Buscar

lunes, 7 de julio de 2008

Procesos no estratégicos en las tareas de vigilancia (II)

La detección e identificación de estímulos es más rápida cuando no existe incertidumbre temporal o espacial en relación con su aspecto. La incertidumbre temporal o espacial puede reducir el rendimiento en las tareas de vigilancia. Esta es la predicción esencial de la teoría de la expectación. La disposición óptima del observador requiere una certeza temporal y espacial. Obviamente, las tareas de vigilancia no son perfectas en este aspecto. Aunque la teoría de la expectación se centra fundamentalmente en un bajo rendimiento generalizado, también puede servir para justificar determinados aspectos de la disminución de la capacidad de vigilancia. Con señales infrecuentes a intervalos aleatorios, pueden existir niveles elevados de disposición inicial en momentos en los que no se recibe una señal; además, las señales pueden producirse cuando el nivel de disposición es bajo. Esto elimina los niveles altos de disposición en general, de forma que, sean cuales sean los beneficios obtenidos, se desvanecerán en el curso de una tarea.
La teoría de la expectación está en estrecha relación con las teorías de la atención. Las variaciones de las teorías de la atención en las tareas de vigilancia están relacionadas, naturalmente, con las teorías dominantes de la atención en general. Consideremos que una definición de atención sea la “selección de un proceso”
o la “selección de una acción”. Según esta consideración, los estímulos del entorno se seleccionan y se procesan con una eficacia elevada cuando contribuyen al plan de acción o al conjunto de tareas dominantes. Como ya se ha dicho, la selección se beneficiará de la existencia de expectativas precisas relacionadas con cuándo y dónde se producirán esos estímulos. Pero los estímulos sólo se seleccionarán si el plan de acción (el conjunto de tareas) está activo. (Los conductores de automóviles, por ejemplo, reaccionan ante los semáforos, el tráfico, etc.; los pasajeros no suelen hacerlo, aunque ambos están práctica- mente en la misma situación. La diferencia principal está entre los conjuntos de tareas de los dos: sólo el conjunto de tareas del conductor requiere una reacción ante los semáforos).
La selección de estímulos para su procesamiento se verá afec- tada cuando el plan de acción quede temporalmente desactivado, es decir, cuando el conjunto de tareas desaparezca durante un tiempo. Las tareas de vigilancia incluyen una serie de características que impiden el mantenimiento continuo del conjunto de tareas, como los ciclos cortos para procesar los estímulos, la falta de retroinformación y el pequeño reto que supone la motivación por la aparente dificultad de la tarea. Los denominados bloqueos pueden observarse en casi todas las tareas cognitivas sencillas de ciclo corto, como los cálculos aritméticos mentales simples o las respuestas rápidas en serie a señales sencillas. Se producen bloqueos similares en el mantenimiento de un conjunto de tareas durante la realización de una labor de vigi- lancia. No son inmediatamente reconocibles como respuestas retardadas, porque las reacciones son infrecuentes y los estímulos blanco que se presentan durante un período de ausencia del conjunto de tareas pueden no estar allí una vez terminada esa ausencia, de forma que se percibirá una falta en lugar de una reacción retardada. Los bloqueos se hacen más frecuentes a medida que aumenta el tiempo invertido en una tarea. Esto puede dar lugar a la disminución de la capacidad de vigilancia. Puede haber otros motivos para que se produzcan lapsus temporales de disponibilidad del conjunto adecuado de tareas como, por ejemplo, la distracción.

No hay comentarios: