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lunes, 16 de febrero de 2009

Compatibilidad estímulo-estímulo (E-E) y respuesta-respuesta (R-R)

Inicialmente, se distinguió entre la compatibilidad E-E y R-R y la compatibilidad E-R. Un ejemplo clásico de la compatibilidad E-E sería el intento, a finales del decenio de 1940, de complementar el sonar con señales visuales para lograr una mejor detec- ción de la señal. Una de las soluciones fue incorporar un rayo de luz horizontal con perturbaciones verticales de izquierda a derecha y que no hacía sino reflejar de modo visual la señal potencial y el ruido de fondo. La señal consistía en una perturbación vertical ligeramente mayor. Los experimentos mostraron que la combinación no producía mejores resultados que la señal auditiva por sí sola. Esto se explicó por una baja compatibilidad E-E: la señal auditiva se percibe como un cambio de intensidad, por lo que el apoyo visual correspondiente a este cambio de tono debería ser un cambio de brillo, ya que éste es el cambio visual análogo al cambio de tono auditivo.
Es interesante observar que el grado de compatibilidad E-E se corresponda directamente con la habilidad de los individuos en una prueba de modalidades cruzadas. En este tipo de pruebas, se pide a los sujetos que indiquen la intensidad auditiva que corresponde a cierto brillo o peso. Este enfoque se ha vuelto bastante común en los estudios sobre el ajuste de las dimensiones sensoriales, ya que evita la asociación de estímulos sensoriales a cifras. La compatibilidad R-R se refiere a la correspondencia de movimientos simultáneos o sucesivos. Algunos movimientos se coordinan más fácilmente que otros, lo que nos muestra unas restricciones claras en relación con la forma más eficaz de realizar determinadas acciones, como por ejemplo, accionar sucesivamente varios controles.
Los ejemplos anteriores muestran claramente cómo los temas de compatibilidad intervienen en toda interacción hombre-má- quina. El problema es que los efectos de la baja compatibilidad suelen ser mitigados por una práctica extendida y, de esta manera, se mantienen encubiertos o no se tienen en cuenta. Además, aún cuando las relaciones representación-control se practican con frecuencia y no parecen afectar al rendimiento, sigue existiendo una mayor probabilidad de error. La respuesta compatible errónea es pues un competidor de la respuesta incompatible correcta y es probable que aparezca en alguna ocasión, con el riesgo evidente de accidente. Además, la cantidad de práctica necesaria para dominar relaciones E-R incompatibles es enorme y, básicamente, una pérdida de tiempo.

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