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viernes, 20 de febrero de 2009

DISEÑO PARA GRUPOS ESPECIFICOS

Al diseñar un producto o un proceso industrial, se piensa siempre en el trabajador “medio” y “sano”. La información sobre las capacidades del ser humano, como la fuerza muscular, la flexibilidad corporal, el alcance del brazo y muchas otras características, se obtiene de los estudios empíricos llevados a cabo durante el reclutamiento militar y refleja datos y medidas válidas para el varón medio de unos veinte años. Pero la población activa está compuesta por personas de ambos sexos y de edades diferentes, por no hablar de la gran variedad de capacidades y tipos físicos, niveles de salud y estado físico, y capacidades funcionales. En el cuadro adjunto se ofrece una clasificación de las distintas clases de limitaciones funcionales según la Organización Mundial de la Salud. Actualmente, el diseño industrial no tiene en cuenta las capacidades (o discapacidades) de la mayoría de los trabajadores y debería tomar como punto de partida para el diseño un porcentaje más amplio de la población. Está claro que la carga apro- piada para un joven de 20 años puede llegar a sobrepasar la capacidad de un trabajador de 15 o de 60 años. Compete al diseñador tener en cuenta tales diferencias, no sólo a nivel de eficacia, sino también para prevenir los accidentes y enfermedades laborales.
Los avances tecnológicos han ocasionado que el 60 % de los puestos de trabajo en Europa y Norteamérica sean puestos en los que para realizar un trabajo hay que permanecer sentado. La carga física en el trabajo es, como media, mucho menor que antes, pero todavía quedan muchos puestos de trabajo que exigen esfuerzos físicos no adecuados para la capacidad humana. En algunos países en vías de desarrollo todavía no existen los recursos tecnológicos suficientes para mitigar de forma significativa la carga física que ha de soportar el trabajador. Y en los países tecnológicamente avanzados, aún es habitual que el diseñador tenga que adaptar sus planteamientos a las limitaciones impuestas por el producto o el proceso de producción, reduciendo u omitiendo cualquier concesión a los factores humanos relacionados con la discapacidad o con la prevención de posibles daños causados por la carga de trabajo. Para solucionar dichos problemas, se debe educar a los diseñadores para que presten más atención a estos factores y expresen los resultados de su estudio en un documento de requisitos del producto (PRD). El PRD contiene el conjunto de requisitos que el diseñador debe cumplir para conseguir tanto un determinado nivel de calidad del producto como la satisfacción de las necesidades de las capa- cidades humanas en el proceso de producción. Aunque sea poco realista exigir que el producto se ajuste al PRD a todos los niveles debido a la necesidad de compromisos inevitables, el método que más se acerca al planteamiento para conseguir estos objetivos es el diseño ergonómico del sistema (SED), que se comentará a continuación, junto con otros dos enfoques alternativos.

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