Algunos estímulos no se seleccionan en función del plan de acción activo, sino por sus características. Estos son estímulos intensos, nuevos, que afectan la sensibilidad del observador, que tienen un comienzo abrupto o que, por cualquier otro motivo, pueden requerir una acción inmediata independientemente del plan de acción del observador. Es difícil no detectar dichos estímulos. Estos atraen la atención de forma automática, como por ejemplo, en la respuesta de orientación, que implica un cambio de dirección de la mirada hacia la fuente del estímulo. Sin embargo, el hecho de prestar atención al timbre de una alarma no se considera normalmente una tarea de vigilancia. Además de los estímulos que atraen la atención por sus propias caracte- rísticas, existen estímulos que se procesan automáticamente como consecuencia de la práctica. Estos parecen surgir de forma repentina del entorno. Este tipo de procesamiento automático requiere una amplia experiencia con el llamado mapa cohe- rente, es decir, la asignación coherente de respuestas a los estímulos. Una vez se ha desarrollado el procesamiento automático de los estímulos, es probable que la disminución de la vigilancia sea muy pequeña o incluso inexistente.
Finalmente, la tarea de vigilancia se resiente por la falta de activación o “arousal”. Este concepto se refiere de forma bastante global a la intensidad de la actividad neurológica, que va desde el sueño hasta un alto grado de excitación, pasando por la vigilia normal. Uno de los factores que se piensa que afecta a la activación es la estimulación externa, que es bastante baja y uniforme en la mayoría de las tareas de vigilancia. Así, la intensidad de la actividad del sistema nervioso central puede disminuir en el curso de una tarea de observación. Un aspecto importante de la teoría de la activación o del arousal es que rela- ciona el rendimiento durante la tarea de vigilancia con varios factores orgánicos o con factores de situación independientes de la tarea.
Finalmente, la tarea de vigilancia se resiente por la falta de activación o “arousal”. Este concepto se refiere de forma bastante global a la intensidad de la actividad neurológica, que va desde el sueño hasta un alto grado de excitación, pasando por la vigilia normal. Uno de los factores que se piensa que afecta a la activación es la estimulación externa, que es bastante baja y uniforme en la mayoría de las tareas de vigilancia. Así, la intensidad de la actividad del sistema nervioso central puede disminuir en el curso de una tarea de observación. Un aspecto importante de la teoría de la activación o del arousal es que rela- ciona el rendimiento durante la tarea de vigilancia con varios factores orgánicos o con factores de situación independientes de la tarea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario