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sábado, 15 de junio de 2013

Frecuencia de la exposición (I)

El modelo clásico para evaluar la toxicidad utiliza la siguiente relación:
TIEMPO× CONCENTRACION = DOSIS

La dosis, en este caso, es la cantidad de material que está dispo- nible para su absorción. Hasta ahora se ha hablado de intentar minimizar (reducir) el componente de la concentración en esta ecuación. También se puede reducir la duración de la exposición
(la razón que justifica los controles administrativos). Así se redu- ciría igualmente la dosis. El problema aquí no es que el traba- jador pase cierto tiempo en una zona contaminada, sino la frecuencia con que realiza una operación (tarea). Esta distinción es importante. En el primer ejemplo, la exposición se controla alejando a los trabajadores de la zona en la que están expuestos a determinada cantidad de un agente tóxico. El esfuerzo de la intervención no está encaminado hacia el control de la cantidad de sustancia tóxica (en muchas situaciones, puede utilizarse un enfoque combinado). En el segundo caso, la frecuencia de la operación se utiliza para introducir los controles adecuados, no para establecer un horario de trabajo. Por ejemplo, si una opera- ción, como el desengrasado, es realizada rutinariamente por un trabajador, los controles pueden consistir en medidas de ventila- ción, sustitución por un disolvente menos tóxico o incluso auto- matización del proceso. Si la operación se realiza con poca frecuencia (p. ej., una vez al trimestre), los equipos de protección personal pueden constituir una alternativa adecuada (depen- diendo de muchos de los factores que se describen en esta sección). Como ilustran estos dos ejemplos, la frecuencia con que se realiza una operación puede afectar directamente a la selec- ción de controles. Cualquiera que sea la situación de exposición, la frecuencia con que un trabajador realiza las tareas debe tenerse en cuenta a la hora de elegir los controles.

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