descripción de la relación exposición-efecto y la evaluación de la exposición para caracterizar el riesgo.
La primera etapa se refiere a la identificación de un agente—por  ejemplo,  una  sustancia  química—  como  causa  de  un efecto  nocivo  para  la  salud  (p.  ej.,  cáncer  o  intoxicación  sisté- mica). En la segunda etapa se establece qué grado de exposición causa  qué  magnitud  de  un  efecto  determinado  en  cuántas personas  expuestas.  Estos  conocimientos  son  esenciales  para interpretar los datos obtenidos de la evaluación de la exposición. La evaluación de la exposición forma parte de la evaluación de riesgos, tanto cuando se obtienen datos para caracterizar una situación de riesgo como cuando se obtienen datos para determinar la relación exposición-efecto basándose en estudios epide- miológicos. En este último caso, la exposición que ha dado lugar
a  determinado  efecto  relacionado  con  el  trabajo  o  con  causas ambientales tiene que caracterizarse con exactitud para garantizar la validez de la correlación.
Aunque la evaluación de riesgos es fundamental para muchas de las decisiones que deben tomarse en la práctica de la higiene industrial, tiene un efecto limitado en la protección de la salud de los trabajadores, a menos que se concrete en acciones preven- tivas reales en el lugar de trabajo.
La evaluación de riesgos es un proceso dinámico, ya que se adquieren nuevos conocimientos que a menudo revelan efectos nocivos de sustancias que hasta entonces se consideraban relativamente inocuas; por consiguiente, el higienista industrial debe tener  en  todo  momento  acceso  a  información  toxicológica actualizada.  Otra  implicación  es  que  las  exposiciones  deben controlarse siempre al nivel más bajo posible.
En la Figura 30.3 se exponen los diferentes elementos de la evaluación de riesgos.
 
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