Estas indicaciones de las consecuencias que surgen al llevar a cabo el principio de la tarea completa dejan claras dos cosas:
(1) en muchos casos, probablemente incluso en la mayoría de los casos, las tareas completas en el sentido descrito en la Figura 29.29 sólo pueden ser estructuradas como tareas de grupo, debido a la complejidad resultante y al ámbito asociado; (2) la reestructuración de tareas, especialmente cuando va unida a la ejecución del trabajo en grupo, requiere su integración en un concepto comprensivo de reestructuración global que abarque todos los niveles de la empresa.
Los principios estructurales que se aplican a los distintos niveles se resumen en la Tabla 29.5.
Las posibilidades de aplicar los principios para la estructura- ción de la producción, indicados en la Tabla 29.5, se ejempli- fican con la propuesta de reestructuración de una empresa de producción mostrada en la Figura 29.30. Esta propuesta, unáni- memente aprobada por los responsables de producción y por el equipo del proyecto formado con el propósito de llevar a cabo la reestructuración, también demuestra un distanciamiento funda- mental de los conceptos tayloristas de división del trabajo y el mando. Los ejemplos de muchas empresas demuestran que la reestructuración del trabajo y de las estructuras de organización de acuerdo con estos modelos puede satisfacer tanto los criterios psicológicos de promoción de la salud, y desarrollo de la perso- nalidad, como las exigencias de eficacia económica a largo plazo
(véase Ulich 1994).
La argumentación anterior, descrita brevemente por razones de espacio, intenta aclarar tres puntos:
1. Conceptos como los aquí mencionados representan un alter- nativa a la “producción ajustada”, en el sentido descrito por Womack, Jones y Roos (1990). Mientras en este último enfoque “cada espacio libre se suprime” y se mantiene una parcialización extrema de las actividades en el sentido taylo- rístico, en el enfoque que damos en estas páginas las tareas completas en grupo son las que desempeñan la función prin- cipal, con una amplia autorregulación.
2. Se modifica la trayectoria clásica de las carreras de los traba- jadores especializados y en algunos casos se excluyen para la necesaria realización del principio de integración funcional, es decir, con la reintegración en el lugar de trabajo de lo que se conoce como funciones indirectamente productivas, tales como la preparación del trabajo, el mantenimiento, el control de calidad, etc., en el lugar de trabajo. Esto requiere una reorientación fundamental, en el sentido de reemplazar la cultura tradicional de la carrera por la cultura de las aptitudes.
3. Conceptos como los aquí mencionados suponen un cambio fundamental en las estructuras de poder corporativo que deben encontrar su contrapartida en el desarrollo de las correspondientes posibilidades de participación.
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