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martes, 12 de marzo de 2013

Mal uso.

Hay diversos ejemplos de mal uso de la ropa protectora frecuentes en la industria. El mal uso suele ser consecuencia del desconocimiento de las limitaciones de la ropa protectora por parte de la dirección, los trabajadores o ambos. Un ejemplo claro de práctica incorrecta es el uso de ropa protectora no resistente a la llama abierta para trabajadores que manipulan disolventes inflamables o que trabajan en situaciones en las que hay llamas abiertas, hulla en combustión o metales fundidos. La ropa protec- tora confeccionada con polímeros, como el polietileno, puede resistir la combustión, pero al mismo tiempo fundirse y adherirse a la piel, lo que provoca quemaduras todavía más graves.

Un segundo ejemplo común es la reutilización de ropa protectora (incluidos los guantes) cuando algún compuesto químico ha contaminado su interior, de manera que la exposición del trabajador aumenta con cada uso. Una variación frecuente de este problema consiste en el uso de guantes de fibras naturales (cuero o algodón, por ejemplo) o el calzado personal para trabajar con compuestos químicos líquidos. Si éstos salpican las fibras naturales, quedarán retenidos durante mucho tiempo y migrarán hasta la piel. Otra variante del mismo error consiste en llevar la ropa de trabajo a casa para lavarla, una práctica que puede exponer a una familia completa a compuestos químicos nocivos,
si la ropa de faena se limpia junto con el resto de las prendas familiares. Como muchos compuestos no son solubles en agua, pueden difundirse a otras prendas sólo por acción mecánica. Se han documentado varios de estos casos de difusión de contaminantes, sobre todo en industrias de fabricación de pesticidas o tratamiento de metales pesados (como la intoxicación de familias de trabajadores que manipulan mercurio o plomo). Estos no son sino unos pocos de los ejemplos más llamativos de mal uso de la ropa protectora. Estos problemas se evitan sencillamente cono- ciendo el uso correcto y las limitaciones de este tipo de prendas. El fabricante y los expertos en salud y seguridad deben propor- cionar esta información.

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